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Corrientes de arrecife

 

Cuando decidimos practicar buceo desde el barco es importante conocer las corrientes que podremos encontrar debajo.

Si estas fueran fuertes podría complicarnos el regreso al barco o comprometer seriamente nuestra seguridad.

Si agarramos las botellas y hacemos una inmersión de deriva con una corriente de unos 3 nudos, en sólo veinte minutos estaremos alejados ¡más de 2 kilómetros del barco! Y aunque en

superficie no hubiera corriente, nadar estas distancias puede resultar agotador. Durante una hora, por cada nudo de corriente nos alejaremos a razón de casi dos kilómetros del punto en donde nos hayamos lanzado al agua. Al bucear en una corriente de 3 nudos debemos dejarnos llevar por ella en un cómodo buceo de deriva. Tras una hora de inmersión, estaremos a unos 6 kilómetros del barco...Es imposible luchar contra ella. La gente que se quede a bordo deberá estar muy atenta a la dirección de la corriente para saber por dónde nos deben buscar después a los buzos, al finalizar la inmersión.

 

¿Por qué se producen?

 

En las corrientes fuertes y para permanecer en una zona de observación, es común utilizar un gancho sujeto al jacket, para quedarse agarrado al arrecife sin esfuerzos. En las burbujas que suben de forma diagonal se aprecia la velocidad de la corriente.

Se deben al enorme movimiento de las masas de agua que se ponen en movimiento debido a los cambios del nivel del mar producido por las mareas. Cuando baja el nivel del mar debido a las mareas, el agua que se encuentra encima de las plataformas coralinas de poca profundidad necesita encontrar su salida hacia el océano. Y como existe cañones, canales, pendientes y demás formas orográficas submarinas, estas masas de agua se encaminan por ellas y cogen velocidad en determinados lugares produciendo diferentes chorros localizados que pueden ser muy violentos.

Las corrientes que encontramos pueden ser muy complicadas al combinarse el fenómeno anteriormente descrito con otras corrientes costeras más uniformes y debidas a cambios de temperaturas, cambios de salinidad,… Cuando se juntan y enfrentan dos corrientes, el resultado suele ser espectacular, con remolinos y embudos tan sorprendentes como peligrosos.

De todo ello se deducen muchas cosas. Por ejemplo, para bucear en un lugar en donde hay fuertes mareas debemos tener muy presente la hora de la pleamar o bajamar que es cuando las cosas se quedan más tranquilas, pues las masas de agua ya han encontrado su sitio y las corrientes de marea desaparecen hasta el siguiente ciclo. Ciclo por cierto muy importante para la vida marina, pues estas corrientes limpian las zonas, arrastran los detritus y aportan nuevos nutrientes.

 

Corrientes descendentes

Debemos tener muy presente la orografía submarina. Los cañones submarinos a modo de ramblas en mitad de una gran plataforma a poca profundidad, canalizarán las corrientes que en ocasiones serán muy potentes. Por el contrario, bucear en un acantilado muy vertical, el típico “wall” que cae a pico, no tiene problema, pues la marea hará descender toda la masa de agua al mismo tiempo como si fuera un ascensor. ¡Pero ojo! Si este “wall” se encuentra justo debajo de una plataforma continental de poca profundidad, toda la masa de la plataforma originará un empuje sobre el agua de la pared, y en determinados sitios creará corrientes descendentes que dependiendo de su intensidad pueden dar bastante miedo.

Debemos tener presente que las corrientes son como “ríos” dentro del agua y que con sólo movernos unos metros de ellas, conseguiremos en muchas ocasiones salir de su zona de influencia. Si se ha metido en una corriente, no intente pelear contra ella. Luchar en la corriente es siempre agotador y cuando esta es fuerte, resulta imposible. Debemos bucear en dirección perpendicular a su empuje para salirnos cuanto antes de su chorro. Cuando nos hemos metido en una fuerte corriente descendente, lo primero es no ponerse nervioso. Lo segundo es salir de la zona que nos empuja hacia las profundidades buscado la dirección perpendicular a su velocidad.

En muchas ocasiones los buzos se agarran a las rocas trepando literalmente con manos y piernas en una lucha contra la corriente. Lo hemos hecho todos los que buceamos..... Pero la corriente que baja suele hacerlo barriendo toda la pared descendente. Nuestro instinto tenderá a agarrarnos asustados al coral y las rocas, mientras flipamos con las burbujas que salen del regular arrastradas en ocasiones hacia abajo en vez de salir a la superficie. Quizás alejados a dos o tres metros de la pared la corriente pueda ser aún algo más fuerte, pero en cuando nademos más hacia el azul, alejándonos de la pared, esta suele disminuir rápidamente en intensidad para desaparecer poco después. Pero ojo, en ocasiones la masa de agua descendente es muy amplia y tendríamos que nadar más hacia el azul para resolver la situación.

