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2.015

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¿Cuánto duran las velas?

 

 

La pregunta debería ser quizás... ¿Cómo cuida usted sus velas? Y el asunto es primordial pues la duración de las velas será bien diferente dependiendo de la forma en que las cuide, las utilice y las almacene.

 

Descubra cómo saber cuál es el estado actual de las velas de su barco y lo que aún pueden dar de sí.

Quizás la respuesta es aún más complicada, pues dependerá de su grado de exigencia en cómo debe navegar su barco y de cómo queremos que rinda nuestro barco.

 

Para alguien perder medio nudo de velocidad por culpa de una vela que no acaba de pintar bien sea

irrelevante, mientras que para otros dedicados a las regatas el tema es prioritario. Por ello la respuesta tiene dos vertientes; la que hace referencia a la estructura geométrica de la vela y la que hace referencia al estado del material y sus costuras.

Aunque el material este bien, puede ocurrir que la forma y el alunamiento estén tan alterados que ésta no pueda ajustarse para pintar como un buen perfil de ala y por tanto no consigamos ceñir correctamente de ninguna manera.

En lo que respecta a conservar su forma triangular, el tejido aguanta muy bien el paso de los años y podemos encontrar velas con más de 15 años que aún conservan el alunamiento correcto. Pero con la tensión al trabajar y la degradación del material debido especialmente a la radiación UVA solar, el poliéster, que es de lo que está hecho el Dacron del tejido de nuestras velas, se va debilitando y haciéndose más débil.

 

 

Cuando el Dacron se desgarra debemos ver si se ha producido como consecuencia de un enganchón con algo puntiagudo, o porque el tejido está muy deteriorado y a la mínima se desgarra. En el primer caso, el parche adhesivo mientras reparamos la rotura con costura es la solución perfecta. Pero si el tejido está quemado, el arreglo no valdrá para nada y al poco tiempo aparecerá otro desgarrón en cualquier otra parte de la vela. Si metemos el dedo en el desgarro y haciendo poca fuerza podemos desgarrarlo aún más, está claro; el Dacrón está quemado en esta zona y hay que cambiar el paño o toda la vela.

Pero quizás el problema de sus velas provenga de las costuras. Estas tienden a degradarse con mayor rapidez que el propio tejido de Dacron. En este caso el problema es menos importante y la reparación tiene buen pronóstico pues bastará recoser las costuras para conseguir extender la vida de la vela unos buenos años más.

 

El enemigo; El sol

Cuanto menos sol mejor. La estructura molecular del poliéster es como si tuviera un "contador" de horas y la degradación por el ultravioleta solar es proporcional al tiempo de exposición.

No le quepa la menor duda. Aunque existen otros factores como son la fuerza del viento que tienen que sufrir y la manera en que están sometidas a esfuerzos o gualdrapeos (lo cual es muy malo), lo peor es con diferencia la acumulación de UV en el tejido.

Por ello debemos hablar de horas de uso (al sol), y por término medio un buen Dacrón habrá perdido sus cualidades tras unas 3.000 ó 4.000 horas, lo cual es mucho tiempo...

 

 

Si navegamos 200 horas al año… pues eche números… ¡más de una década! Pero si nos cruzamos el Atlántico y navegamos por el Caribe sin parar, estos 15 años de uso exclusivamente veraniego pueden convertirse en un solo par de temporadas de vida útil

A igualdad de condiciones restantes, debemos aceptar que navegar en el Mediterráneo en verano castiga muchísimo más las velas que hacerlo en el mar báltico en primavera; Cuestión de sol.

 

La forma de la vela

Aunque el tejido se mantenga en buen estado y las costuras hayan sido reparadas, la forma de la vela puede haber cedido hasta tal punto que sea imposible su trimado y ajuste para conseguir que el barco vaya bien, especialmente con vientos del 1º y 4º cuadrante.

La tensión y fuerza del viento en el tejido van deformando poco a poco los hilos de poliéster con los que está tejido el Dacron. El proceso es imparable y proporcional al número de horas y la manera en que hagamos uso de ella. A más tensión más deformación irrecuperable. Por esta razón existen tejidos reforzados con hilos de Kevlar y otros materiales que "sujetan" el Dacron para que la deformación de este sea menor.

 

 

Para ver como pinta la vela y cómo está de deformada no queda más remedio que probarla y salir a navegar. En el taller es muy difícil juzgar el aspecto de esta y su deformación. Cuanto más deformada y embolsada esté la vela, más difícil será ajustarla para conseguir que "pinte bien", o lo que es lo mismo, conseguir formar un perfil de ala de avión que genere un buen rendimiento.

 

La pérdida de rendimiento

 

Lo malo de deformar la vela no es la pérdida de rendimiento y velocidad, que en principio nos puede dar igual si no somos aficionados a las regatas. Pero el asunto es más grave, ya que el barco perderá mucha capacidad de ceñida, y tenderá a escorar en vez de avanzar, cuanto más deformada esté la forma de la vela.

