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Cosas del fondeo

 

 

Primera hora de la mañana. Me acabo de levantar y el viento sopla ya bien fuerte, aunque desde la protegida bañera del cata casi ni te enteras.

 

¡Marta! ¡Ese barco de al lado está garreando a toda caña!

 

Me quedo observando el panorama y constato que otros barcos garrean en la misma dirección...

¡Oye! ¡Pero es otro barco garrea también a tope! Y al cabo de un minuto... ¡Y ese también!... pero que mal fondea la "peña" en el Dodecaneso...

Ostras... ¡Carajo! que somos nosotros los que hemos desprendido el ancla y

 

nos piramos a las rocas a toda velocidad... Aún medio desnudo, arranco motor y me tiro al botón del molinete en bañera para recoger cadena, e inmediatamente meter avante y ufff... todo en orden. Del tirón nos vamos a navegar, buscando otro lugar. Moraleja: Si son varios los barcos que garrean a la vez, ojo, pues es muy posible que NO sean ellos, sino nosotros, los que estamos en problemas...

 

 

 

Estamos en la isla de Leros, Grecia, en dónde llegamos ya entrada la noche y la verdad, la maniobra de fondeo la hicimos sin demasiadas contemplaciones mientras admiramos la bella bahía salpicada de puntitos luminosos de las numerosas tabernas. Arriba en la colina más alta se encuentra el impresionante castillo medieval majestuosamente iluminados mediante focos anaranjados.

 

Al llegar a eso de las 12 de la noches, estábamos reventados de tanta navegación y el mar se encontraba como un plato sin presagiar el ventarrón que se levantaría durante la madrugada. Neumática al agua y rumbo directo a la primera taberna, para deleitarnos con una buena cena griega. De la neumática saltamos a una de las mesas dispuestas en la playa, en dónde nos espera un Salsiki, un Saganaki y por supuesto una cerveza Mithos.

 

 

 

Pero con al amanecer, empezó a soplar un Meltemi que crecía poco a poco, mientras dormíamos apaciblemente...

 

Seguro que lo has observado en cualquier estación del Metro. El tren empieza a moverse, y al cabo de unos segundos te percatas que en realidad, el que se ha largado es el otro convoy. A pesar de llevar decenas de años navegando y estar aburrido de hacer fondeos… esto es justo lo que nos pasó.

 

 

 

 

La regla de 3 veces la profundidad

 

Pues eso… No es más que una regla y dependerá mucho su aplicación de varios asuntos importantes. Si estamos a 4 metros de profundidad debemos recordar que la distancia desde la superficie del mar al barbotén también cuenta. Y por tanto a los 4 metros de fondo, debemos sumar uno o dos metros, antes de multiplicar por 3 para conocer los metros de cadena a filar.

 

 

 

 

¿Por 3? Pues lo suyo es llevar cadena de más y si multiplicamos por 5 mejor. En este ejemplo pongamos 4 +1 =5 x5 =25 metros de cadena. Pero esta “regla” es extremadamente variable y si el mar está como un plato y vamos a estar un rato en fondeo a pasar la tarde, con la mitad de cadena tendremos de sobra.

 

Pero en Leros, con fondo de barro y llegada nocturna sin saber ni dónde tiras el ancla,… a pesar de estar a 4 metros de fondo, 30 ó 40 metros de cadena fueron del todo insuficientes, y nos "piramos" garreando sin contemplaciones. En estos casos suelo aplicar la regla del 7 a uno, o mejor aún, y si esperamos temporal debemos multiplicar la profundidad por un factor de 10… ¡toda lo que lleve fuera, 50 ó 70 metros da igual!

 

Si bien el tipo de ancla es importante, la cantidad de cadena lo es aún más. Y aún más importante es el tipo de fondo al que nos enfrentamos. Si estamos en fondo rocoso y enganchas con el ancla un saliente, no te moverás aunque saques a penas poco más que la profundidad, hasta el punto que si enrocas…  ¡ya no te moverás jamás, hasta que bajes buceando a desenrocar!

 

 

 

 

Asunto importante es el control de la cantidad de cadena que sacamos. Lo mejor es un buen cuenta-cadenas, pero el truco de los eslabones pintados cada 10 metros, o con bridas de colores es válido, siempre y cuando no metamos la pata con la lectura del código de colores!

