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2.013

 

 
 
 

     
 

Luchar contra el fuego a bordo

 

Es importante saber como luchar contra él, como protegerse y conocer las reglas esenciales para nuestra seguridad. Debemos saber como evitar su propagación o mejor aún, su inicio.

Existen mucho datos sobre el fuego a bordo con los que poder sacar nuestras propias conclusiones. La casi totalidad de los incendios en barcos podrían evitarse con detectores de humos que avisen del  

inminente desastre. En todos los edificios, hoteles, e instalaciones actuales, el código técnico para la construcción obliga a la instalación de detectores de humos que disparen alarmas y sistemas contra-incendios. En trenes, aviones, apartamentos, colegios, hospitales, encontramos detectores de humo…Y es que funcionan…

Cuando se produce un incendio es fundamental poder atajarlo en los primeros instantes, antes de que ocurra su propagación y las muy altas temperaturas casi siempre incontrolables.

 

…el 55% de todos los incendios tienen un origen eléctrico…

 

Fuego en el barco

A pesar de no faltar agua a nuestro alrededor, los barcos son potencialmente peligrosos al estar fabricados con materiales combustibles, almacenar depósitos de gasolina, poder retener gases explosivos y poseer sistemas eléctricos en la electricidad del pantalán o del parque de baterías que pueden actuar como iniciadores al estar en mal estado por la humedad del ambiente, la corrosión o la sobre demanda de potencia debida a convectores de calor durante el invierno.

 

Al contrario de la industria de la automoción o la construcción en la que se exige la utilización de materiales fuego retardantes o ignífugos, en los barcos no existen materiales sustitutivos o son muy caros. La resina de poliéster con la que están fabricados la mayoría de ellos, una vez en combustión, arden con una energía pavorosa. De la madera o de los cientos de litros de combustible en los tanques no es necesario hablar….

 

 

El primer dato relevante que debemos recordar es que el 55% de todos los incendios tienen un origen eléctrico. Si una conexión, un empalme entre dos cables, un interruptor o un contacto está corroído por el ambiente marino, se convierte en una zona en la que la conductividad eléctrica queda comprometida. La zona oxidada se ha convertido en una resistencia eléctrica. Y es bien sabido que toda resistencia eléctrica produce calor por el efecto joule, al circular la corriente. El “foco” del desastre ¡está servido!

 

Utilizar cables eléctricos de poca sección para la potencia consumida, especialmente en invierno cuando enchufamos más watios del pantalán, para calentar nuestros camarotes, también puede ser peligroso. Si quiere comprobarlo, no tiene más que coger la típica “manguera” eléctrica y conectar un par de calentadores de aire, y esperar un ratito. Toque la manguera y comprobará que esta se ha calentado inesperadamente. Utilice aún algo más de potencia en el circuito y el problema está próximo.

 

El resto de causas no eléctricas incluyen problemas con la refrigeración de los motores , fallos en la alimentación de combustible, montajes inadecuados de los tubos de escape, pucheros en la cocina descuidados, o cigarrillos mal apagados.

 

Fuego a bordo: Todas sus causas

Más de la mitad de los fuegos tienen un origen eléctrico y de estos la mayoría proceden de cortocircuitos o cableados en mal estado, de los circuitos de corriente continua a 12/24 voltios.

 

  

 

Es decir, el mayor causante de los fuegos a bordo proviene de fallos en los sistemas de corriente continua. Las vibraciones del motor pueden provocar rozamientos en cableados mal montados que acabarán pelando sus fundas de plástico hasta hacer un cortocircuito. En total los problemas relacionados con la corriente del pantalán de 220 voltios suman un 11% de todos los incendios y en muchos casos la causa está en la propia toma de corriente del barco al pantalán.

 

Una cuarta parte de todos los incendios a bordo, el 24%, se deben a causa relacionadas con sobrecalentamientos en el sistema de propulsión. Y en muchos de estos casos, la causa final se debe a una obstrucción el circuito de refrigeración, que a su vez produjo el sobrecalentamiento. Suelen ser fuegos más controlables y con mucha generación de humo al quemarse aceites del motor. Nunca ventile el compartimiento pues con el aire nuevo entrará más oxigeno que avivará las llamas. La forma de combatirlo es con el disparo de extintores a través de las aperturas destinadas para ello. Revise las rodetes (“impeller”) de refrigeración del motor y el filtro de agua de mar para asegurar una buena refrigeración de los sistemas mecánicos.

