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La brutal pesca con dinamita

 

 

Se trata de una práctica tan brutal como estúpida pues destroza el entorno marino, aniquilando la posibilidad de nuevas capturas para el futuro.

 

Es tan ilegal como destructivo, especialmente al ser utilizada en ecosistemas de arrecifes coralinos.

También conocida como “Blast fishing”, la pesca con dinamita es una bárbarie que tiene lugar en unos 30 países en todo el mundo. Aún en España se descubren con frecuencia nuevos casos perseguidos por la guardia civil.

Pero el drama tiene lugar en países pobres como Indonesia o Filipinas en donde las perdidas a medio plazo debido a la destrucción de las pesquerías se cifran en 8.500 millones de dólares.

La explosión en los arrecifes destruye el esqueleto de carbonato cálcico del coral imposibilitando la recuperación de las zonas afectadas para siempre. Se calcula que el 50% de la destrucción de los arrecifes del sudeste asiático se debe a esta práctica ilegal. Los pescadores locales fabrican estas bombas por 1 ó 2 dólares y con ellas pueden llegar a capturar peces por valor de 15 a 40 dólares, lo que parece muy rentable a los ojos de estos pobres pescadores. Las bombas, en muchas ocasiones caseras, son fabricadas con una botella de cristal rellena de pólvora o nitrato potásico mezclado con azufre y algunos guijarros. También las preparan con gasolina, o fertilizantes mezclados con azúcar.

En Filipinas la pesca con dinamita sigue siendo practicada por unos 70.000 pescadores (12% del total de los pescadores filipinos). Pero también se practica en las costas de África e incluso en determinados puntos del Mar Egeo. En las lonjas de Makassar en Indonesia, entre un 10% y un 40% del pescado se obtiene de esta forma. El beneficio rápido, así como las capturas fáciles y en ocasiones la apatía o la corrupción de las autoridades legales hace muy difícil la lucha contra esta lacra destructiva.

 

La explosión bajo el agua

La onda de choque produce un efecto destructivo inmediato en el entorno 5 veces más fuerte que una bomba detonada en superficie. Muchos peces alejados del punto de explosión quedan atontados mientras que otros muchos mueren al reventar sus vejigas natatorias con las que ajustan su flotabilidad. Un pequeño número de peces quedan flotando en la superficie y son recogidos muertos por los pescadores, pero la mayoría de los peces quedan muertos en el fondo del mar. La explosión destroza indiscriminadamente todas las formas de vida afectadas por la onda explosiva acabando con el entorno marino y por tanto con la posibilidad de regeneración.

Los biólogos marinos consideran que la pesca con dinamita y el cambio climático, representa las peores amenazas al ecosistema coralino pues convierte los arrecifes llenos de vida en escombreras muertas. Una explosión submarina en el arrecife coralino necesitará entre 5 y 10 años para su recuperación, pero un bombardeo reiterado, como frecuentemente es el caso, produce una destrucción definitiva del hábitat submarino.

 

 

Educar las poblaciones locales

 

La mejor forma de luchar contra esta masacre es mediante la educación a los aldeanos locales. En Tanzania se ha trabajado con campañas locales de información junto con los comités de los pueblos costeros, se han creado patrullas locales que ayudan a informar detalladamente sobre las nefastas consecuencias de estas prácticas. El resultado ha sido excelente, reduciéndose drásticamente la pesca con bombas. En Filipinas e Indonesia también se han conseguido reducciones importantes basadas en el diálogo y la explicación de los resultados de estas prácticas. 

Mediante un sistema de triangulación mediante micrófonos submarinos separados un metro entre sí, montado en un barco de patrulla, es posible conocer con buena exactitud de 0,2º de arco, la zona en donde se produce la explosión. Esta precisión permite conocer el punto de explosión con una exactitud de 30 metros a una distancia de 10 kilómetros. El objetivo es poder ayudar a las patrullas de protección para que puedan acudir a las zonas donde se producen estos actos delictivos.

 

 

 

Pesca con dinamita practicada en España

En Galicia se han dado recientes casos de pesca con dinamita y otros explosivos durante la captura de las sardinas. Los peces aturdidos por las detonaciones se concentran cerca de la superficie en donde se convierten en fácil presa de las redes.

 

 

A pesar de la prohibición, los dinamiteros siguen practicando la pesca fácil. Los explosivos son escondidos en boyas localizables por GPS para esquivar los controles de la guardia civil en los puertos. La explosión destroza los órganos blandos de los peces, sus oídos, sus vidas. La salvaje onda de presión arrasa los huevos de las sardinas imposibilitando su reproducción. La explosión acaba con el fitoplancton y el zooplancton rompiendo la cadena trófica…. Un desastre.

En España la pesca con dinamita ha sido una práctica que ha esquilmado los mares y contra la que es difícil luchar. En cuanto los pesqueros ilegales ven la patrullera de la guardia civil, arrojan todo por la borda para deshacerse de las pruebas incriminatorias.

 

Tras un continuado "fish bombing" el arrecife queda destrozado y arrasado convertido en una escombrera submarina. Los restos de coral muerto son el mudo recuerdo de la vida aniquilada, de la biodiversidad perdida.

 

 

 

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