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Impactar con una ballena

 

 

¿Cuánto daño podemos sufrir si chocamos contra una ballena? ¿Quién puede salir peor parado en un encuentro? ¿Nos pueden oír y evitar las ballenas?

 

¿Cómo actuar ante un encuentro fortuito?

En la prensa han salido diversas noticias sobre orcas acosando a barcos de recreo. Al menos eso es lo que dicen algunos periodistas con posiblemente escasos conocimientos en

biología marina. El encuentro con ballenas es distinto y no tan "de moda" como los recientes encuentros con las orcas en aguas atlánticas. Esos supuestos ataques de orcas es muy probable que estén relacionados con "juegos" de aprendizaje de las crías, pues han mordido e inutilizado timones sin realizar otros daños. Si una orca quisiera atacar de verdad a un barco de modesto tonelaje, éstas podrían ponerlo en serios aprietos o hundirlo sin más contemplación.

 

Encuentros con ballenas

Sin embargo los encuentros con ballenas son más impresionantes por la “magnitud” del encuentro (o del choque). En muchos mares aparecen ballenas muertas tras el impacto con un mercante. Y es probable que sean muchas más las muertes de ballenas a las que son comunicadas por las empresas de transporte marítimo. Desde el puente de un porta-contenedores puede pasar inadvertido el choque con una ballena, y esta herida de muerte, irse al fondo sin quedar nada registrado.

 

Con certeza, las ballenas son las grandes perjudicadas por la navegación comercial, pues un enorme barco de gran tonelaje casi ni se entere tras impactar y matar a un gran cetáceo.

 

 

 

 

 

 

Algo muy distinto ocurre con la náutica de recreo en la que la relación de masas se equipara. En muchos casos el desplazamiento de la ballena es mucho mayor al del barco de recreo involucrado en un encuentro. Dejando de lado la aproximación a los cetáceos de carácter turístico y científico, estos encuentros son bastante raros y esporádicos. Tan poco habituales, que no tiene mucho sentido preocuparse por ellos, aunque si conviene saber cómo comportarse si llegaran a ocurrir.

 

La baja velocidad de un velero a 6 u 8 nudos, y su menor desplazamiento, disminuye drásticamente la peligrosidad del encuentro para la ballena, y sin embargo puede poner en serios aprietos al armador. Sin embargo hay encuentros, por ejemplo de un de velero de 40 pies que tras impactar con una ballena no sufrió ningún daño aunque la ballena se alejó dejando un rastro de sangre en el agua….

 

Navegando a motor el ruido pone en alerta a las ballenas y por ello navegar con ruido de motores es buena idea si atravesamos aguas en zonas de migración de ballenas. Nada que ver con un gran velero de altas prestaciones lanzado a 30 ó 40 nudos en mitad de una Jules Vernes o una Vendèe Globe, o en mitad de la VOR. La dureza del impacto depende del la velocidad y por ello un impacto de un IMOCA lanzado a 30 nudos con apéndices cortantes como cuchillos es muy peligroso tanto para la ballena como para el velero. El golpe puede acabar con la vida de la ballena y con casi total seguridad con el casco de fibra de carbono.

 

 

 

 

Encuentros ocurridos

 

Por ejemplo, en 2017 un velero de recreo impactó con dureza en el Mar de Cortez, tras lo cual la ballena nadó alrededor del barco a solo medio metro del casco sacando un ojo interrogando por la situación. Tras unos minutos a la deriva con los motores parados y sin viento, el cetáceo se alejó sin más complicaciones. Es posible que las ballenas descansen o se encuentren semi dormidas en la superficie, quedando en esos momentos muy expuestas. Encuentros de este tipo son raros, aunque ocurren y lo importante tanto si hay impacto como si se tratara de un avistamiento, es detener el barco y parar máquinas.

 

Otro velero impactó hace pocos años, contra una ballena sin brusquedad, produciendo un golpe sordo mientras navegaba a toda vela a unos 7 nudos, cerca de las costas de Maine (USA). El barco escoró hasta los 70º quedando atravesado a la mar sin arrancada, pero sin ningún daño. La dureza del impacto y las consecuencias de este, tanto para el barco como para el cetáceo dependen en mucha medida del tipo de casco y por tanto apéndices del barco y de la forma en que ocurra la colisión. Si se alcanza a la ballena de forma tangencial como ocurre en el caso descrito, el masivo cuerpo de la ballena desvía la trayectoria mientras produce la escora descrita sin demasiadas consecuencias ni para la ballena ni para el barco. Si por el contrario el impacto ocurre de forma perpendicular, la proa actuará como un machete contra el cuerpo de la ballena.

 

Los cetáceos son muy inteligentes, y en general si se producen encuentros, es porque ellos lo permiten o incluso lo buscan, como ocurrió a un barco de recreo en aguas de Hawai, en donde una ballena madre se acercó a un velero con su ballenato para utilizar el casco como barrera de protección frente al ataque de un gran tiburón.

 

 

 

 

 

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