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            Dos 
            velas parecidas cada una con sus ventajas e inconvenientes. Con el Genaker, también llamado Spi 
            asimétrico, ya no es necesario llevar tangón en el barco, pero a 
            costa de perder en equilibrio y facilidad para manejar el timón.  
              
            Distintas velas para 
            distintos vientos, distintos veleros y distintos tipos de 
            tripulaciones. 
            Aunque el Genaker 
            permite ir sin tangón, este nunca viene mal, ya que el Genaker 
            también se puede atangonar con bastantes ventajas en determinadas 
            ocasiones. Con el tangón también podemos atangonar el Génova, de 
            modo que al final no es conveniente prescindir de él, con 
            independencia de si nos decidimos por un Spi o por un Genaker.
            
             
            
            Desde hace unos años también existe la posibilidad de instalar un 
            CODIGO CERO, otra vela a caballo entre los Genakers de gran 
            recubrimiento y los Genaker asimétricos. Pero de esto hablaremos en 
            otros artículos. 
             
            En la decisión de adquirir un Spi o un 
            Genaker debemos valorar no solo la posibilidad de evitar el tangón. 
            También la diferencia de velocidades del barco y especialmente la 
            SMG (Speed Made Good) que es la que finalmente cuenta para llegar a 
            destino. Tener en cuenta la disposición para hacer maniobras, la 
            destreza para lanzarlo y recogerlo, el trabajo que lleva 
            traslucharlo, así como la habilidad para llevarlo bien ajustado, la 
            capacidad para gobernar el barco con estas velas e incluso la 
            perdida de visibilidad que originan. Respecto a este último 
            particular, punto para el Spi, ya que el Genaker tiene una base muy 
            larga que crea un ángulo muerto de visibilidad nula  muy importante. 
                
             
                 
            La decisión no será fácil, ya que todo 
            tiene sus pros y sus contras. Incluso la velocidad que conseguiremos 
            con estas velas dependerá para un mismo barco de la fuerza de viento 
            en que naveguemos y del ángulo que hagamos con el viento. Si 
            analizamos las polares de estas velas observaremos que el Spi se 
            soporta con ángulos más transversales y alejados de la empopada y 
            que según vamos acercándonos a la popa cerrada, el Genaker genera 
            más potencia vélica. De modo que por potencia lleva las de ganar el 
            Genaker. Pero debemos tener en cuenta que no es capaz de navegar a 
            rumbos tan alejados de popa como el Spi atangonado, lo cual nos dará 
            finalmente y por término medio peores SMG que al final es lo que 
            cuenta para llegar el primero. Si ahora consideramos la posibilidad 
            de atangonar el Genaker, entonces la ventaja será clara para este 
            último.   
             
              
            Al prepararlos, 
            el Spi es más sencillo, ya que es simétrico. Mediante sus puños de 
            colores verde para estribor y rojo en babor, evitaremos sacarlo 
            retorcido, aunque tampoco resulte demasiado grave, ya que con 
            amollar un poco la escota y la driza el problema se resuelve sólo. 
            Tanto con una vela como con la otra, lo importante es presentar 
            adecuadamente la bolsa de la vela y preparar todas sus salidas antes 
            de lanzarla fuera. El Genaker es justamente a-simétrico, de modo que 
            no le “sienta” muy bien invertir el puño de amura con el de driza, 
            de modo que debemos prestar especial atención a su código de colores 
            en los puños. Mientras que con el Spi tenemos que trabajar con el 
            tangón, en el Genaker nos encontraremos otro cabo a controlar; la 
            contra de la escota, que se convertirá en un cabo más con el que 
            liarnos o poder tropezar. 
            
