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Limpiar el casco con agua a presión
Las limpiadoras de agua a presión han desplazado
definitivamente a la manguera y el cepillo. En estos tiempos las
encontrará en las grandes superficies por precios bajísimos. Pero
debemos saber como utilizarlas y que precauciones tomar.
Estas máquinas expulsan el agua a 100 atmósferas, y
eso es mucha presión. Suficiente para arrancar de cuajo algas y
demás incrustaciones, siempre y cuando lo hagamos nada más sacar el
casco del agua sin dar tiempo a que se sequen, lo cual haría la
labor mucho más difícil. Pero no solamente cuentan las atmósferas
a las que sale el agua a presión. También debemos saber el flujo
de agua que expulsa el limpiador expresado por ejemplo en litros
por minuto, o por hora. A mayor flujo, mayor tamaño del haz
limpiador y por tanto más eficacia y rapidez en la limpieza.
Los aparatos que encontrará por 100 ó 200 euros son
capaces de entregar una presión entre las 100 y las 140 atmósferas, o
bares. Tienen un consumo eléctrico de 1.500 a 2.000 Watios y
entregan un flujo de unos 400 litros a la hora. Todos funcionan
según el mismo principio. Una bomba de compresión axial comprime
el agua de la admisión y la envía a la salida en donde se
atornilla el tubo de alta presión y la lanza de lavado. La
boquilla del extremo de la pértiga es la que finalmente proyecta
el haz de agua a toda presión. Dependiendo de la forma de la
boquilla y de su ajuste, podremos conseguir haces de agua en forma
de hilo muy agresivo, o en abanico, o incluso con movimientos
giratorios.
Salvo que sea en un caluroso día de verano,
prepárese con ropa de agua, ya que la niebla y las salpicaduras le
dejarán posiblemente empapado.
La limpieza se hace por bandas y cuando nos
encontremos con una zona de fuertes incrustaciones o incluso
moluscos adheridos, tendremos que insistir varias veces acercando
el chorro de forma oblicua para ver partir a los molestos
invitados. Cuanto más cerca trabajemos más presión alcanza la
superficie y la norma dependerá de cada aparato. Unos 20
centímetros representan una buena distancia para trabajar con una
máquina de tipo medio. La ayuda de la espátula es a veces
fundamental para eliminar los que definitivamente no desean
depararse de su huésped. Siempre es mejor pasar un poco la
espátula que insistir a lo bestia con el chorro.
Algunos comentan que limpiar con agua a mucha
presión puede ser malo para el gelcoat y el casco..… Lo mejor es
hacer la prueba por uno mismo y ver si efectivamente hay algo malo
en ello. Y la verdad es que incluso con máquinas más profesionales
capaces de generar presiones de 180 bares, no se produce ningún
problema.
Siempre tenga presente que el agua que arranca las
algas y caracolillos también se llevará el antofouling que quedara
en la obra viva, y que este producto no es nada recomendable para
la piel. De modo que no se deje mojar excesivamente con el agua
que escurra de la limpieza.
En cuanto a
la cubierta,… las cosas cambian. El puente en gelcoat no tiene
problemas y es una gozada ver como en poco tiempo dejamos el barco
como nuevo y sin demasiado esfuerzo. Pero si está forrado de teca,
ni se le ocurra! ya que el fuerte chorro de agua desprenderá una
importante capa de la madera, dejando el nervio visto y perdiendo
grosor. En todo caso y si la madera está muy sucia puede pasarla
en barridos rápidos y a una distancia de más de medio metro.
La
limpieza de la cubierta con agua a presión es un asunto en
cualquier caso más delicado, ya que debemos tener cuidado para no
dirigir el chorro contra las juntas de goma o uniones de ventanas
y otros pasacascos. Mucho cuidado con las pegatinas decorativas
del casco, ya que éstas se desprenderán irremediablemente si las
dispara el chorro a presión con insistencia.
Respecto a los
cordajes sucios, ocurre como con la teca. Es una tentación darles
con el chorro ya que quedan impolutos, pero también sufren mucho y
se deterioran sin solución. Por ello lo mejor es lavarlos en un
cubo de agua dulce con un poco de jabón neutro.
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