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            No dejan de aparecer marcas y modelos, 
            pero uno económico y sencillo puede ser el X-pro, capaz de filmar en 
            4K y admitir diferentes maniobras y el regreso a casa automático, o 
            el Stone HS720E, o el Typhon Q500, o naturalmente cualquiera de la 
            serie Mavic de DJI, los Air de DJI y también la serie mini de este 
            mismo fabricante.  
            
            Nos permiten hacer filmaciones 
            espectaculares con tomas  y ángulos antes imposibles, con la que luego 
            editar videos que permitan documentar nuestras aventuras. La vista 
            aérea en directo nos puede ayudar a reconocer y descubrir arrecifes 
            de coral demasiado someros, o posibles e interesantes puntos de fondeo.  
            
            Incluso se están empezando a 
            utilizar para realizar inspecciones de jarcia o para llevar a cabo 
            labores de limpieza de yates, para lo cual se usan potentes drones 
            que llevan una pequeña manguera  a tierra para la alimentación de 
            agua a presión.
             
            
            
             
            
            La parte negativa de todo ello, también 
            estamos ya acostumbrados a sufrirla. Descansamos tranquilamente 
            fondeados y de repente se escucha el característico zumbido que se aproxima a nuestro 
            barco. Alguien está decidido a perturbar nuestra intimidad. Por ello 
            es imperativo que si manejamos un dron en nuestro barco y la 
            cercanía de otros, no acercarnos a los vecinos e intentar volar 
            cuando estemos solos o con una buena distancia a los barcos vecinos.
            
            Pero volar un dron despegando y 
            aterrizando desde la cubierta requiere además de tener la licencia 
            correspondiente a la categoría de dron que vayamos a volar, y 
            correspondiente al país en el que vayamos a volarlo, una buena 
            habilidad, que se adquiere con las horas de vuelo. Los drones se 
            categorizan por peso, y cuanto mayor sea, más complicada será la 
            licencia que nos permita volarlo. Los más livianos requieren menos 
            permisos para ser volados en lugares en donde puedan encontrarse 
            otras personas o lugares públicos. Por ello es muy probable que el 
            dron más adecuado no sea el más caro y de mejor calidad de 
            filmación.
             
            
            
             
            
            Si no tenemos muy claro nuestras 
            aptitudes de piloto, además de poder contratar un plan de 
            mantenimiento del dron con un programa de sustitución frente a 
            accidentes (Care Reflesh Plan), existen algunos modelos “acuáticos” 
            capaces de aterrizar y despegar desde el agua, aunque por su pequeño 
            tamaño, lo complicado puede ser localizarlos si se va al agua, lo 
            cual nos obligaría a practicar 
            maniobras de MOB sobre el dron flotante.
            
            En el mar suele haber brisa 
            marina y estas condiciones no ayudan a volar y mucho menos aterrizar 
            el dron en un barco rodeado de antenas y jarcias. Ojo con los 
            obstáculos pues un backstay es invisible a los sensores de distancia 
            del dron. También debemos tener cuidado con la superficie 
            reflectante del agua que puede inducir a error con los sensores de 
            proximidad al suelo. Por todo ello es importante ganar experiencia 
            de vuelo en tierra antes de lanzar el dron desde el barco. Debemos 
            tener presente que el barco se mueve y por tanto conocer que la 
            opción de “vuelta a casa” es un punto dinámico. Debemos prestar 
            atención a la autonomía, pues con viento o buena brisa marina, el dron tendrá que pelear 
            más y reducirá el tiempo de vuelo.
             
            
            
            
             
            
            Aterrizar un dron desde un barco 
            navegando complica mucho la maniobra y por ello es especialmente 
            importante una buena planificación del vuelo, despegar siempre a 
            tope de batería, y practicar al principio, solo con suaves brisas. 
            En los menús de configuración es necesario eliminar los límites de 
            rango y debemos aprender de memoria como actualizar la posición para 
            el botón de “regreso a casa”.  
            
            Debemos anular los sensores de 
            colisión para que el dron se pueda acercar hasta nuestra mano y 
            situarnos en la zona del barco que tenga menos obstáculos. Para ello 
            una buena opción es seleccionar el modo “sport” del aparato y 
            realizar el acercamiento en modo manual, pues con un barco en 
            movimiento, la toma automática puede no funcionar y confundir a los 
            sensores. 
            
            Los drones de tipo VPF (Vista en 
            Primera Persona o “First Person View”), son también muy adecuados 
            para el barco ya que se manejan con unas gafas inmersivas, que 
            permite visualizar el panorama como si estuviéramos volando en él. 
            Al aislar la visión del entorno evitamos la dificultad de ver la 
            pantalla del mando en pleno día y una vez acostumbrados a las maniobras 
            lograremos tomas de video muy impactantes. Además los VPF suelen tener menos 
            sensores de proximidad para facilitar las maniobras, lo cual es 
            perfectamente compatible con el vuelo desde el barco, pues de todas 
            formas sería muy conveniente anular los sensores de proximidad para 
            evitar la detección de obstáculos durante las aproximaciones al 
            barco. El DJI Avata es uno de los modelos más vendidos en este 
            segmento.
             
            
            
             
             
            
            El inminente futuro de los 
            drones
            
            Los drones más grandes son auténticos 
            helicópteros capaces de llevar un pasajero, como ya ocurre con el 
            taxi dron autónomo de Dubai, y que pronto podría convertirse en un 
            nuevo “tender” para los yates más grandes. Un método perfecto quizás 
            para reavituallar el barco sin necesidad de desembarcar. 
            
            La tecnología de drones no deja de 
            sorprender en prestaciones digitales como en capacidad de 
            sustentación y mejora de baterías con mayores autonomías. Todo ello 
            abona el terreno para nuevos servicios como el de reparto de comidas 
            que ya funciona en Ibiza o nuevas empresas que ofrecen servicios de 
            limpieza de yates desde el aire, ahorrando tiempo y llegando a 
            partes de la cubierta de difícil acceso.  A medida que van mejorando 
            y aumentando en tamaño están apareciendo nuevos trabajos y servicios 
            que hasta ahora debían ser afrontados de la forma tradicional.
            
             
            
            
            
             
             
			 
               
                   
                
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