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Samos e Ikaria; navegar al este del Dodecaneso

 

 

A poco más de 20 millas hacia el este de la famosa isla de Mikonos se encuentra la montañosa isla de Ikaria, tan salvaje y escarpada como tranquila y pausada.

 

Y sólo a unas pocas millas más al este aparece Samos, la joya verde del Mar Egeo.

Dos destinos de auténtico placer, variados, complementarios y perfectos para unas buenas navegaciones.

Ikaria Salvaje

 

Tan salvaje como escarpada pero de enorme belleza, tanto para circunnavegar, cómo para descubrir sus montañosos paisajes interiores. En Ikaria todo acontece de forma pausada y a un ritmo “easy going”. No existe el stress. Cómo dato relevante, Ikaria tiene el record de longevidad en Europa, quizás por su vida tranquila, por la comida sana y la dieta mediterránea.

 

 

Quizás porque sus aguas termales curan las todas las dolencias, o porque las tarde transcurren disfrutando la sencillez de unas vistas que invitan a la meditación al borde del mar. Porque su escarpada orografía obliga al ejercicio aeróbico, o quizás porque el héroe mitológico Dédalo protege estas tierras en la que enterró a su hijo Icaro tras caer al mar al perder sus alas fundidas por el calor del sol al volar demasiado alto.

 

 

Ikaria es una isla auténtica, con gentes familiares y acogedoras, alejada del turismo de masas, y perfecta para quien disfruta del mar bravío y unas vistas de infarto. Está muy expuesta al Meltemi y por tanto dejar pasar el verano es buena idea, ya que no existen muchos resguardos al potente viento del norte.

 

 

No encontraremos marinas de super lujo, pero en su bella capital Agios Kirykos en la costa sureste tendremos un puerto seguro con numerosas tabernas y tiendas en donde comprar comida fresca, y con servicios de agua, luz y combustible. Dónde se encuentra el monumento con escultura de bronce en honor a Icaro.

 

 

Con el barco ya amarrado lo suyo es alquilar un ciclomotor o un pequeño coche para realizar excursiones a las termas de Therma de aguas supuestamente curativas, aunque algo radioactivas… Desde aquí salen ferries a las pequeñas islas de Fourni en dónde según cuentan cayó Icaro tras derretirse la cera de sus alas.

 

 

En la costa norte podemos navegar hasta el pintoresco pueblo de Endilos, con su gran puerto rodeado de tabernas y casitas de estilo neoclásico.

 

 

Una vez reavituallados, podemos costear Ikaria, fondeando en diferentes calas y playas con Nas Beach en donde encontramos un antiguo templo de Artemis, siempre que no sople Meltemi. El pueblo de Armenistis y Livadi Beach también son opciones muy recomendables, siempre que no sople el Meltemi.

 

 

La costa sur está más protegida, siendo la playa Seicheles la más famosa de la isla por la espectacularidad de sus aguas turquesas en mitad de un entorno salvaje. El acceso no es fácil ya que hay que descender por la ladera de una montaña llena de piedras y luego acceder por un camino asiendo un cabo para bordear las rocas que nos recuerdan a la tan famosa Seychelles.

 

 

Más delante navegamos para recorrer varias calas rocosas de aguas cristalinas hasta llegar a Karkinagri un pequeño y muy auténtico pueblo pesquero en la punta suroeste de Ikaria. Su puerto es diminuto pero precioso y muy tranquilo.

 

 

Desde Agios Kirykos en singladura hacia Samos, pasaremos con el archipiélago de las Islas Fourni, de excepcional belleza, y que ofrecen algunos de los mejores sitios para fondear en todo el Mar Egeo. Desde allí podemos esperar, en caso de Meltemi, para saltar el canal que nos separa hasta Samos.

 

 

La sorprendente isla de Samos

Decir que Samos es una de las islas más verdes del Egeo es del todo correcto, pero no hace honor a lo que vamos a descubrir en sus maravillosas costas y carreteras interiores. Separada por un estrecho canal de poco más de 2 kilómetros de las costas de Turquía Samos esconde pueblos costeros con un sorprendente encanto y calas extremadamente protegidas, para pasar largas temporadas fondeando el barco de rincón en rincón.

