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15 Trucos para lograr una amarrada perfecta

 

 

La guinda ideal tras una buena jornada de navegación es lograr una amarrada perfecta. Cuando nos acercamos a un puerto poco conocido nos surgen dudas y cierto nerviosismo. ¿Será clara la aproximación? ¿Veremos fácilmente el amarre? ¿Habrá viento o corriente? ¿Podría ser el amarre demasiado estrecho para mi barco?

Cómo todo en la vida la experiencia es un grado. Ciertamente nuestro nerviosismo al amarrar dependerá del "callo" que tengamos en realizar maniobras en puerto y en lo nuevo o desconocido que nos

resulte la marina a la que lleguemos. Si las condiciones de viento a la llegada son fuertes o estamos en un puerto con mareas, la cosa se puede hacer bastante más complicada.

Y tampoco es lo mismo amarrar un velero con poca capacidad de maniobra en marcha atrás que con una lancha motora con dos motores capaz de hacer ciaboga. No es lo mismo llegar por el día que con niebla densa o aún peor por la noche, lo cual suele ser normal al intentar apurar una jornada de navegación en la que deseamos alcanzar un destino más alejado.

Debemos evaluar las condiciones, y si el día es malo o hace demasiado viento, sería bueno reducir las millas navegadas para intentar alcanzar una marina más próxima y por tanto llegar antes del ocaso, con buena luz que nos permita evaluar bien la situación. En puerto desconocido, si se nos hace demasiado tarde y vamos a llegar de madrugada, no descarte navegar un poco más y alcanzar una marina a primera hora de la mañana y hacer noche de navegación. Esto es especialmente cierto si estamos en puerto extranjero en donde el idioma no ayude o cuando la forma de amarrar sea totalmente diferente, como ocurre en muchos puertos de Grecia en los que debemos bajar el ancla y amarrar por popa.

Incluso el más experimentado patrón se puede ver en un lío si las condiciones son malas. Y una buena maniobra puede torcerse en solo unos pocos segundos para convertirse en un auténtico problema. Por todo ello recuerde estos 15 puntos para lograr su maniobra perfecta.

 

 

1. PREPARAR EL BARCO PARA LA MANIOBRA

Antes de entrar en puerto debemos avisar a nuestra tripulación para poner defensas, preparar los cabos de amarre, sacar la VHF portátil para avisar a la marina con unos minutos de antelación. Si se trata de un velero, antes de nada debemos arrancar motor y bajar todas las velas. Estudiaremos atentamente la forma de marina y donde se encuentra el muelle de espera, el cual es un buen lugar en donde amarrar en caso de no tener claro el amarre que nos vayan a asignar. Si el calado es justo, y ante información más relevante, pase por mitad de la bocana que es donde tiene más probabilidades de tener más fondo.

 

2. Saber a donde vamos

Al llegar a una marina desconocida podemos desorientarnos y no tener ni la menor idea de a dónde debemos dirigirnos. Por esta razón es importante consultar unas fotos de la marina en un libro de derrotero, o ‘pilot-book’ o en una cartografía digital moderna que suele incluir fotos del lugar, o haber estudiado el destino previamente desde Internet.

Llegar a una nueva marina sin ninguna información previa puede resultar desconcertante y muchas veces la numeración de los amarres y su localización deja bastante que desear. Por la VHF normalmente en España en canal 9, debemos pedir a un marinero que nos haga signos para indicarnos cuál es el amarre al que debemos dirigirnos.

 

3. PLANEAR LA MANIOBRA CON ANTELACIÓN

Si el lugar es desconocido, tómese su tiempo y no pretenda hacer la amarrada a la primera tacada. Es mejor reconocer el sitio y ver cuál es el amarre al que vamos y una vez analizado, plantear la maniobra que vayamos a llevar a cabo en función de las condiciones que tengamos, tanto de viento, corriente y marineros en tierra que nos vayan a ayudar, así como la tripulación con la que contamos en el barco.

Una vuelta previa de reconocimiento sin ánimo de amarre nos ayuda a conocer como tira el viento en la aproximación final, que corriente vamos a tener al entrar en el sitio y por tanto podremos planear la mejor estrategia para lograr una buena amarrada.