Las corrientes que descienden sobre una pendiente inclinada lo hacen muy pegadas al fondo. La corriente descendente va chocando según desciende a cada metro que baja, con el lecho que desciende y por ello los chorros descendentes siempre van muy pegados al arrecife que debemos evitar.

 

Corriente submarinas horizontales

Todo lo contrario ocurre cuando buceamos sobre una plataforma nivelada en que se encontramos una fuerte corriente horizontal. En este caso si queremos relajarnos un poquito, debemos buscar el fondo y pegarnos casi literalmente a él. La corriente pasará sobre nuestras cabezas y las rocas del fondo nos protegerán de su influencia. Para bucear hacia otra zona y alcanzar una posición, podremos bucear pegados casi contra el fondo. Al despegarnos del fondo observamos como entramos de lleno en la corriente y empezamos a correr empujados en un buceo de deriva que en muchas ocasiones es tan cómodo como divertido.

La corriente se localiza en capas definidas. Quizás luchemos contra ella buceando a 20 metros de profundidad y cuando nos toque ascender, comprobaremos como la corriente ha cesado o disminuido de forma notable. En ocasiones la corriente puede estar en la misma superficie lo cual no tendrá ningún problema mientras tengamos a alguien en el barco que nos pueda rescatar. En ocasiones hemos comprobado cómo saliendo a superficie con fuerte corriente de superficie, y a pesar de estar a sólo a dos o tres metros del barco y a pesar de llevar potentes aletas, es rigurosamente imposible alcanzar el barco si este está fondeado o agarrado a una boya.

Si por el contrario el barco flota libremente, no tendremos ninguna dificultad al derivar nosotros con él en la misma corriente y por tanto resultar sencillísimo nadar hacia el barco, cómo si ambos estuviésemos parados. Este efecto es sorprendente, pues en superficie nadamos cerca del barco libremente y es como si todo estuviera en reposo, pero al mirar con las gafas de buceo hacia el fondo poco profundo, observamos como todo el paisaje submarino desfila a toda velocidad.

 

 

Ojo con la hélices

A pesar del gran cuidado con que operan los patrones, lo más peligroso del buceo con corriente es la recuperación del buzo. Casi siempre hay varios buzos a punto de subir al barco y en ocasiones este se aproxima demasiado al arrecife, lo cual obliga al capitán a maniobrar con las hélices. A pesar de encontrarnos a cierta distancia de la popa, la situación puede volverse rápidamente contra nosotros y vernos cerca de una hélice a punto de dar gas. Esta es una peligrosísima cuchilla que nos puede destrozar la vida. En dos ocasiones me he visto en peligro por este hecho y siempre cuando las condiciones eran regulares, con corrientes, y mala mar y con un capitán poco atento a la situación de los buzos a su alrededor.

Al emerger siempre se nos pide salir bien en el azul alejados del arrecife, para que el barco no tenga necesidad de maniobrar una vez cerca de los buceadores. Por ello cuando el mar está complicado, el salto al agua debe efectuarse con el jacket deshinchado para caer directamente a una profundidad de más de un metro sin tener que emerger para comenzar la inmersión. Cuando se acerque al barco siempre debemos evitar la popa y estar muy atento a la evolución del barco.

 

Como valorar la corriente

Desde el barco es complicado. Los buenos guías de buceo se tiran al agua solos y analizan desde abajo como está la situación, antes de lanzarse con todo su grupo. Los peces reaccionan dependiendo de la velocidad de la corriente. Algunos pequeños se esconden mientras que otros grandes la aprovechan para tomar nutrientes.

 

No hay corriente

Los pequeños peces del arrecife nadan en cualquier dirección y en diferentes profundidades. La inmersión será muy tranquila.

Corriente ligera hasta 1 nudo
Los pequeños peces nadan en una única dirección mirando hacia la corriente. Si los alevines todavía nadan en grupos en forma de columna, la corriente será menor de medio nudo. Si los pececillos nadan en grupos anchos pero casi pegados al arrecife tendremos una corriente cercana al nudo de velocidad. A los peces medios y grandes les da igual esta corriente. Nosotros con las aletas aún podemos nadar contra ella, aunque consumiremos bastante aire de la botella.

