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"Dronear" en el barco

 

 

Cada vez se ven más drones en los barcos, y es que año tras año, son mejores y cuestan menos.

 

El dron nos ayuda a reconocer la zona de costa en la que estamos navegando e investigar los alrededores. Ayudan en la pesca al descubrir en dónde hay aves cazando, o nos permiten realizar tomas de video impresionantes.

Cada vez aparecen más servicios asociados a esta herramienta, como son la entrega directa en barcos desde la costa, o labores de limpieza o inspección. Los drones son el nuevo "juguete" que

muchos armadores llevan a bordo para explorar la zona costera una vez fondeados. Nos permiten conocer el entorno complementando la salidas en la auxiliar. Si estamos en modo “expedición”, navegando por lugares remotos, el dron puede resultar muy útil para conocer los detalles de la costa y reconocer los pasos estrechos y saber que encontraremos en los alrededores tierra adentro. Han bajado mucho de precio y actualmente los hay para cualquier presupuesto desde 100 ó 200 euros a algunos miles de euros. Con un equipo entorno a los 1.000€ tendremos un dron de buena calidad.

 

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No dejan de aparecer marcas y modelos, pero uno económico y sencillo puede ser el X-pro, capaz de filmar en 4K y admitir diferentes maniobras y el regreso a casa automático, o el Stone HS720E, o el Typhon Q500, o naturalmente cualquiera de la serie Mavic de DJI, los Air de DJI y también la serie mini de este mismo fabricante. 

Nos permiten hacer filmaciones espectaculares con tomas  y ángulos antes imposibles, con la que luego editar videos que permitan documentar nuestras aventuras. La vista aérea en directo nos puede ayudar a reconocer y descubrir arrecifes de coral demasiado someros, o posibles e interesantes puntos de fondeo.

Incluso se están empezando a utilizar para realizar inspecciones de jarcia o para llevar a cabo labores de limpieza de yates, para lo cual se usan potentes drones que llevan una pequeña manguera  a tierra para la alimentación de agua a presión.

 

 

La parte negativa de todo ello, también estamos ya acostumbrados a sufrirla. Descansamos tranquilamente fondeados y de repente se escucha el característico zumbido que se aproxima a nuestro barco. Alguien está decidido a perturbar nuestra intimidad. Por ello es imperativo que si manejamos un dron en nuestro barco y la cercanía de otros, no acercarnos a los vecinos e intentar volar cuando estemos solos o con una buena distancia a los barcos vecinos.

Pero volar un dron despegando y aterrizando desde la cubierta requiere además de tener la licencia correspondiente a la categoría de dron que vayamos a volar, y correspondiente al país en el que vayamos a volarlo, una buena habilidad, que se adquiere con las horas de vuelo. Los drones se categorizan por peso, y cuanto mayor sea, más complicada será la licencia que nos permita volarlo. Los más livianos requieren menos permisos para ser volados en lugares en donde puedan encontrarse otras personas o lugares públicos. Por ello es muy probable que el dron más adecuado no sea el más caro y de mejor calidad de filmación.

 

 

Si no tenemos muy claro nuestras aptitudes de piloto, además de poder contratar un plan de mantenimiento del dron con un programa de sustitución frente a accidentes (Care Reflesh Plan), existen algunos modelos “acuáticos” capaces de aterrizar y despegar desde el agua, aunque por su pequeño tamaño, lo complicado puede ser localizarlos si se va al agua, lo cual nos obligaría a practicar maniobras de MOB sobre el dron flotante.

En el mar suele haber brisa marina y estas condiciones no ayudan a volar y mucho menos aterrizar el dron en un barco rodeado de antenas y jarcias. Ojo con los obstáculos pues un backstay es invisible a los sensores de distancia del dron. También debemos tener cuidado con la superficie reflectante del agua que puede inducir a error con los sensores de proximidad al suelo. Por todo ello es importante ganar experiencia de vuelo en tierra antes de lanzar el dron desde el barco. Debemos tener presente que el barco se mueve y por tanto conocer que la opción de “vuelta a casa” es un punto dinámico. Debemos prestar atención a la autonomía, pues con viento o buena brisa marina, el dron tendrá que pelear más y reducirá el tiempo de vuelo.

 

 

Aterrizar un dron desde un barco navegando complica mucho la maniobra y por ello es especialmente importante una buena planificación del vuelo, despegar siempre a tope de batería, y practicar al principio, solo con suaves brisas. En los menús de configuración es necesario eliminar los límites de rango y debemos aprender de memoria como actualizar la posición para el botón de “regreso a casa”.

Debemos anular los sensores de colisión para que el dron se pueda acercar hasta nuestra mano y situarnos en la zona del barco que tenga menos obstáculos. Para ello una buena opción es seleccionar el modo “sport” del aparato y realizar el acercamiento en modo manual, pues con un barco en movimiento, la toma automática puede no funcionar y confundir a los sensores.

Los drones de tipo VPF (Vista en Primera Persona o “First Person View”), son también muy adecuados para el barco ya que se manejan con unas gafas inmersivas, que permite visualizar el panorama como si estuviéramos volando en él. Al aislar la visión del entorno evitamos la dificultad de ver la pantalla del mando en pleno día y una vez acostumbrados a las maniobras lograremos tomas de video muy impactantes. Además los VPF suelen tener menos sensores de proximidad para facilitar las maniobras, lo cual es perfectamente compatible con el vuelo desde el barco, pues de todas formas sería muy conveniente anular los sensores de proximidad para evitar la detección de obstáculos durante las aproximaciones al barco. El DJI Avata es uno de los modelos más vendidos en este segmento.

 

 

 

El inminente futuro de los drones

Los drones más grandes son auténticos helicópteros capaces de llevar un pasajero, como ya ocurre con el taxi dron autónomo de Dubai, y que pronto podría convertirse en un nuevo “tender” para los yates más grandes. Un método perfecto quizás para reavituallar el barco sin necesidad de desembarcar.

La tecnología de drones no deja de sorprender en prestaciones digitales como en capacidad de sustentación y mejora de baterías con mayores autonomías. Todo ello abona el terreno para nuevos servicios como el de reparto de comidas que ya funciona en Ibiza o nuevas empresas que ofrecen servicios de limpieza de yates desde el aire, ahorrando tiempo y llegando a partes de la cubierta de difícil acceso.  A medida que van mejorando y aumentando en tamaño están apareciendo nuevos trabajos y servicios que hasta ahora debían ser afrontados de la forma tradicional.

 

 

 

 

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