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Irukandji; tan pequeña como peligrosa

 

 

A pesar de medir sólo un centímetro, puede llegar a ser mortal al tener un veneno 100 veces más potente que el de las cobras en sus imperceptibles cuatro tentáculos de 50 centímetros de largo. Se encuentra en las costas de Australia, aunque también ha sido localizada en los mares de Malasia, Papúa, Japón y Florida. Ojo si navega por esas aguas....

Fue el doctor Hugo Flecker quien en 1952 la identificó al norte de las costas de Cairns y puso por nombre el de una tribu aborigen de la zona. Su picadura, extremadamente venenosa, produce un estado de "shock" con

nauseas, hipertensión, taquicardia, edema pulmonar y en casos extremos la muerte. La Irukandji tiene células venenosas agrupados en minúsculos puntos rojizos tanto alrededor de su campana como en sus 4 tentáculos que varían en longitud desde unos pocos centímetros hasta un metro.

A mitad del pasado siglo no se sabía quién era el culpable de estas picaduras y cuando Flecker encuentra la diminuta medusa e intuye que podría ser la causante de los males, se deja picar por ella para comprobar si la sintomatología coincidía con la de afectaba a los bañistas locales.

 

El síndrome de Irukandji

 

El síndrome de la Irukandji es producido incluso por una ínfima cantidad de su veneno y comienza con su picadura poco visible y con una potente sensación de ardor en la piel con calambres insoportables en brazos y piernas, dolor intenso en la espalda y en la zona de los riñones, seguido por dolor de cabeza, nauseas, sudoración y vómitos. Al mismo tiempo aparece taquicardia y aumenta la presión sanguínea mientras el paciente experimenta psicológicamente la sensación de muerte inminente, la cual efectivamente se produce en no pocas ocasiones. Todo el cuadro puede darse entre 5 minutos hasta 2 horas, pero siendo lo normal experimentar esta colección de desdichas en unos 30 minutos desde la picadura. Los síntomas pueden permanecer en el enfermo desde unas pocas horas hasta varias semanas y en muchos casos se requiere hospitalización.

Como otras cubo-medusas de la familia, se consigue desactivar los arpones o nematocistos adheridos en la piel del paciente mediante enjuagues con vinagre y sin frotar. Pero el veneno que ya haya penetrado no se verá afectado por los lavados con vinagre. Si encuentra antiestáminicos, antihipertensivos, y antiinflamatorios en el botiquín del barco, es el momento de utilizarlos. Algún opiáceo como el fentanyl o la morfina es adecuado para controlar el dolor insoportable que provoca su picadura.

Las medusas están dotadas de una estructura sorprendentemente compleja para la inyección del veneno. Cuando se activa un nematocisto, esta célula se retrae y produce internamente una presión de 130 atmósferas provocando la inyección ultrarrápida del veneno a través del arpón.

Aunque el veneno es posiblemente el más letal de todos los conocidos de los animales marinos, su pequeño tamaño y por tanto la ínfima cantidad de veneno inyectado, no la hacen tan temible como su terrible familiar, otra medusa de tipo "caja" conocida como "Chironex Fleckeri" o más comúnmente "Avispa de mar" de unos 30 centímetros de diámetro y tentáculos de unos 3 metros que se cobra unas 100 vidas al año.

 

Una medusa muy frágil

Su cuerpo transparente de un centímetro cúbico es tan frágil que sólo con golpearse con el cristal de un acuario puede romperse. Quizás por esta razón la naturaleza la haya dotado con un veneno tan ultra-potente que deja inmovilizados de forma inmediata a los peces y presas que roza. Se cree que también el veneno de la medusa "Carukia Barnesi" y la "Malo Kingi" producen efectos parecidos.

No se sabe gran cosa de estas medusas, aparte de encontrarse en aguas cálidas y cerca de la costa hasta una distancia de no más de 2 millas, lo cual no quiere decir que no existan en alta mar. La picadura de una sola de ellas no es casi nunca mortal, pero el dolor es tan grande que hace gritar al afectado, y si este recibe varias picaduras el incidente puede acabar en desgracia.

 

 

 

 

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