Normalmente estos depósitos están 
            moldeados con una base estándar en su parte superior en la que poder montar estos 
            aforadores, pero además del aforador tendremos que panelar un nuevo 
            medidor en el cuadro de instrumentos del barco y cablear el nuevo 
            sistema. Vamos, un follón que nos obligaría a 
            hacer agujeros en la ebanistería y liarnos con las guías de pasar 
            cables, amen de dejarnos un buen dinero por el camino.
             
            
            Arreglar el problema de raíz
            
             
            
            Tras dar una pensada al asunto, 
            decidimos tirar por la calle del medio. Para desmontar los tornillos 
            de medición del depósito que tenemos que limpiar, es necesario sacar el depósito pues no hay espacio de trabajo. Para 
            ello, tendremos que desvestir un poco el camarote. Si tenemos 
            suerte bastará con ir retirando los tapizados sujetos con velcro y 
            alguna que otra madera fácil de quitar. En los camarotes de proa la 
            cosa puede ser más complicada y quizás tenga que retirar 20 ó 30 tornillos de la ebanistería para 
            desmontar un poco la cama o lo que el depósito tenga montado encima.
            
             
            
            Aunque el asunto parece bastante 
            aparatoso, al final se deja hacer sin mucha dificultad. El arreglo 
            del depósito de popa se puede llevar a cabo en unas dos horas de 
            trabajo todo incluido. 
            El de proa un poco más complicado debido a las maderas atornilladas, 
            unas dos o tres horas de principio a fin. Y es que para acceder a 
            los famosos tornillos de medición, desgraciadamente los astilleros no han 
            previsto una ventana de inspección.
            
             
            
                
                
             
    
             
    
            
                Retirar el 
                depósito del barco nos ocupará de media hora a una hora de 
                trabajo relativamente cómodo y sencillo. 
            
                 
            
                En la parte 
                superior de la foto izquierda se aprecia la manguera de llenado por la que 
                entra el agua a través del cuello de entrada. Al lado está otra 
                pequeña manguera de ventilación del depósito por la que sale el 
                aire al llenarse de agua, o por donde entra el aire a medida que 
                se vacía el depósito al consumir agua potable. En la parte media 
                de la imagen vemos la barra de aluminio que sujeta el 
                depósito contra el contramolde. A la derecha se observa el tapón 
                rojo de inspección. Bajo el tapón se encuentra el tubo de salida 
                del agua hacia el circuito de servicio y una segunda base en la 
                que podemos montar otro sistema de aforador. El cable eléctrico 
                fijado con bridas de la parte interior de la imagen conecta los 
                tornillos de medición.
            
                
            
            
            Debemos aflojar las abrazaderas del 
            tubo de llenado y del respiradero de llenado, así como la salida del 
            agua que conduce el líquido a la bomba del circuito de 
            presurización. Es bien fácil y no conlleva ningún problema pues la 
            salida está montada con un racord "loco". Con un par de llaves fijas 
            aflojamos y retiramos la tuerca y contratuerca que aseguran la barra 
            de aluminio que fija el depósito con firmeza al contramolde del 
            barco.  
            
            
             
            
            
            
            Huelga decir para los más despistados, 
            que antes de nada es más que aconsejable vaciar el depósito a tope, 
            salvo que quiera darse una ducha, pero ¡fuera del baño! A tal asunto, 
            es posible que el barco tenga una llave de corte a la entrada del 
            circuito de presurización, como así ocurre por ejemplo es el caso en los Beneteau 
            y Jeanneau. Así podremos dejar abierto un tanque y cerrar la llave del 
            tanque que estamos arreglando para no dejar el agua cortada ni un momento 
            en el resto del barco evitando las quejas de la mujer o de los amigos.
            
             
            
            El tanque ya sin tubos conectados y 
            sin el líquido elemento, pesa bastante poco y a pesar de ser muy 
            voluminoso se deja manejar con cierta facilidad. En la imagen de la 
            derecha vemos las llaves de paso que permiten aislar uno u otro 
            depósito del circuito de presurización. 
             
            
            Limpiar los tornillos de 
            medición
            
             
            
            Desatornillamos los 4 tornillos con la 
            ayuda de una herramienta eléctrica que nos ahorrará sudar la gota 
            gorda. Y como estaba previsto salen perfectamente “tapizados” por 
            una compacta capa de cal que como es lógico impedía la conducción 
            eléctrica y por tanto la medición del nivel del agua.
            