 

 

ESTADÍSTICAS

 

 

El 8% de los incendios procede de problemas con los sistemas de alimentación de combustible o perdidas de combustible de los depósitos. Originan los peores incendios que conducen siempre a la total destrucción del barco pues son incontrolables. Los tanques de combustible de los barcos son mucho más voluminosos que los de los coches y en el caso de las gasolinas (frente al diesel) son potenciales bombas explosivas.

 

El 95% de estos incendios se producen en barcos de gasolina frente a solo un 5% con combustible diesel. Los problemas suelen provenir de racores en mal estado o tubos de alimentación picados.

 

 

En este tipo de incendios, las negligencias tienen mucho que ver. Se conocen casos de incendios generados al intentar arrancar un motor lanzando gasolina directa a la admisión de los carburadores, o por ejemplo al llenar los tanques por encima del máximo…

 

 

Derramar gasolina en la sentina

...Llenamos el tanque de gasolina y al día siguiente observamos con enorme preocupación como los 200 litros del depósito, no se sabe cómo, han ido a parar a la sentina... El caso es real y le ocurrió hace pocos años al armador de una potente lancha equipada con motores de gasolina.

 

En vez de llamar a los bomberos acudió a su mecánico que con buen criterio apagó el circuito de las baterías y comenzó a bombear la gasolina derramada a unos depósitos de plástico. De repente se produjo una fuerte explosión que destruyo el barco y otras cinco embarcaciones  vecinas de pantalán, dejando otros 3 barcos bien dañados, dos personas heridas en el hospital y otras tres con quemaduras leves. ¿La causa? Posiblemente una chispa en la bomba utilizada para el achique o un chispazo electrostático en el ambiente explosivo reinante en la sentina.

 

Si el derrame es importante, y especialmente con gasolinas, debemos llamar sin dudarlo a los bomberos que saben cómo lidiar con estas situaciones. En este caso, hubiera sido necesario remolcar  el barco con un cabo a un muelle de espera, sin otros barcos vecinos y haber procedido a bombear con una bomba propulsada por aire comprimido sin electricidad y posibles chispas, además de haber lanzado espuma que impidiera la producción de nuevos gases explosivos.

 

 

Tres  errores típicos de debemos evitar

Los siguientes 3 escenarios se llevan “la palma” en lo que a causas de incendio se refieren. Si sabemos cómo evitarlos, habremos reducido drásticamente nuestra exposición al desastre.

 

Escenario 1: Por causa de un problema eléctrico, se produce una pequeña combustión sin llama que solo genera calor y mucho humo. Hay armadores que dejan enchufado un convector de calor, un deshumificador, cargadores de baterías, y demás enseres eléctricos que consumen muchos amperios. En la mayoría de los casos el desastre se producen cuando no hay nadie a bordo, pero serían fáciles de delatar con un detector de humos.

 

Cuando no esté en el puerto para vigilar su barco, no deje conectado aparatos eléctricos ni cargadores de baterías. Debemos cortar los interruptores de las baterías. De esta forma evitamos casi en su totalidad la posibilidad de un incendio por causas eléctricas.

 

Si nadie se da cuenta, el foco de calor acaba prendiendo los materiales de alrededor generando una mayor combustión que en poco tiempo mostrará su aspecto más feroz en el exterior del barco. Entonces el asunto ya se ha desbocado y está fuera de control. Lo único importante en ese momento es intentar salvar los barcos de los amarres vecinos para evitar la propagación y un horror como el ocurrido en Barcelona hace pocos años, o por ejemplo el de una marina en Estados unidos en la que se calcinaron 30 barcos.

 

 

Escenario 2: El fuego se desata mientras navegamos en aguas abiertas. En este escenario el 90% de los fuegos se producen en la sala de máquinas o alrededor del motor en los barcos pequeños. En la mayoría de los casos el fuego comienza a propagarse ajeno al conocimiento de la tripulación que disfruta en cubierta de la navegación. En muchos casos el fuego es descubierto cuando ya es demasiado tarde o la cosa es difícilmente controlable, lo cual obliga a salir de estampida a una balsa salvavidas o en algunos casos tener que saltar al mar para no morir quemados.

