Equipo de buceo
portátil

Llevar a bordo un pequeño equipo de buceo
portátil, además de permitir momentos de ocio inolvidables,
resultará de enorme utilidad y en ocasiones puede suponer la
diferencia entre una situación desesperada o un molesto
contratiempo.
Vaya por delante que bucear con equipos autónomos
con botella de aire comprimido requiere siempre haber hecho
previamente un cursillo para conocer las técnicas elementales
del buceo y no incurrir en riesgos estúpidos.
El buceo autónomo en sí es una actividad
apasionante que nos permite conocer la mar, quizás de la forma
más intensa y natural. Nos permite sentirnos casi como si
fuéramos verdaderos peces durante los largos minutos que dura
cada inmersión.
Llevar el equipo de buceo en el barco, además de
suponer una actividad de ocio de las más divertidas puede sernos
de gran ayuda tanto para el mantenimiento del barco, como en el
momento de efectuar un fondeo complicado, como para resolver las
situaciones más inesperadas y o incluso peligrosas y acuciantes.

Una pequeña botella de 5 litros es ideal para
llevarla a bordo de un velero. Con unas simples cinchas y sin
necesidad de chaleco hidrostático podremos llevarla cómodamente
en la espalda.
Suponga que engancha un cabo en la hélice al
largar amarras, situación mucho más normal de lo que pudiera
parecer debido a las guías de popa. El motor se detiene en el
acto quedando el barco sin ningún tipo de gobierno. Si la maroma
se ha enganchado al eje a conciencia, más le vale estar en una
estupenda forma física para aguantar las sucesivas y prolongadas
apneas que deberá efectuar para eliminar el lío armado allá
abajo,… o llevar una botella de buceo para solucionar el asunto
en un par de minutos. Tengo algo de experiencia en el asunto, y
la primera vez tuve que bajar a pulmón quedando prácticamente
extenuado a pesar de encontrarme en las aguas remansadas de un
puerto deportivo. En la segunda ocasión contaba con un equipo de
buceo portátil y el “marrón” se resolvió en 3 minutos de
tranquila buceada a 1,5 metros de profundidad.

Un equipo de buceo ligero se monta en un
minuto y nos permitirá estar listos pasa saltar al agua unos
pocos segundos después. No requiere ninguna ayuda externa y por
su ligereza puede ser utilizado por cualquiera.
Ni le cuento si esto le pasa con una red de
pescador a la deriva en mitad de la mar o peor aún, si tiene una
costa a sotavento que se acerca inexorablemente por no poder
navegar a vela o porque simplemente el barco es de motor.
Existen muchos casos con resultados de pérdida total de la
embarcación que podrían haberse resueltos con la ayuda de un
equipo de buceo portátil. Basta con tirarse al agua amarrados a
la cubierta por un cabo de seguridad. Con unas buenas aletas la
propulsión que logramos en el agua es muy fuerte y nos permite
luchar hasta con corrientes fuertes, aunque este ejercicio nos
acabará agotando con rapidez.
Pero los casos extremos afortunadamente son
infrecuentes. Lo normal es efectuar actividades de mantenimiento
o simplemente de ocio. Con el equipo de buceo y una simple
espátula, podremos preparar el casco para aplicar el antifouling
o al menos eliminar los caracolillos más agarrados. Pero lo más
importante es la posibilidad de realizar periódicas inspecciones
al casco para controlar el desgaste de los ánodos de sacrificio,
para comprobar que los transductores de los equipos electrónicos
no están tapados de verdín, o asegurar que el eje del timón no
tiene holguras tras algún roce fortuito.

Botella y sus cinchas, regulador con manómetro
para controlar el aire restante, aletas potentes con o sin
escarpines, gafas de buceo y cinturón de plomos. Es todo lo
necesario para bucear…
Si el fondeo en la cala es para pasar la tarde no
hay problema. Pero cuando nos disponemos a hacer noche y
queremos descansar profundamente sin agobios por posibles
problemas de garreos, lo mejor es pegarse un pequeño bañito con
la botella. En unos minutos logrará echar una visitilla al ancla
y de paso localizar alguna roca segura en la que “depositar”
estratégicamente las uñas de la “danfort”. ¡Ojo! Pues con un
barco de más de 12 metros mover el ancha depositada sobre el
fondo es a veces tarea hercúlea. Pero en estos casos lo mejor es
bajar con un cabo de nylon grueso para asegurar el ancha a algún
saliente submarino. Las posibilidades que nos brinda el buceo
durante el fondeo son inmensas. Sin ir más lejos en una conocida
cala Mallorquina pudimos localizar un perfecto muerto de
hormigón abandonado que nadie utilizaba a pesar de lo atestada
que se encontraba la cala pues su boya de superficie había
desaparecido.

Para evitar que se empañen las gafas existen
distintas posibilidades, que van desde el pequeño botecito de
spray antivaho, frotar el cristal interior con pasta de dientes,
o el efectivo escupitajo sobre el cristal antes de la inmersión.
En todos los casos debemos aclarar las gafas con agua dulce
justo antes de la inmersión.
Prepararse para el “chapuzón”

En un barco es de gran importancia contar con un
equipo de buceo pequeño y compacto. La botella debe pesar poco,
ser manejable, y caber en cualquier cofre sin hacer demasiados
malabarismos. Por tanto, nada de botellas de acero de 15 litros
que son las más usuales en España. Ni siquiera las de aluminio
de 12 litros que se ven de forma estandarizada en todos los
centros de buceo del mundo.
Y además…
¿para qué? Si con una botella de 5 litros de aire a 200
atmósferas tendremos suficiente para hacer largas inmersiones,
ya que la profundidad a la que descenderemos es muy pequeña, lo
cual extiende muuuuuucho el aire de la botella respecto a las
inmersiones normales en las que no es raro bajar a 25 ó 30
metros de profundidad.
Menos botella, significa menos peso, menos
cansancio, más movilidad, y más rapidez en nuestros
movimientos. Con botellas pequeñas de 5 litros no es necesario
el jacket o chaleco hidrostático, porque bajaremos fácilmente
compensando bien la flotabilidad con nuestros pulmones que harán
las veces de “jacket”. Otro elemento menos en el equipo, por
tanto menos lío en el barco y más facilidad para tirarse a
bucear.

Una camiseta normal y corriente, protege contra
las cinchas de la botella y no molesta nada en la inmersión.
Espátula en mano y ya estaremos listos para quitar los molestos
caracolillos del casco.
Lo único que necesitaremos es un pequeño
manómetro de latiguillo corto que también dan menos guerra y un
pequeño regulador de buena calidad con una segunda etapa ligera
y cómoda. No olvide el plomo en el cinturón. Normalmente sin
traje de neopreno, ni jacket, con uno, dos, o tres kilos,
dependiendo de la cantidad de “grasa” que tenga su barriga
logrará descender sin esfuerzo. Lógicamente debemos lograr una
flotabilidad positiva con los pulmones llenos de aire que pasará
a ser negativa cuando vayamos soltando aire lentamente.

La plataforma de popa del velero constituye un
lugar perfecto desde el que meterse en el agua a bucear. Una vez
dentro, desaparecemos entre burbujas que pueden ser utilizadas
desde los que se quedan en superficie para saber con cierta
aproximación por donde vamos.
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