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Convivencia a bordo

 

El barco es un espacio muy reducido que nos obliga a convivir muy cerca de los demás. La vida se comparte totalmente con los compañeros, y por tanto es mucho más fácil que aparezcan posturas encontradas y en ocasiones verdaderos conflictos.

Me contaba mi amigo Sem, cómo en un cruce del Atlántico y debido a un  problema con el velero que hacía aguas, la tripulación se dividió entre los que querían regresar 1.000 millas hacia las Canarias y los que proponían continuar hasta Martinica. Y la cosa acabó muy mal con un verdadero motín a bordo, y batalla a golpes! Pero no hay que ir tan lejos para saber de otros relatos muy negativas. En Ibiza dos parejas amigos de toda la vida, empezaron a rozar durante la típica semana de chárter acabando en puñetazos y con una larga amistad. Casos quizás extremos, pero nada raros...

En la vida normal con la pareja o con los amigos, cada uno tiene su trabajo y sus aficiones de modo que finalmente el tiempo que se comparte a lo largo del día puede ser únicamente de algunas pocas horas, el desayuno, la cena, y algún rato más. Hay parejas que ni siquiera comparten una hora al día. Pero en el barco…. Son 24 horas sobre 24 horas con la pareja o con los compañeros, haga sol o mal mar, sea de día o de noche.

 

Busca tu espacio

En los momentos de enfado la búsqueda de espacio se convierte en algo deseable, y separarse unos metros del otro y obtener un rato de privacidad en la proa del barco puede resultar una válvula de escape necesaria. Verse confinado en el espacio del barco suele resultar frustrante y por ello, buscar una resolución al conflicto, se convierte en algo urgente que no debemos demorar. En la mayor parte de las ocasiones, la causa del enfado es un hecho sin importancia que puede ser fácilmente trascendido. En caso contrario un pequeño desacuerdo puede ir a mayores y hacer sumamente estresante la relación.

Pero vivir a bordo con una pareja, puede en la mayoría de los casos brindar la oportunidad para mejorar la convivencia con la otra persona y conocerla mucho mejor. Lejos de las distracciones de la vida en sociedad que tanto nos absorbe, es posible pasar muchos ratos charlando y descubriendo la forma de pensar más profunda y auténtica de la otra persona.

 

 

Mejorar la convivencia

La clave para una buena convivencia radica en el mutuo respeto y confianza con los demás. Los sentimientos tienden a magnificarse en el barco, y por tanto si no se lleva bien con el otro o tiene dudas, estas se harán más profundas en el barco. De hecho hay muchas parejas que se dan cuenta de su incompatibilidad tras una profunda convivencia en un velero durante varios meses, y la cosa acaba en divorcio. Aunque no es menos cierto que navegando se dejan atrás muchas de las causas de discusión y estrés entre las parejas, como son los problemas laborales, compromisos con la familia y otros asuntos e inconvenientes sociales.

Navegar con seguridad y de forma confortable evita situaciones complicadas que son posibles causas de discusión y desacuerdos. Por esta misma razón es muy conveniente navegar en un barco seguro y bien preparado, llevar un equipo y vestimentas apropiadas para la singladura a efectuar.

 

 

Es lógico que si pasamos frío y navegamos en condiciones muy incómodas o incluso peligrosas, el ambiente generado a bordo no sea bueno y estaremos más susceptibles y predispuestos a renegar de cualquier cosa. Cuanto más seguro de sí mismo sea el patrón o capitán del barco y mejor conozca los detalles de la embarcación, más fácilmente se creará un clima de confianza en la navegación, frente cambios en las condiciones de la mar, o cualquier imprevisto que pudiera surgir. Pero los demás miembros de la tripulación también deben ser comprensivos y tolerantes frente a las decisiones adoptadas por el capitán, sea cual sea el resultado de estas decisiones. No vale el típico ‘te lo dije’ o ‘ya se veía venir…’. Hay que parar estas actitudes.

Una vez pasado el enfado inicial, lo mejor es que las dos partes adopten una postura dialogante y se enfrenten al punto conflictivo, sin trabas, tabúes e incluso con sentido del humor. En muchos casos la semilla del conflicto es una nimiedad sin la más mínima importancia.

 

 

Convivir en un barco a tiempo completo no tiene nada que ver con pasar un fin de semana en el barco con la pareja, o el típico charter de una semana por las Baleares. Se producirán problemas, fallos en los equipos del barco, decisiones que finalmente se revelarán como inadecuadas, momentos en los que usted tendrá la sensación de trabajar mucho más que su pareja, tareas no compartidas por los demás o turnos de limpieza o cocina que piensa que le corresponden a otros. Pero todo se puede hablar y poner en común para ser dialogado y resuelto. En equipo se trabaja mucho mejor y se consigue reforzar la relación de pareja.

 

 

 

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