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Los rompehielos

 

 

Buques excepcionales, diseñados para navegar incluso por mares helados, capaces de romper gruesas capas de hielo cercanas al metro de espesor. Los rompehielos permiten el tránsito de mercancías por las rutas marítimas, incluso durante los inviernos más fríos.

Sus cascos reforzados son capaces de atravesar los duros hielos y una proa muy eficaz con la que romperlos gracias a la gran potencia de sus motores que al empujar consiguen levantar el casco por encima de la superficie, lo cual ejerce una presión sobre la capa de hielo que parte por el peso del barco. Sus motores, de gran potencia, permiten levantar el casco y avanzar a medida que se va rompiendo la capa de hielo que es apartada hacia los lados por la forma de la proa, diseñada para esta misión, lo que permite que el hielo partido no se acumule en la parte delantera del barco.

 

Por esta razón la proa es de una dureza extrema para actuar como si se tratara de un enorme hacha, y también para resistir la presión de los hielos que pueden cerrarse y formarse a su alrededor. Además de las hélices de propulsión,  poseen otras en la proa para poder dar marcha atrás y zafarse de las situaciones más comprometidas.

 

 

 

Los rompehielos están equipados con sistemas de tanques de lastre y bombas de agua que permiten llenar y vaciar rápidamente estos depósitos con agua de mar y variar así la estabilidad lateral del barco.

 

Este trabajo permite hacer cabecear el barco de bordo a bordo y evitar que se quede bloqueado en el hielo. Están hechos por y para la navegación en el hielo,' y por ello el corte transversal de su quilla es redonda lo cual les facilita este movimiento de cabeceo lateral.

En un mar helado no hay olas ni mar de fondo, pero tampoco se navega de forma confortable ya que el barco genera importantes vibraciones mientras se va abriendo camino en su lucha por romper la importante capa de hielo.

  

Son utilizados para abrir vías navegables a otros cargueros que le siguen en su estela y que no deben alejarse demasiado, pues el camino abierto se cierra de nuevo en pocas horas.

En el mar Báltico, entre las costas Finlandesas y las Suecas, en el golfo de Botnie, el mar está helado durante 5 meses al año. Los rompehielos se encargan de abrir la vía comercial a los cargueros que cruzan de costa a costa, como si se trataran de quitanieves para las carreteras.

 

 

 

 

Pero hay veces en que un carguero queda prisionero en estos hielos, y será necesario entonces fijarlos sólidamente al rompehielos para conseguir liberarlo. Estas situaciones se producen a veces en mitad de la noche y es urgente actuar ya que cuanto más tiempo pase, más difícil será su liberación.

 

 

 

El tamaño de un rompehielos “típico” es de unos 100 metros de eslora por 25 de manga con un calado de 8 metros y propulsados por unos motores principales de 15 megawatios  (unos 10.000 Cv) y una capacidad de tracción de hasta 160 Toneladas.

Existen algunas agencias turísticas nórdicas que ofrecen viajes en rompehielos por los mares de Finlandia, Rusia, o Canadá. En aguas Finlandesas por ejemplo podremos embarcarnos en el “Sampo” desde mitad de diciembre hasta finales del mes de Abril, para conocer de cerca lo que significa navegar en estos leviatanes de acero.

En Finlandia, el transporte marítimo es esencial incluso en invierno. En 2002 el peso total de las mercancías transportadas alcanzó la cifra de 87 millones de toneladas de las cuales el 40% fueron transportadas durante el invierno por unos 14.000 barcos  mercantes. Muchos de ellos van equipados con plataforma para helicópteros, para poder inspeccionar los hielos y conseguir llegar con mayor rapidez y prestar ayuda a los cargueros que se quedan atrapados en el mar helado. Cuando un carguero se ha quedado bloqueado o sufre una avería que le impide seguir navegando, la maniobra consiste en posicionarse delante de él, para largar varias potentes eslingas que permitan el remolque por el estrecho canal abierto en los hielos.

 

 

Carreteras heladas

 

En otros mares helados lo que se hace es pasar un quitanieves para dejar acondicionada una carretera muy especial por la que ruedan los camiones equipados con ruedas de tacos metálicos. La solución es buena y segura… hasta que deja de serlo cuando el peso de la carga es demasiado alto o la capa de hielo se debilita con la llegada prematura de la primavera. En estos casos el camión es literalmente “tragado” por la carretera.

En el ártico Canadiense, entre Tibbitt y Contwoyto transcurre una de las rutas más peligrosas del mundo, durante más de 50 kilómetros, hasta las gigantescas minas de diamantes del norte. El 85% de su longitud transcurre sobre el agua helada. La anchura de la vía es equivalente a la de una autopista de 8 carriles por la que circulan los camiones de hasta 70 toneladas.

 

 

 

 

 

 

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