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Minería submarina; Tesoros inquietantes

 

 

La nueva frontera de la minería se encuentra a miles de metros bajo la superficie del mar. Los océanos cubren más del 60% de la superficie de nuestro planeta, escondiendo una inimaginable cantidad de recursos... Pero la explotación submarina implica un enorme riesgo para la vida marina y todo el ecosistema submarino

Fondos a varios miles de metros, donde se esconden nódulos y agregaciones muy ricas en metales como el cobalto, mobildena, cobre, manganeso, níquel y distintas tierras raras, indispensables para las industrias

electrónicas, las telecomunicaciones o la automoción.

La empresas mineras están dirigiendo las miradas a los fondos marinos, sin poner demasiada atención en los riesgos que supone esta extracción de mineral. En diferentes zonas del lecho marino se extienden campos tapizados por pequeñas esferas oscuras, conocidas como nódulos polimetálicos formados por una masa rocosa del tamaño de una patata y de los que se pueden extraer diferentes metales pesados.

 

 

Sólo en la zona Clarion-Clipperton del pacífico, cerca de las Islas Cook, se estiman que existen 21.000 millones de toneladas de nódulos metálicos de los que extraerse metales por valor de varios billones de Euros. El valor del cobalto escondido en los montes submarinos del Océano Pacífico puede ascender a 100.000 millones de Euros.

 

 

Ante estas cifras, los costes de inversión en maquinaria especializada que puede costar 1.000 ó 2.000 millones de euros es pura calderilla, aunque para ello solo tengan acceso grandes mineras como son las empresas Metal-Company (antes conocida como “Depp-Green”;  menudo eufemismo de nombre…), o la Global Sea Mineral Resources, la UK-Seabed Resources, entre otras, patrocinadas por países como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, China, Japón, Corea del sur e India.

Pero esta posible actividad minera conlleva unos riesgos ambientales aún desconocidos y por tanto deben ser regulados y evaluados con precisión, dado la fragilidad del ecosistema marino, del cual aún seguimos aprendiendo.

 

Los recursos mineros submarinos

Los recursos mineros se encuentra en forma de nódulos rocosos, principalmente localizados en el pacífico cerca de las costas de las islas Cook, que “casualmente” han llamado la atención de países como China y EEUU. Las Islas Cook son desde hace unos decenios un país independiente pero vinculado a Nueva Zelanda que litiga por la soberanía de tales recursos...  En las costas cercanas al golfo de México, o las costas del Perú o cerca de las Islas Canarias,  también se han localizado zonas ricas para la minería submarina, pero estos recursos mineros se hayan dispersos en prácticamente todos los fondos marinos del planeta.

 

 

Los recursos mineros submarinos también aparecen bajo forma de costras y depósitos estratificados creados bajo montañas submarinas entre los 1.000 a 3.000 metros de profundidad, y con altas concentraciones de cobalto, manganeso, platino, y tierras raras, por tanto elementos químicos necesarios para la fabricación de componentes electrónicos y baterías de última generación.

Los geólogos submarinos han detectado depósitos sulfurosos polimetálicos muy ricos en zinc, plomo, oro y plata , que se forman en las dorsales oceánicas y zonas volcánicas, gracias a la interacción del agua caliente de la actividad volcánica en las fuentes hidrotermales. Pero estos puntos de interés minero suelen albergan ecosistemas vivos únicos basados en la quimiosíntesis, y que aún desconocemos en gran medida.

 

 

 

Peligro de catástrofe ecológica

Existen varios sistemas de extracción, desde los robot rastreadores que recorren el fondo recolectando los nódulos y cortando las costras minerales, para lo cual tienen que arrancar y remover todo el fondo marino dejado un rastro estéril en el lecho marino, hasta los tubos de succión que aspiran el fondo para llevar a través de una tubería el material con agua hasta un barco nodriza que filtra y recolecta el mineral.

 

 

Para la vida que crece en las áreas de minería en aguas profundas, la destrucción es total. Tanto en las fuentes hidrotermales como en las costras cobálticas. No hay forma de extraer el mineral sin matar la vida marina que está adherida a él. La minería de nódulos polimetálicos también es completamente destructiva para cualquier organismo que viva directamente sobre los nódulos o en el sedimento circundante. 