 

Está claro que al descuartelar o con vientos portantes la forma es mucho menos importante, pero la capacidad de avanzar y ganar barlovento es lo que hace que nuestro barco sea eficaz,  cómodo y en algunos casos más seguro.

 

 

 

 

 

 

Las pérdidas de rendimiento por deformación del tejido se producen normalmente antes de que el tejido se degrade y deteriore por el sol y la solución para que retome su forma suele ser complicada pues requiere hacer cortes en el tejido y nuevas costuras que tiendan a eliminar la deformidad lo cual es imperfecto y tendente a generar nuevas deformaciones. Por término medio y si no ha abusado de ellas en temporales, las velas conservarán su forma pasada la mitad de la vida del tejido, o si ha sido muy conservador en su uso, hasta los dos tercios de la vida del tejido. Por tanto hasta las primeras 2.000 horas de uso, podremos contar con velas que conservan bien su eficacia.

 

 

 

 

 

 

Si el tejido está aún en buen estado, a veces descoser los paños más deformados para ser sustituidos por otros nuevos o analizar los cortes necesarios que restauren la forma original puede ser la solución adecuada para alargar con dignidad la vida de sus velas.

Como la perdida de rendimiento es paulatina, nos vamos acostumbrando a ella. Por ello cuando finalmente nos decidamos a cambiar esa mayor o ese génova viejo, nos sorprenderá comprobar cómo el barco anda más y sobre todo navega con mucho en rendimiento, especialmente cuando vayamos de ceñida.

 

Alargar la vida de las velas

 

 

 

Me sorprende comprobar cómo por regla general, nadie recoge las velas durante el invierno y las deja puestas en el barco. Y es que, aunque las bandas solares hacen su trabajo nunca estarán ni de lejos tan bien protegidas como cuando las guardamos en sus sacos, protegidas de la intemperie, en sitio seco y sin temperaturas extremas.

 

Son muchas las velas que llegan al taller de Fondear para reparar zonas que han quedado desprotegidas, aun a pesar de contar con una banda de protección solar (la cual también sufre mucho con el sol y no es eterna).

 

 

 

 

 

 

Aunque la vela mayor sea enrollable en el mástil, a veces esta no queda totalmente dentro del palo y el borde de baluma o la puntita que asome, queda para el arrastre tras solo uno o dos años de intemperie.

 

Si no utiliza el velero durante el invierno, lo suyo es desmontar las velas. Conseguirá alargar mucho la vida del Dacrón y sólo le llevará unas pocas horas por temporada. Y cuando navegue con ellas, recuerde tomar rizos y sacar la superficie de trapo acorde con la fuerza de viento del momento. Ir pasado de trapo no da más que disgustos, pues complica mucho la navegabilidad del velero, y somete el tejido a esfuerzos y tensiones que irán directamente en contra de su vida útil, deformando su perfil y por tanto del rendimiento.

 

 

 

 

 

 

Especialmente malo es dejar la vela de proa suelta al viento dando latigazos y fuertes gualdrapeos. Esto es sencillamente mortal para la vela, pues el chasquido que soportan con fuerte viento libera una enorme energía que es soportada por el tejido que sin duda se deformará rápidamente e incluso se hará jirones si lo dejamos algo de tiempo sin control.

 

 

 

 

 

8 trucos a tener presentes

 

 

1.- Utilizar la correcta tensión en la driza para cada fuerza de viento. Debemos tensar hasta que desaparezcan las arrugas horizontales de la vela. Más tensión deformará inútilmente el Dacrón. Cuando ceda la fuerza del viento, reduzca la tensión de la driza.

 

2.- Al menos una vez por temporada lave las velas con agua dulce. Utilice un jabón neutro y suave.

 

 

3.- Si no navega en invierno, dedique un par de horas a desmontar el génova del enrollador y recoja la mayor para ponerlas a buen recaudo mientras pasan los meses fríos.

 

4.-En veleros con enrollador de mayor, si no recoge la vela en invierno, compruebe que no queda nada de vela asomando por el carril vertical ya que al no estar protegido por tejido UVA se quemará rápidamente con la radiación ultravioleta.

 

5.- Proteja las zonas de la cubierta en la que las velas pueden rozar y desgastarse, como son crucetas, candeleros o herrajes puntiagudos. Preste especial atención en proteger los pasadores de seguridad de bolnes de los herrajes que al ser afilados podrían rasgar el tejido en un enganchón. Una vueltas con cinta aislante puede ser la solución perfecta.

 

 

6.- Al mínimo descosido o desgarrón, acuda a una velería o efectúe una reparación usted mismo para que la avería no vaya a más. En este caso el rollo de Dacrón adhesivo es un aliado perfecto para solucionar el asunto mientras aplica una solución rigurosa.

 

7.- El enrollar el génova, no lo deje demasiado suelto y para ello basta con mantener un poco de tensión en la escota mientras gira el enrollador.

 

8.- No deje suelto ni un solo metro cuadrado de vela de proa. Para ello al terminar de enrollar la vela, de alguna vuelta más para que las escotas eviten un posible giro de la vela mientras no estemos en el barco.

 

 

  

 

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