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            La forma de la 
            vela, o más concretamente lo alargada que sea ésta, tiene mucho que 
            ver con el rendimiento. Este alargamiento tiene que ver con la 
            relación entre la altura de la vela y la anchura en su base (la 
            botavara). 
            
            
            
              
            
            
            Al igual que 
            con el ala de un avión, la vela de un velero produce una 
            sustentación que es la que empuja el velero. Y esta potencia vélica 
            se genera como consecuencia de la diferencia de velocidades entre 
            los ‘hilos’ de viento que circulan por las dos caras de la vela. El 
            aire en la cara anterior de la vela circula más lentamente y genera 
            una presión mayor a la que existe en los alrededores, mientras que 
            en la cara de sotavento se produce una depresión. De esta manera se 
            produce una fuerza muy importante que en el caso de los aviones es 
            capaz de mantenerlos en el aire. 
             
            
            
            Como en una 
            cara de la vela existe mayor presión a la ambiental, mientras que en 
            la cara posterior la presión es inferior a la ambiental, el aire 
            tiene a ‘saltar’ en el extremo de un ala o de una vela desde una 
            cara hacia la otra. ¡Y de hecho lo hace!, generando remolinos 
            durante el avance conocidos como turbulencia marginal. 
             
            
            
            Estas 
            turbulencias serán más grande cuanto más ancha sea el ala del avión 
            o la vela de un barco. En el caso de los aviones los remolinos son 
            salvajes y se quedan en el aire varios minutos hasta que 
            desaparecen. Esta es la razón por la que en los despegues de los 
            aeropuertos, los aviones esperan un par de minutos a que se 
            disuelvan estos remolinos generados por el anterior avión ya que la 
            inestabilidad generada es tan grande que podrían tirar el siguiente avión al 
            suelo. 
             
            
            
            
              
            
            
            A igualdad de 
            superficie vélica, este efecto será menor cuanto más "fina" sea la 
            vela pues los remolinos marginales también serán menores, siendo 
            menor esta resistencia llamada "inducida". 
             
            
            
            Un planeador 
            tiene por esta razón las alas muy largas y finas. Un velero de 
            competición también tendrá velas muy alargadas que exigen palos muy 
            altos con materiales muy caros. 
             
            
            
            Pero a 
            diferencia de un avión en donde el ala aparece directamente desde el 
            fuselaje sin posibilidad de que salte en viento de una cara a la 
            otra, en un velero la vela ‘nace’ desde la botavara, por lo que el 
            aire también tiende a colarse pasando de un lado de la botavara al 
            otro, y produciendo por tanto una nueva resistencia inducida. Es 
            decir que si la botavara fuera justo sobre la cubierta, la vela 
            funcionaría mejor. Cada una de estas resistencias inducidas se 
            comportan verdaderamente como si lleváramos un pequeño paracaídas 
            frenando el movimiento de nuestro velero. 
            
              
            
              
            
              
            
            
            El 
            alargamiento se define en el ala de un avión como el cuadrado de la 
            longitud del ala, dividido por la superficie, y para la vela de un 
            barco dada su aproximación a un ‘triangulo rectángulo’ se calcula 
            como la mitad de alargamiento utilizado en aviación. Para 
            alargamientos mayores 3 ó 4, el rendimiento no aumenta demasiado, 
            por mucho que aumentemos la longitud del palo, y por ello en un 
            crucero típico de serie el alargamiento será de 2,5 a 3,5 mientras 
            que para un barco de regatas su valor estará en torno a 4. 
            
            
             
            
              
            
              
            
              
            
            En vientos portantes 
            
            
            Cuando la 
            vela mayor está de empopada y por tanto no trabaja según el 
            principio físico de sustentación, todo lo dicho anteriormente no 
            tiene ningún valor, ya que la vela trabaja por resistencia al 
            viento.  En 
            este caso cuando más alargamiento, peor! Cuanto más compacta, mejor, 
            y de aquí la forma de globo de los spinnakers. Se trata de ofrecer 
            la máxima resistencia al viento. Una razón más para que los veleros 
            de serie que no tienen una colección ‘infinita’ de velas como los 
            barcos de regatas, tengan un alargamiento relativamente modesto y de 
            esta forma tengan un comportamiento digno con casi todas las 
            direcciones del viento. 
            
              
            
              
            
              
            
              
            
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