 

4. PLANIFICAR LA AYUDA DE NUESTRA TRIPULACIÓN

Si sus invitados no tiene ni idea, indíqueles exactamente lo que deben hacer y en qué momento. Deje las amarras listas y tenga presente que un invitado a bordo a veces puede obstaculizar en vez de ayudar a pesar de toda su buena voluntad…

 

 

Estamos hartos de ver lanzar amarras desde el barco al marinero, para descubrir que el chicote que queda en el barco no se ha hecho firme en ninguna bita o cornamusa. Vista desde tierra, la situación es hasta divertida, pero se puede perder la amarra y ver cómo se hunde en mitad del puerto sin solución o dar al traste con la maniobra. También es bastante normal hacer firme el cabo en el barco pero lanzarlo sobre la línea de guardamancebos lo cual puede hacer bastante daño al barco en situaciones de mucho viento.

 

5. PIDA OTRO AMARRE. NO SE CORTE

Si no lo ve claro y cree que la maniobra es demasiado comprometida para el amarre ofrecido, pida al marinero otro amarre que pueda ser más sencillo con aproximación más fácil o sin viento cruzado. Lo mejor es llegar al amarre con viento de proa. Si hay amarres de sobra, la marina no debería poner problemas pues son los primeros que no quieren problemas y no desean ver a un barco dando golpes a otros vecinos de pantalán.

 

6. AMARRAR DE POPA o PROA

Cuando la situación es delicada, recuerde que la amarrada de proa es normalmente más sencilla especialmente con veleros de poco afinamiento. La maniobra de popa, especialmente si no dispone de ayuda con hélice de proa puede ser difícil por la falta de maniobrabilidad de muchos barcos en marcha atrás. Si no se siente cómo en marcha atrás atraque de proa pues el barco responde mucho mejor y ello facilita la maniobra, además conseguirá más intimidad en la bañera una vez amarrados...

 

 

7. AVANTE POPA y CON BRÍO

Con barcos de marcada ineficacia al avanzar marcha atrás, la única manera de amarrar de popa y sin hélice de proa que nos ayude, consiste en llevar el barco con bastante "alegría" y velocidad para que tengamos gobierno en el timón.

Debemos entrar en el amarre con decisión pero muy atentos a la llegada pues solo unos metros antes de alcanzar el pantalán es cuando debemos meter un fuerte acelerón avante para detener el barco y dejarlo clavado en su sitio.

 

8. PUNTO DE NO RETORNO

Al entrar en un amarre existe un punto a partir del cual si la maniobra va mal ya será muy complicado enderezar el problema. Debemos estar atentos y además de centrarnos en meter el barco en su sitio, tener siempre en mente una maniobra de escape si decidimos abortar la maniobra.

Es MUCHO mejor abortar la llegada y repetir toda la maniobra desde el comienzo que intentar enderezar lo imposible. Y si tiene que abortar 4 veces, no se corte aunque haya vecinos en la zona. Recuerde que la práctica es la mejor experiencia y una maniobra bien hecha en tercera tentativa es SIEMPRE mucho mejor que un desastre a la primera.

 



 9. LA TRANQUILIDAD de IR “defenDIDO”

A pesar de todos los pesares, a veces las cosas no salen como estaban previstas y por ello llevar un buena cantidad de defensas defenderán el barco de posibles impactos contra el vecinos, o lo que es peor… frente a duro pantalán de hormigón.

Una primera línea defensiva a base de defensas no hará que maniobremos mejor, pero nos permitirá ir más tranquilos frente a eventualidades lo cual nos permite centrar nuestra atención en la maniobra, que a la postre es de lo que se trata.

Tenga cuidado con la altura a la que situamos las defensas. Si van a defender el barco de un muelle de hormigón, estas deben estar en su altura media en la zona que sobresalga más el muelle. Observe si tienden a salirse en cuyo caso debemos aflojar el cabo que las sujeta al guadamancebo para bajarlas 10 ó 20 centímetros.

