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            En lo veleros 
            modernos todos los palos van ligeramente inclinados hacia popa, del 
            orden de 1 ó 2 grados. Se trata con ello de mejorar la forma que 
            toma la vela mayor especialmente con ventolinas y vientos flojos. El 
            peso del tejido tendería a crear una forma ligeramente arrugada, y 
            esta ligerísima inclinación consigue corregir este efecto que, 
            aunque menos, también se produciría al cazar la vela con vientos más 
            fuertes.  
            
            En algunas 
            goletas, la caída del palo es más pronunciada y no responde más que 
            a criterios estéticos. El palo de popa se suele inclinar un grado 
            más para que los dos palos no queden paralelos y el efecto óptico 
            sea más agradable.  
            
              
            
            Pero en las 
            goletas del siglo pasado, los palos se montaban muy inclinados hacia 
            popa, del orden de unos 10º. La razón obedece a las largas botavaras 
            utilizadas. Para que no se metieran en el agua en las pronunciadas 
            escoras, los palos se inclinaban, de forma que al alejarse hacia las 
            bandas, estas subieran un poco evitando el roce con las olas. 
            
              
            
              
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