             
            
            Meteremos los tornillos en un cuenco 
            de la cocina, sin que se entere su pareja, y en la que previamente 
            habremos vertido un dedo de ácido del más 
            fuerte que pueda encontrar. En nuestro caso el asunto fue de 
            maravilla con el líquido anaranjado del producto utilizado para 
            eliminar manchas de oxido que contiene una alta concentración de 
            ácido fosfórico. En el acto los tornillos se 
            convierten en una pastilla de “redoxon” indicando que el ácido se come la cal a toda marcha. En 5 
            minutos aclaramos los tornillos que quedan como 
            nuevos.
            
            
            
            Y sólo falta 
            montar todo lo desmontado para finalizar el asunto. Recuerde marcar 
            con un rotulador sobre el depósito el color de cada cable de 
            medición para poner luego cada uno en su sitio y evitar una medición 
            posterior más bien caótica. 
             
            
            Depósitos de cal en el 
            depósito
            
            
            
             
            
            Ya metidos en faena y con el depósito 
            sacado fuera del barco, es más que probable que le apetezca echar un 
            vistazo de inspección a su interior. Las tapas de inspección de los 
            depósitos suelen estar formadas por una tapa atornillada con un 
            montón de tornillos que hacen muy aburrido la retirada e inspección.
            
             
            
            Pero en los depósitos rotomoldeados como es el caso, la tapa de 
            inspección está formada por un gran tapón de rosca con una gran 
            junta tórica que una vez limpia podremos frotar entre los dedos con 
            algo de vaselina antes montarla de nuevo.
            
             
            
                
            Quizás la tapa del depósito esté más 
            bien dura y parezca imposible de abrir. La prueba de ingenio puede 
            resolverse con una madera sujeta a una mordaza a modo de 
            desatornillador gigante. Para la próxima ocasión nos proponemos 
            fabricar una llave “ad-hoc” para abrir y cerrar la tapa de 
            inspección sin problemas, pero por ahora el asunto ha quedado 
            resuelto.
            
            
            
            
             
            
            
             ¡Oh sorpresa! En el fondo del tanque 
            aparecen depósitos blanquecinos nada apetecibles de ver en un envase 
            dedicado al agua dulce. Aunque en el barco bebamos agua embotellada, 
            con la del depósito lavamos la vajilla, nos duchamos y lavamos los 
            dientes. Debemos estar seguros de su calidad.
¡Oh sorpresa! En el fondo del tanque 
            aparecen depósitos blanquecinos nada apetecibles de ver en un envase 
            dedicado al agua dulce. Aunque en el barco bebamos agua embotellada, 
            con la del depósito lavamos la vajilla, nos duchamos y lavamos los 
            dientes. Debemos estar seguros de su calidad.
             
            
            Se trata de cal precipitada sobre el 
            fondo y en apreciable cantidad. Con la tapa de inspección quitada, y 
            el depósito ya en el pantalán o en la bañera del barco, buscamos la 
            posición que permite desaguar en abundancia. 
            Para ello, situamos el cuello de llenado del 
            depósito mirando hacia abajo, y nos servimos de una manguera de agua 
            a presión para "pasearla" por el interior y recorrer palmo a palmo sus 
            rincones.
            
             
            
            El choro a tope de presión arrastrará toda esta suciedad 
            que sale a borbotones por el orificio de entrada del depósito. En la 
            medida de lo posible conviene raspar las paredes interiores con un Scotch-britte para asegurar la limpieza. 
            Lo importante es buscar la posición adecuada del depósito para que 
            el agua circule con fuerza y arrastre toda la porquería hacia fuera. 
                
             
                
                
                
                
            
            
            
            
            Nos animamos a 
            desmontar el depósito y limpiarlo a fondo con una manguera, para 
            arrastrar  los depósitos de cal precipitados en el fondo. En la 
            imagen se aprecia una cantidad importante de sedimentación parduzca 
            sobre el suelo de la bañera. El agua inyectada por la manguera 
            arrastras toda esta porquería precipitada en el fondo del depósito.
             
             
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            Mantener el agua 
            potable