 

10. Ojo con la marea

Si el puerto se encuentra en un estuario o en la desembocadura de un río sometido a la fuerza de las mareas… ¡Ojo con las corrientes! Antes de entrar en una zona estrecha, fíjese hacia donde se dirige la corriente pues puede hacer imparable el movimiento del barco. Debemos hacernos una idea de su intensidad y tener presente que esta puede variar bruscamente en diferentes zonas de la marina.

Si tiene que maniobrar en una corriente, dirija la proa a la corriente lo cual puede hacer más lenta la maniobra pero segura, ya que en caso contrario es probable que se quede sin plano de agua al ser arrastrado por la corriente.

Pero si no se siente seguro, es mejor aguantar unas horas a que la corriente se anule con el cambio de mareas ya que con corrientes fuertes el plan "B" simplemente NO existe.

 


 

11. PENSar en el viento
Amarrar con viento fresco llega a ser un desafío… Y el mejor antídoto es la velocidad. Con vientos fuertes hay que hacer las maniobras a buena velocidad lo cual reduce los tiempos de reacción y requiere sangre fría pues en caso de no parar a tiempo la arrancada…

Si maniobramos lentos bajos vientos fuertes el barco se convierte en una boya  ingobernable, especialmente cuando este es racheado. Velocidad y mucho atención son la clave para lograr buenas maniobras en condiciones duras.



12. USO de SPRINGs

Cuando vamos en solitario o con tripulación muy reducida, un spring lanzado a tiempo puede asegurar el barco mientras ajustamos las amarras lanzadas a tierra un momento antes.

Al amarrar de costado a un muelle prepare 4 amarras una desde proa hacia la parte de proa del muelle, otra desde popa hacia la popa y dos springs cruzados, uno desde la parte media a popa del barco lanzada hacia la proa del muelle y otra contraria desde la parte media de proa del barco hacia la zona de popa del muelle. De esta manera evitamos que el barco puede moverse hacia adelante o hacia atrás.

 

13. ORGANIZAR a lA tripulaCON

Puede parecer de cajón, pero si ha navegado con amigos sin experiencia en asuntos del mar, lo tendrá claro. Ante una situación para usted obvia, no cuenten con que vayan a saber qué hacer. Una persona sin experiencia dejará que el barco se golpee contra el pantalán, simplemente porque no sabe que una defensa movida al sitio adecuado puede salvar el impacto. ¡Explíqueles con antelación!

Antes de entrar a puerto asigne una labor específica y concreta a cada uno e indique claramente lo que debe hacer y cómo llevarlo a cabo. Tras una larga jornada de navegación la tripulación está cansada y hasta de mal humor. Por ello es especialmente importante explicar en detalle la función de cada uno, para lograr amarrar a la perfección y poder descansar a gusto.

 

14. GUANTES PARA COGER LA GUÍA

Cuando se trata de agarrar la guía para buscar la amarra hundida en mitad del canal, casi siempre está tapizada por moluscos y otras formas de vida capaces de destrozarnos las manos si la hacemos deslizar por nuestra mano mientras avanzamos hacia el extremo del barco contrario al pantalán.

Algunos usan un bichero para ir avanzado poco a poco, pero lo más práctico es ponerse un guante de cuero o de neopreno como los utilizados en buceo para hacer esta parte final de la maniobra de forma más rápida. Es importante lograr tensar el barco por el lado contrario al pantalán sin que nos demoremos demasiado en ello.

 

15. USAR MUELLES DE PANTALÁN

La parte final de la maniobra consiste en ajustar todas las amarras en su justa medida para que el barco quede bien centrado en el amarre. Pero si vamos a dejarlo por mucho tiempo el uso de unos buenos amortiguadores es fundamental.

Con el movimiento de las olas, los tirones producidos por las rachas de viento y los movimientos de escora producen esfuerzos muy importantes que se traducen en fuerzas y cargas puntuales muy fuertes. Por ello hay que amortiguar tales esfuerzos ya que en caso contrario las amarras se destrozarán rápidamente por muy gruesas que sean.

 

 

 

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