con gente que 
            disfrute tanto como nosotros. 
            Vaya por 
            delante que lo importante es encontrar tripulantes que disfruten con 
            la mar y no resulten conflictivos, lo cual dicho sea de paso no es 
            fácil conocer de antemano. Y es que este asunto es algo más 
            peliagudo, que el de compartir durante unos días una de las 
            habitaciones de una vivienda en alquiler. Para acertar, es bueno tener unas 
            citas previas, para conocer la verdadera motivación, gustos y 
            aptitudes de nuestros futuros tripulantes.
            Lo cierto es 
            que navegar con amigos o conocidos con los que establecer una 
            relación de amistad, nos permitirá disfrutar al  compartir 
            vivencias y contar con gente para realizar tareas a bordo. La 
            pérdida de privacidad queda compensada por la libertad que supone 
            disponer de compañeros que pueden quedar a bordo cuidando el barco 
            por turnos, mientras otros bajan a tierra para realizar pequeñas 
            incursiones para descubrir los territorios a los que llegamos.
            
            
             
            
            
             
             
            
            
            ¿Cómo se navega?
            
            La mayoría de 
            los transmundistas van en pareja, lo cual es una opción estupenda. 
            En términos generales, el 60% de los veleros que realizan grandes 
            viajes (no el cruce de la península a las Baleares), están 
            tripulados por marido y mujer, frente a sólo un 15% de tripulantes 
            en solitario amantes de la soledad e independencia. Otro 10% está 
            formado por las tripulaciones profesionales que llevan el barco de 
            aquí para allá, para que el armador pueda pasar las vacaciones en el 
            destino escogido. Y sólo el 15% restante está formado por los barcos 
            que viajan con tripulaciones de amigos reunidos para compartir una 
            gran aventura.
            
            Porcentajes 
            sorprendentes que deberían crecer en el grupo de "barcos con 
            amigos".... 
             Navegar con más gente  reduce 
            también la siniestralidad, y así lo contemplan las primas de las 
            pólizas de seguro en el extranjero, en donde uno pagará más si viaja 
            en solitario a si lo  hace con un grupo de tripulantes. Diez 
            ojos ven más que dos, y si a nosotros nos pasa desapercibido otro 
            barco demasiado próximo o esa enorme boya peligrosamente cercana, 
            con más tripulantes a bordo las posibilidades de que alguien la 
            aviste se multiplican por el número de tripulantes.
             
            
            
            Navegar con amigos
            
            Una importante 
            ventaja de navegar con gente durante las travesías largas, radica en 
            la disminución de las guardias y del tiempo de vigilancia. Hacer 
            3.000 millas en solitario puede dejar exhausto a cualquiera, pues 
            obliga a realizar guardias interminables y a dormir no más de 2 horas 
            seguidas durante la noche. Si te agarras un gripazo o te rompes una 
            pierna navegando en solitario el asunto puede convertirse en un 
            auténtico desastre, en pareja en un problema, y con tripulación, en 
            un incidente fastidiado.
            
             
            
            
            
             
            
            Cuando 
            llegamos a una costa lejana, al llegar con tripulación reducida o en 
            solitario estamos casi obligados a meternos en un amarre en la 
            marina para poder bajar a tierra a comprar comida o salir a conocer 
            el interior. Con amigos la posibilidad de fondear en una cala y 
            utilizar la neumática dejando el barco custodiado por uno de los 
            tripulantes abre 
            muchas posibilidades, especialmente en lugares remotos en los que la 
            seguridad no es un asunto trivial, o donde es complicado, si no 
            imposible, alcanzar una marina deportiva como acostumbramos a 
            conocer en las costas del litoral europeo.  
             
            
            Encontrar la 
            tripulación ideal
            
            
            Tanto tiempo compartido en un reducido velero desatar la tapa de los truenos de la convivencia. No es raro que 
            varios amigos de toda la vida dejen de serlo tras una densa 
            experiencia en el apretujado espacio de un barco. Conozco casos de 
            amigos que acaban acusándose incluso de las peores maldades, tras la 
            prueba de fuego de 5 semanas en estrecha convivencia. 
            
            
            Incluso tras sólo 5 días de chárter en Baleares hay quien reniega 
            hasta de sí mismo. Pero quizás también nos sorprenda alguien en 
            quien dudábamos de poder congeniar, y que finalmente resulte un 
            compañero ideal de aventuras.
            
             
            
            
            
            
            
            
            
            
            Sé de unos amigos que empezaron la travesía desde Canarias al Caribe 
            en un entorno bien  armonioso, pero a los pocos días de estar en 
            alta mar, y llevados por el cansancio y el mal humor, comenzaron a 
            discutir por asuntos absurdos como si el café tenía demasiado 
            azúcar, o si no era buena hora para comer. El mal ambiente fue dando 
            paso a importantes mosqueos, tensiones y casi al amotinamiento. 
            
            
            En algunos casos, el deterioro comienza porque unos quieren navegar 
            más rápido y otros prefieren llevar un ruta más tranquila. Unos 
            quieren escuchar rock a todo volumen mientras otros prefieren leer 
            en paz y sin música. Las diferencias de gustos y opiniones pueden 
            pasar de ser ligeras incompatibilidades, a crear grupos separados 
            imposibles de reconciliar en una atmósfera densa de la que no es 
            posible escapar.
            