 

 

 

Llegar con buena luz

 

La moraleja parece clara… Siempre que sea posible, es mejor llegar con luz al lugar de fondeo, para poder elegir el sitio y el tipo de fondo sobre el que vamos a largar el ancla. Recorrer despacio la zona de fondeo es importante para calcular los espacios de borneo y no tener que levantar el ancla, si nos echamos encima de otro barco.

 

Trataremos de imaginar cómo evolucionarían los barcos, cuando cambie la dirección del viento con el atardecer. Y si crees que puedes llegar alcanzar a otro barco, lanzándole un huevo, es que estáis demasiado cerca… Levanta el ancla y repite la maniobra.

 

 

 

 

Una vez largada la cadena estimada, me gusta meter atrás durante unos segundos, hasta ver que el barco toma arrancada y en ese momento pongo punto muerto y espero a que de repente el barco quede suavemente frenado por la línea de fondeo. Si estamos atentos a la maniobra, se nota claramente el frenazo, que nos asegura que el ancla está haciendo su trabajo.

 

Ojo con los sitios donde la costa cae casi a pico como ocurre en algunas islas eólicas de Italia. Estando pegado a 30 metros de la costa, ya tenemos 25 metros de fondo. En estas circunstancias tendríamos que llevar más de 100 metros de cadena para poder fondear con cierta tranquilidad.

 

 

 

 

Y lo malo de largar mucha cadena para llegar abajo es que tendremos una línea muy pesada hasta alcanzar el fondo marino, lo cual hará trabajar muy duro al motor del molinete. Peor aún es si salta un eslabón del barbotén, cómo me pasó en las cuevas del sur de Formentera. Si la cadena salta un momento del barbotén (y a veces ocurre), debido al enorme peso en vertical, empezará a correr desenfrenadamente fuera del barbotén hacia abajo, sin posibilidad de ser detenida….

 

A no ser que actuemos como se me ocurrió. Saltar como un tigre desde la bañera con un cojín de baño y pisar la cadena con todo el peso, pero a través del cojín que actuará como zapata de frenado y nos protegerá de una herida segura. Funcionó y con ello nos ahorramos tener que subir 60 metros de cadena y sobre todo evitar el tironazo del final de cadena atada a un cabo que si no está bien sujeto partirá o arrancará el grillete de final de línea, haciéndonos perder toda la línea de fondeo…

 

 

 

 

Cuidado con el barbotén

 

Sea como fuere, y ocurra lo que ocurra, ante la duda debemos defendernos y si la maniobra no está clara, no meter la mano en la línea de fondeo o en el barbotén. Mal utilizado, el molinete puede resultar MUY peligroso. A veces no somos conscientes de ello. Que se lo pregunten a mi buen amigo Jesús, que al estar fondeando y con muy buena mar, de alguna manera inesperada pisó el pulsador de activación del molinete mientras trabajaba en la cadena. Su mano quedó atrapada entre la cadena y el barbotén destrozándole uno de sus dedos (con pérdida de una de las falanges...)

 

 

 

La botella de buceo

 

 

Por este otros motivos, el equipo de buceo ligero (botella de 5 litros con "back-pack”, y gafas de buceo con aletas, es casi tan fundamental como un buen molinete. Ya nos la hemos visto, en situaciones comprometidas, con el ancla enrocada y el viento levantándose por la mañana, lo cual no sé, si es aún peor que salir de estampida garreando.

 

La botella en estos casos es simplemente un “chollo”, que nos permite bajar cómodamente respirando sin agobios y estudiar tranquilamente la situación de esa cadena despistada, que ha dado dos vueltas a un pináculo y pretende ahorcar ese pedazo de roca submarina. La mueves a mano, la colocas como toca, a veces con cuidado para que su movimiento no te pille los dedos en pleno buceo y todo arreglado.

 

Pero para mí, aún es más importante contar con el equipo de buceo por la tarde (y si no llegas por noche…), bajar a darte una vuelta submarina y localizar un muerto abandonado, un saliente interesante, un hoyado rocoso por el que pasar una eslinga, o simplemente por el placer de recorrer un poco los fondos submarinos allá dónde fondeemos. De esta manera sí se duerme con tranquilidad.

 

 

 

 

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