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Nucleares francesas bajo el mar

 

 

Es conocida la "afición" de los franceses por la energía nuclear. Así, algún ingeniero francés ha tenido la desafortunada idea de diseñar un peligroso concepto de central nuclear submarina, inspirado seguramente en algún submarino nuclear como el tristemente famoso "Kurst" en el que murió toda su tripulación en aguas del mar de Barent y a punto estuvo de crear una catástrofe ecológica.

El grupo naval DCNS ubicado en Cherbourg, propuso hace unos meses la novedad del concepto de central nuclear submarina de uso civil. Se trata de una especie de supositorio cilíndrico en el cual estaría instalado un reactor de una potencia de 50 a 250 Megawatios capaz de alimentar una ciudad pequeña de unos 100.000 a 300.000 habitantes. ¿Es posible que los

ingenieros de DCNS dirigidos por su presidente Patrick Boissier, no se hayan enterado de la tragedia de Fukushima y la inédita contaminación radioactiva marina originada? ¿Es posible que esta empresa francesa proveedora de núcleos de fisión nuclear para los peligrosos submarinos nucleares franceses, necesite lograr más volumen de facturación a cualquier precio?

Pero veamos cuales son las “sorprendentes” ventajas de este bautizado “FlexBlue” ; los dispositivos son transportables al consistir en un enorme tanque de 100 metros de eslora y 15 de diámetro, que puede ser fondeado desde un barco grúa. La refrigeración del circuito de retorno del material caloportador está garantizada al tomarse el agua del mar a voluntad. No es necesario desviar los cursos de los ríos para tomar agua para el refrigerador y alterar el ciclo de temperaturas locales. No hay problemas originados por la posibilidad de sequía de los ríos. No se vería afectado por un terremoto como fue el caso de Fukushima, ya que el cilindro queda simplemente apoyado sobre el lecho marino. Podría ser situado cerca de las ciudades a las que fuera a abastecer, sin contar obviamente con el permiso de sus ciudadanos... Los tendidos de alta tensión podrán ser más cortos debido a la cercanía del lugar de producción.

Todo parece una bicoca, pero ¿será posible los ingenieros no se haya planteado la dificultad de corregir cualquier pequeño problema técnico en un dispositivo hundido en la costa, y que sin duda conduciría a un desastre incontrolable? Según su presidente, parece ser que el calentamiento del agua marina necesaria para la refrigeración circundante al reactor hundido no debe tener problemas o interacciones con el ecosistema marino. Parece ser, también según DCNS, que los movimientos sísmicos sólo ocurren en tierra y nunca en el subsuelo marino. Tampoco debe ser problema la unión umbilical del cable de alta tensión submarino, o la carga y descarga de los residuos letales, o la alta corrosividad del agua salada en un sistema totalmente metálico y que trabaja a muy altas temperaturas. En definitiva parece que a DCNS, lo que pudiera ocurrir debajo del mar o no se ve o no tiene demasiada importancia. La descabellada ingeniería recuerda a las películas de Disney en la que los personajes animados quedan satisfechos barriendo la suciedad debajo de la alfombra...   ¿Habrán previsto estos ingenieros que cualquier terrorista algo avispado podría bucear con una bomba o mandar un pequeño dispositivo submarino y montar la de San Quintín…
 


Tecnología FlexBlue

El nombre con su apelativo « Blue » no deja lugar a dudas sobre la engañosa intencionalidad de tan disparatado concepto. Según DCNS, la tecnología utilizada es la que se ha ensayado como más eficiente y bien probada para otras centrales nucleares. Claro que se obvia comentar que estas también fallan con notable frecuencia y que jamás han sido proyectadas para ser sumergidas bajo 50 ó 100 metros en agua salada y a 10 ó 15 kilómetros de la costa, y no disponer de ningún mantenimiento.

El FlexBlue sería accesible mediante un mini submarino autónomo, lo cual nos termina de aclarar que esta empresa no se encuentra en su sano juicio... Por último se apunta que si la ciudad se queda corta en VoltioAmperios, bastaría con montar otro supositorio en paralelo para conseguir así duplicar el riesgo de catástrofe ecológica, creando una “granja” energética, por llamarlo de alguna manera. El hecho de sumergirse a unos 100 metros de profundidad, sometiendo absurdamente al conjunto a una presión innecesaria de 11 atmósferas no puede deberse más que al hecho ya comentado de que cuanto más lejos ocurra un posible desastre mejor. Ya puestos al delirio, ¿no sería mejor sumergir el peligro artefacto a escasos metros de la superficie y soldar un “snorkel” en vez de montarse películas submarinas con nautilos y otros dispositivos más propios del capitán Nemo o del capitán Tan?

Dicho sea de paso, los ingenieros galos de Chesburgo prevén una alimentación particularmente nutrida de material radioactivo y de altísima peligrosidad al supositorio, para reducir el período y las labores de alimentación y vaciado de residuos tóxicos, lo cual posiblemente, según su criterio naturalmente, ahondaría en la tranquilidad de los ciudadanos de la ciudad costera alimentada!

Según parece, el consorcio formado por DCNS, Areva, EDF y CEA (empresas de energía francesas) parece estar estudiando el coste del kilowatiohora de este sistema productivo. Dicen querer estudiar de cerca las problemáticas ligadas respecto a la lucha contra la proliferación nuclear –sic. Es decir, la primera preocupación del consorcio es la de combatir el movimiento “anti-nucleares” y "limpiar" su imagen antisocial antes de comenzar la producción. Y a continuación cita textualmente que existirá un capítulo dedicado a la seguridad de la instalación. No podría ser más transparente en la intencionalidad de este consorcio, supuestamente “Blue”.

 

 

 

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