 

 

Escenario 3: Cuando acabamos de rellenar el tanque de gasolina o cuando el calor aprieta mucho en verano y nuestro barco de motores de gasolina llevan unos días sin ser utilizados, corremos un buen peligro debido a los vapores de gasolina que al ser más pesados que el aire, se acumulan en la sentina creando una bomba de relojería. Sólo hace falta una pequeña chispa para generar una potente y repentina explosión, que en algunos casos conduce a la total destrucción del barco y a la muerte del armador. En este escenario el detector de humo no tiene ninguna utilidad y debemos utilizar detectores específicos que nos avisan de la alta concentración de vapores de gasolina.

 

 

La vía de escape

Debemos pensar siempre en una vía de escape que nos permita escapar del fuego. La sala de máquinas y cocinas deben ofrecer una segunda salida a través de algún tambucho o salida de emergencia. En teoría todo camarote debería ofrecer una salida además de la puerta por la que hayamos entrado, pero esto a veces resulta complicado sino imposible en los barcos de pequeña eslora.

 

Los tambuchos dan la salida a cubierta y por esta razón debemos tener cuidado en no obstaculizar estas ventanas por obstáculos insalvables como mesas o neumáticas amarradas en la cubierta.

… El 80% de los barco con detectores de humo son capaces de detectar el incendio a tiempo…

 

Real como la vida misma

No piense que el desastre no le puede ocurrir a usted mismo. Eso es exactamente lo que pensaban los que sufrieron un drama de este calibre. En el año 2010, en un lujoso yate de 23 metros, los 7 tripulantes se vieron atrapadas por el fuego, 2 de las cuales no podían escapar de un camarote cuando las llamas habían invadido el salón y la cocina, al ser demasiado estrecha la ventana. Afortunadamente fueron salvadas por los bomberos que abrieron un boquete en la amura poco antes de que el barco se hundiera en el puerto. Un sencillo y baratísimo detector de humos en cada estancia del barco habría evitado el desastre y la pérdida de un barco de 6 millones de euros. Todo los detectores de humos deben estar conectados a una potente sirena que suene en la cubierta y que ponga a todo el barco sobre-aviso.

 

Durante la navegación, el 90% de los incendios a bordo se producen en la sala de máquinas o cerca del motor de propulsión. En mar abierto no hay escapatoria a parte de lanzarse al agua. Un detector de humos cerca de los motores es fundamental, pues el humo denso siempre acompaña en los comienzos a cualquier incendio. Durante un trayecto corto entre calas, el armador notó que había humo que procedía de la sala de máquinas. La activación de los extintores fijos situados en la sala de motores falló sin que se pudiera hacer nada por salvar al barco, aunque afortunadamente las tripulación salvó el pellejo al tirarse al agua con la balsa y una VHF portátil.

 

 

Las estadísticas son claras. Si el incendio se produce en un barco que tenga instalado alarma con detectores de humos, el 80% de los incidentes acaba bien al poder ser controlado en fuego en sus primeros momentos.

 

 

Detectores de gas y de humo

Lo cierto es que no son pocos los incendios que se producen a bordo y que estos se hubieran controlado con una alarma temprana. Las normas que aplica Marina Mercante respecto a los obligatorios detectores de gas es adecuada, pues este tipo de detectores está en muchos casos pensado para detectar también el peligroso monóxido de carbono. Pero el detector de humos es tan o más necesario que el de gas. La mayoría de los detectores de humos que se utilizan en las viviendas son válidos para el ambiente marino y por ello pueden ser utilizados sin ninguna adaptación. No es cuestión de legislar sobre ellos. Es cuestión de aplicar el sentido común en instalarse uno al menos en la sala de motores. En muy pocos casos estos detectores producen un falso “positivo” y aunque así fuera, bienvenido sea si a cambio nos tiene protegidos de la posibilidad de un fuego a bordo.

 

Monoxido de carbono; peligro mortal

El CO es un gas inodoro, transparente y mortal al bloquear y destruir la hemoglobina de los glóbulos rojos de la sangre, lo cual conduce rápidamente a la muerte por asfixia. Y en cualquier combustión imperfecta (y son casi todas) se desprende este peligroso veneno.

 

Los casos de intoxicación por monóxido en los barcos son casi siempre mortales. Las cifras de la industria náutica en Estados Unidos son claras al respecto. En los últimos 3 años se han contabilizado 248 casos de incendios con 4 muertes y en ese mismo período se registraron 15 casos de intoxicación por monóxido de carbono con un resultado de 6 muertes. En realidad en este mismo período ocurrieron muchos más incendios, pues los guardiamarinas sólo registran los incendios ocurridos en barcos navegando a los que dan asistencia, mientras que los numerosos incendios de los puertos no figuran en estas estadísticas.

 

 

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