            
            Elegir unos buenos compañeros con los que compartir la aventura es 
            el primer desafío, y quizás uno de los más relevantes. Es importante 
            informar y comunicar claramente nuestros propósitos ilustrando la 
            ruta, el tiempo de duración, los costes que generarán repartidos a 
            cada participante, el barco en el que se va a navegar, y las 
            condiciones de espacio y organización a la que estaremos limitados. 
            Es más importante encontrar a gente organizada y de buen carácter a 
            otros que sepan mucho de vela pero resulten complicados. 
            
             
            
            
            
            
            
            
            
            
            Los que nos vayan a acompañar en la travesía, deben tener claro las prioridades y 
            líneas generales del viaje, y saber si se trata de un viaje 
            convertido en desafío, o por el contrario un crucero en el que no tiene mayor 
            relevancia llegar 5 ó 10 días antes o después, sin someter el barco 
            a sobre esfuerzos. 
            
            
            Durante la presentación del proyecto, deberemos hacer las preguntas 
            oportunas que nos ayuden a evaluar si las personas entrevistadas son 
            o no adecuadas. Hay que prestar atención a las sensaciones y la 
            “química” transmitida por cada candidato. Y recuerde que cada 
            participante debe tener su propio seguro médico de accidentes que 
            cubra una posible repatriación en caso de problemas serios de salud.
            
            En un viaje largo 
            hay tripulación que puede hacer una etapa para ser sustituidos por 
            otros que se adapten a los calendarios y fechas necesarias. Para 
            ello es buena idea utilizar webs de servicios gratuitos, 
                        carteles en Clubs Náuticos y Escuelas Náuticas son también una buena 
            forma de contactar con posibles tripulantes.
            
            
            
            
             
             
            
            Lograr una 
            buena relación
            
            
            Aunque no existan compromisos contractuales, dada la naturaleza del 
            proyecto viajero, existen algunas formas de gestionar la convivencia 
            para asegurar un buen entendimiento. Hay que dejar claro los puertos 
            de destino y fechas en las que se espera arribar con un buen margen 
            de flexibilidad, y permanecer en contacto por email con quienes 
            vayan a sustituir a los que acaben una etapa.
            
             
            
            
            
             
            
            
            Está bien que exista la figura de un “primer oficial” o un 
            “contramaestre” cuyo rol sea la toma de decisiones de media 
            relevancia como tomar un rizo, o cambiar de banda, o de tipo 
            organizativo para establecer turnos o distribuir tareas de 
            mantenimiento, dejando al patrón la toma de decisiones más 
            importantes.
            
            
            Los asuntos económicos deben ser dejados muy claros desde el 
            principio para no dar lugar a malos entendidos. Qué gastos se 
            comparten, cuales son específicos del armador o fletador, quien 
            pagará los gastos de avión para regresar a España desde etapas 
            intermedias, cómo se contribuye al gastos de gasoil o a unos 
            posibles costos de 10 ó 15 Euros diario en conceptos de comidas y 
            manutenciones, si los gastos de las marinas son a repartir o no, el 
            alquiler de un coche para recorrer el destino, o los posibles gastos 
            de cenas, internet satelital a bordo con starlink y demás gastos que pudieran 
            surgir.
            
             
            
            
            
             
            
            
            Los planteamientos pueden ser muy distintos desde la figura de un 
            marinero contratado con o sin sueldo a cambio de compartir la 
            aventura, hasta un pago a riguroso escote de todos los gastos entre todos los vayan a 
            bordo. 
             
            
            Organizar el 
            día a día
            
            
            Para que la tripulación no discuta por nimiedades, es recomendable 
            regular todo lo posible. Más adelante si fuera necesario, se harán 
            excepciones. Esto es mucho mejor a tener que discutir cada día sobre 
            asuntos de poca relevancia. 
            
            
            Cuándo comer, a qué hora cenar, quién lava los platos y en cómo 
            rotar estas tareas, cuánto pueden durar las duchas, cuándo se abre 
            el turno de noche, cuál es el mínimo de limpieza exigible, a qué 
            hora se puede poner música o si por el contrario quién quiera música 
            ha de hacerlo con sus cascos...
            
             
            
            
            
             
            
            
            Los turnos de noche deben solapar a quienes tengan más experiencia 
            con lo que sepan menos. Un buena idea consiste en nombrar a cada 
            miembro de la tripulación como cocinero del día que pueda 
            compaginarse con el turno de quien limpia los platos, de tal forma 
            que se tienda a ensuciar lo mínimo, y crear también un sano espíritu 
            de superación para ver quien cocina mejor y más rico.
            
            
            Es importante que cada tripulante tenga su espacio vital por pequeño 
            que este sea, con su propio rincón, cajón o estantería en la que 
            tener sus cosas personales, alimentos o medicinas personales, y 
            aunque sea, un mínimo de privacidad. A veces una simple cortina 
            permite crear ese espacio de privacidad en un mismo camarote. 
            
            
            
             
            
             
                
                
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                Preparar el barco para largos cruceros
                
                -
                
                Convivencia a bordo
                
                
                - 
                
                Las claves para navegar
                
                
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