Corriente media de 1 a 2 nudos
Los alevines nadan y se esconden detrás de las formaciones de coral. No se separan casi nada de la pared o de los corales. Los peces de tamaño intermedio necesitan enfrentarse a la corriente y se esconden en cuevas o pináculos submarinos. Debemos dejarnos llevar por la corriente y hacer un buceo de deriva, pues luchar contra 2 nudos de corriente es totalmente inútil salvo durante sólo unos segundos, para alcanzar una determinada posición dando fuertes aletazos.

Corriente fuerte de 2 a 3 nudos

No verá ni un solo pez pequeño, pues se encuentran escondidos en las cavidades o debajo de los corales. Los grandes peces se encuentran agrupados en zonas de menor corriente o muy pegados al fondo para evitar ser arrastrados de sus zonas. El buceo de deriva a esta velocidad es muy divertido y relajado y no debe intentar nadar contra la corriente. Todo pasa como si fuera una película. Es imposible detenerse so pena de quedar agarrados a una roca como una bandera horizontal.

 

 

 

Corriente muy fuerte de 3 a 4 nudos
No verá ni un solo pez salvo algún gran y potente túnido. Los tentáculos de las anémonas están tiesos peinados por la fuerte corriente. El buceo de deriva pasa tan rápido como divertido para algunos o angustioso para otros. Si nos agarramos con un gancho de corriente a las rocas, la fuerza de la corriente hace que las gafas se pongan a vibrar por nuestros propios remolinos a punto de ser arrancadas y el regulador de buceo puede entrar en flujo continuo. Si le gusta la velocidad, déjese llevar por la corriente e incluso al pasar cerca del fondo de aletas para incrementar su velocidad. La sensación es una pasada, pero debe llevar muy buen control sobre su flotabilidad. Estamos en el límite de poder meternos en un lío muy serio si las cosas se complicaran.

 

Demasiada corriente

Por encima de los 3 ó 4 nudos la situación es bastante peligrosa y debemos salir a superficie. En ocasiones hemos podido experimentar corriente por encima de 5 nudos con chorros de cizalladura, y de verdad que las cosas son muy serias. En donde chocan dos corrientes tan fuertes se monta un remolino que chupa aire desde la superficie y es muy difícil mantener el regulador en la boca. Podríamos vernos meneados en todas direcciones como si estuviésemos dentro de una centrifugadora gigante. Con estas corrientes es fácil pasar de los 15 a los 6 metros de profundidad para inmediatamente vernos arrastrados a los 10 metros y otra vez salir despedidos a los 5 metros sólo 3 segundos después.

 

 

Algunos consejos

Si nos vemos metidos en una corriente descendente, nunca hinche su jacket pensado que esto le ayudará a salir a superficie. El efecto es casi nulo y cuando salga del chorro descendente saldrá disparado para arriba en una peligrosísima ascensión descontrolada. Debemos dar aletas para recuperar otra posición y buscar la salida de la zona descendente.

No tiene sentido esperar enganchados a una roca a que la corriente se calme. Efectivamente la corriente se calmará pero no tendremos aire para contarlo.

Si debido a fuertes corrientes hemos estado ascendiendo y descendiendo bruscamente. La computadora pita avisándonos de nuestro desmadre. No se apure, finalice la inmersión y haga una parada de seguridad más larga de los 3 minutos típicos a 5 metros. Aburrase tranquilamente comiendo el resto del aire de su botella a 5 y 4 metros para asegurar una deco completa.

En zonas de corrientes no cuente con la computadora de su pareja. No es raro perder a todo el mundo cuando la corriente es muy fuerte y por ello debe llevar su propia computadora. En un grupo de buzos separados por sólo algunos metros, uno de ellos puede verse influenciado por una corriente descendente y tener que realizar una curva de desaturación diferente a la de los demás.

Con corrientes, ¡olvídese totalmente del buceo nocturno. En una ocasión estando el el Mar de Flores en Indonesia, pudimos experimentar una nocturna con fuerte corriente y la experiencia submarina resultó ser tan desagradable como peligrosa. Además al finalizar la inmersión salimos desperdigados a más de 3 millas del barco y este tardó un buen rato en localizarnos gracias a nuestras linternas Led de gran potencia.

La boya nos ayudará a ser localizados cuando nos hayamos alejados por culpa de la corriente. No la olvide junto con su carrete de hilo. Existen pequeñas radiobalizas AIS submergibles que emiten nuestras coordenadas al barco. Son más que recomendables.

Las zonas de corales de tipo tabla o acroporas suelen tener menos corriente que otros lugares, pues sino, no  hubieran crecido en esas zonas.

 

 

 

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