 

 

Cada isla griega tiene un identidad especial y única. Samos es sobre todo una isla amable y relajada, especialmente para los navegantes que busquen costas protegidas y tranquilas a pesar el Meltemi veraniego. En cada paraje privilegiado encontraremos un pintoresco pueblo y sus correspondientes tabernas al mismo borde del mar. Al menos debemos contar con 4 ó 5 días para su visita, que ciertamente disfrutaremos si extendemos al doble de tiempo, especialmente si dada la cercanía de la costa turca decidimos hacer alguna incursión fuera en Kusadasi en donde podemos hacer la “clearances” para estas aguas y pasar a descubrir esta impresionante costa de Éfeso.

 

 

Las guías de turismo hablan de su famoso vino dulce conocido como “Muscat” o de su pasado glorioso, o ser la isla en la que nació y vivió el matemático Pitágoras que ha dado nombre a su pueblo pesquero de nombre Pythagorio, o ser también el hogar del también famoso filosofo Epicuro. Pero Samos hay que visitarlo y disfrutarlo por sus cuatro costados, saboreando sus paisajes costeros, visitando su interior y el espectacular templo de Heras (Heraion) declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, alquilar un coche y perderse por sus distintos recorridos.

 

 

 

Puertos y amarres en Samos

Encontramos dos puertos principales siendo Vathy  (el pueblo de Samos) su capital, muy animada y de tráfico simplemente caótico. Aunque su largo paseo marítimo está lleno de cafés y restaurantes, creemos que existen sitios mejores para disfrutar la comida griega, pero el puerto está muy protegido de todos los vientos excepto si entra un Sur demasiado fuerte.

 

 

Prefiero fondear frente al paseo marítimo en la amplia bahía con fondo de arena y fango por lo que no está de más largar cadena a saco, especialmente si esperamos vientos. Además no tendremos que pedir amarre en el club náutico de Samos muy abarrotado en temporada alta, y con todos los servicio de agua, electricidad y carga de combustible. Cerca encontraremos supermercados y fruterías a pocos minutos andando.

 

 

Sin duda nos pareció más amable, recogido y encantador el puerto de Pythagorio en su costa Sur, rebosante de tabernas y de una densa historia milenaria. Es realmente el antiguo y primer puerto de Samos en donde nos costará elegir entre las muchas tabernas para salir a cenar, mientras el barco descansa perfectamente protegido de un posible Meltemi, aunque debamos prestar atención a los vientos de componente sur. Por supuesto el amarre se efectúa a la griega, soltando cadena a una 4 ó 5 esloras del muelle y dando atrás hasta llegar a los bolardos de amarre. También encontraremos agua y luz, pero tendremos una oferta de servicios más limitada que en la actual capital Vathy.

 

 

En el interior además de Heraion, podremos conocer los túneles de Eupalinos que son una maravilla de la ingeniería milenaria y su bello castillo.

Pero donde Samos brilla es por sus múltiples calas y puertos naturales, perfectos para escapar de las multitudes y el gentío de turismo veraniego. Lugares perfectos para fondear y pasar la noche antes de avanzar al siguiente destino.

 

 

En la costa norte hay un antiguo puerto de pescadores Kokkari de gran encanto con un pequeño puerto deportivo pero incómodo si sopla fuerte Meltemi. Más allá hacia el oeste se encuentra Lemonakia Beach con dos calas de cantos rodados y muy buen agarre, en donde el agua turquesa nos invitará a pasar varias jornadas.

 

 

Existe una cala más aislada pero de aguas espectaculares aún más al oeste con fondos cristalinos en un lecho de arena blanca, pero sólo recomendable para días de viento muy flojo, al estar muy desprotegida.

 

 

La costa sur de Samos también esconde tesoros dignos de referencia, como Ornos Marathokampuo, una larga y arenosa bahía cerca del pueblo de mismo nombre. Es un excelente destino para fondear y pasar la noche disfrutando de sus tabernas y chiringuitos de playa. Su fondo de arena es perfecto para cualquier ancla.

 

 

Un poco al este aparece Psili Ammos con una de las playas más famosas de todo Samos de arena super fina y aguas someras, frente a la que fondear vigilando los cambios de viento, pues está muy abierta al sur y al sureste.

 

 

Posidonio es otra de zona muy tranquila al este Pythagorio con varias calas y fondear estupendos rodeados por varias agradables tabernas y con algunos hoteles, en dónde NO tendremos que soportar los insufribles instigadores de la “matraca” de la posidonia Balear.

 

 

 

 

 

 

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