             
            En las 
            trasluchadas, punto para el Genaker, ya que nos ahorramos el lío de 
            cambiar el tangón de amura. Con tripulaciones reducidas o pocas 
            ganas de trabajar elija el Genaker. Pero antes de hacer la maniobra 
            cerciórese de tener las escotas libres y sin nudos ya que la 
            maniobra se debe ejecutar rápidamente y de forma simultánea con la 
            mayor. Hay que cambiar el timón y soltar, para cazar de nuevo a la 
            otra banda justo en el momento preciso. En caso contrario se quedará 
            enganchado en el estay haciendo un pliegue, inflándose al revés o 
            haciendo una bolsa al quedar la mitad pillada por el estay. El Spi 
            es más tolerante, pero si no quiere complicaciones, lo más cómodo es 
            hacerse con unas escotas bien largas, de unas 3 veces la eslora del 
            barco y cambiar el Genaker por detrás de la driza, largando mucha 
            escota para que se lo lleve el viento y entonces cambiando el timón 
            para poder volver a cazar cómodamente a la otra banda. 
            
                   
            Llevar el barco 
            con Genaker sin atangonar es más delicado especialmente si tenemos 
            un poco de oleaje. El Spi ofrece mejor estabilidad de ruta y permite 
            equilibrar mucho mejor todo el plano vélico. La desventaja de llevar 
            la vela atangonada es la posibilidad de en un despiste o rolada de 
            viento imprevista pegarnos un susto con una fuerte abatida del 
            barco.   
             
              
            En definitiva, 
            Para una salida corta o si no quiere trabajar demasiado con las 
            escotas, el Genaker es perfecto, pero para crucero de altura o 
            cuando prevea hacer muchas millas, el tangón es imprescindible, 
            tanto con Spi como con Genaker, especialmente cuando hayamos 
            arribado mucho al buscar nuestro rumbo. Para llevar el barco con 
            piloto automático el tangón es totalmente fundamental. 
            
               
              
              
                
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                  Ojo al viento aparente 
                  Cuando el barco 
                  se mueve y navega “notará” un viento distinto al real debido a 
                  la composición de velocidades del viento y del barco. Es lo 
                  que llaman el viento aparente, que es el que nos importa pues 
                  es el que verdaderamente sentimos nosotros dentro del barco y 
                  el que “notarán” también nuestras velas.  
                   
                  El viento 
                  aparente o viento relativo modifica notablemente su ángulo e 
                  intensidad, respecto al real debido a la velocidad del velero.
                   
                  El Genaker está 
                  pensado para que rinda al máximo con vientos aparentes de 90º 
                  consiguiendo en estos casos las velocidades más altas. 
                  Navegando de esta manera podremos llevar la escota del Genaker 
                  muy cazada y la vela muy amurada al eje del barco.  
                  Con barcos de 
                  crucero normales, (Béneteau, Jeanneau, Dufour, Hanse, etc…) el 
                  viento  aparente no será muy distinto del real ya que la 
                  velocidad de estos barcos no es muy alta en relación con la 
                  velocidad del viento. 
                   
                  En un Open 
                  60, con solo 15 nudos de viento, ya podremos alcanzar también 
                  unos 15 nudos de velocidad en el barco, lo que hace cambiar 
                  drásticamente el viento aparente que reciben nuestras velas. 
                   
                   
                    
                  El viento aparente (o relativo) aparece de color rojo y está 
                  calculado a escala a partir de un viento de 15 nudos viniendo 
                  de 150º. Observar como el viento aparente alcanza el Genaker 
                  según la tangente a la bolsa formada en el puño de amura. 
                    
                  Con barcos 
                  regateros y de altas prestaciones capaces de saltar al planeo 
                  con poco viento, las cosas cambian drásticamente. Un Open 60 
                  es capaz de alcanzar 15 nudos reales con sólo 15 nudos de 
                  viento real. Un trimarán como los que corren la Ruta del Ron 
                  es todavía más espectacular, ya que con sólo 15 nudos de 
                  viento real es capaz de navegar a 25 nudos. Comprendemos como 
                  en este caso, el viento real que tenía a un descuartelar o por 
                  ejemplo de 140º pasa a ser en aparente de 30º o 40º…  ¡Vamos, 
                  que tendrá que llevar el Genaker cazado casi como si fuera de 
                  ceñida!   
                   
                    
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