En ambos casos, además de destruirse el fondo marino, se producen nubes de sedimentos, llamadas plumas, que enturbian el agua a lo largo de enormes extensiones. La maquinaria pesada destruye directamente el sustrato y toda la vida asociada a él. En el caso de los nódulos, se elimina un sustrato que tardó millones de años en formarse. Los ecosistemas de fuentes hidrotermales, que albergan especies endémicas y únicas (como gusanos tubícolas y crustáceos especializados), pueden ser eliminados por completo.

 

 

Las plumas de Sedimento, crean un efecto conocido como "Tsunami de Ludo", al levantarse enormes columnas de sedimentos finos que asfixian a los organismos sésiles (que no se mueven) en un área mucho mayor a la directamente explotada. En la superficie del mar las noticias no son mejores, al crearse otra nube de sedimentos o Pluma de superficie durante el proceso de descarga de agua filtrada, cargada de partículas y metales pesados, que puede intoxicar el plancton y los organismos de la columna de agua, afectando la base de la cadena alimentaria marina. Estas plumas pueden viajar kilómetros con las corrientes.

La pluma de minería puede potencialmente asfixiar a los organismos que se encuentran alrededor del sitio de explotación y extenderse desde el área inmediata hacia varios kilómetros afuera. El océano profundo, por lo general, tiene corrientes lentas y agua naturalmente quieta y clara, por lo que sus organismos han evolucionado sin la necesidad o capacidad de «toser» o eliminar el sedimento de sus branquias y apéndices alimentadores. Esta nube de polvo puede causar una perturbación a gran escala en los ecosistemas del fondo marino.

 

 

Y no menos importante es también la contaminación Acústica, Luminosa y por Químicos.  El ruido de la maquinaria altera la comunicación, orientación y comportamiento de mamíferos marinos (ballenas, delfines) y otras especies. Algunas maquinas tienen equipos de vibración para extraer el mineral submarino que crea picos de sonido de hasta 120 decibelios. La luz en la oscuridad perpetua perturba los ciclos biológicos. Además, la remoción de sedimentos puede liberar metales pesados y toxinas atrapadas de forma natural, incorporándolas a la columna de agua. 

El ruido producido por el sistema de elevación y la embarcación en la superficie puede tener impactos impredecibles en las comunidades de aguas de profundidad media y pelágicas. Este ruido puede generar estrés, interferir con la comunicación y alimentación, y provocar la emigración de animales marinos, desestabilizando los ecosistemas.

 

 

También existe un grave peligro que aún no ha sido valorado adecuadamente sobre la perturbación de la Bomba Biológica de Carbono. El fondo marino profundo es un sumidero crucial de carbono. La destrucción de las comunidades microbianas bentónicas y la resuspensión de sedimentos podrían alterar este proceso, con potenciales implicaciones en el ciclo global del carbono y el cambio climático.

Los minerales contienen metales que no son dañinos en su estado típico, pero pueden volverse más tóxicos durante el proceso de extracción. Nuevas investigaciones también muestran que los nódulos polimetálicos son altamente radioactivos, con concentraciones de radiación hasta mil veces más de lo que es considerado seguro. El procesamiento de los nódulos los trituraría y una fracción de estas partículas podría ser liberada al aire, las que podrían ser inhaladas durante el proceso. Una vez que la mezcla se vierte de vuelta al océano, los metales radioactivos y tóxicos podrían envenenar los alrededores contiguos o incluso dispersarse a través de las corrientes hacia ecosistemas adyacentes y ascender en la cadena alimentaria a través de la bioacumulación.

 

 

Las costras ricas en cobalto se encuentran en montes submarinos que también son áreas de crianza y sitios de agregación para especies de peces comercialmente importantes, lo que ubica a la minería en aguas profundas en competencia directa con la pesca comercial

Por si todo ello fuera poco, existen riesgos altos durante la explotación submarina al trabajar las máquinas a presiones extremas, en un entorno salino corrosivo, y con visibilidad cero. Los fallos en los equipos pueden resultar en pérdidas millonarias y en derrames de contaminantes. Cualquier accidente o fuga es extremadamente difícil de contener y remediar debido a la profundidad y la inaccesibilidad.

 

 

La minería en aguas internacionales está regulada por la AIFM, establecida por la ONU, sobre el Derecho del Mar (UNCLOS). La AIFM otorga contratos de exploración a estados y empresas privadas patrocinadas por los estados. Pero aún NO existe un “Código ético Minero” que regule la explotación comercial y está en el centro del debate, para equilibrar los intereses económicos con la protección ambiental.

 

 

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