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La eficacia de la Vela de Proa

 

Las velas de proa, tanto foques como génovas, son muy eficaces y por varias razones. La primera de ellas es que el borde de ataque de estas velas es muy limpio al no existir un palo ‘grueso’ generador de perturbaciones en el flujo laminar (como ocurre con la vela mayor). El estay es muy fino y para la vela es como si prácticamente no existiera. Por otro lado la presencia de una mayor bien trimada hace que el flujo de aire en el canal definido entre las dos velas se haga más lento (justo lo contrario de lo que mucha gente cree). La sobrepresión generada en la cara anterior del foque mejora su rendimiento en detrimento del rendimiento de la mayor.

La mayor es una vela que sufre mucho por la presencia del mástil. Este es notablemente grueso y los filetes de aire que llegan a ella se ven obligados a desviarse, algunos hacia la parte anterior y otros por la parte de sotavento (cara posterior).

Los filetes de aire en la cara anterior cambian de trayectoria fácilmente al ser obligados por el tejido de la vela. Estas moléculas de aire producen una presión dinámica sobre la vela y son desviadas en este intercambio de energía, de su ‘rumbo’ inicial. Cada molécula podemos y debemos imaginarla como una pequeña bolita con peso, y por tanto con inercia que se ve sometida a cambiar su trayectoria. La vela ‘obliga’ a este cambio de trayectoria, y por tanto en la cara anterior de la vela mayor, los filetes de aire están ordenados y sin apenas generación de turbulencias.

 

Los filetes de aire que pasan por la parte posterior de la vela mayor lo llevan mucho peor! Intentarán seguir su curvatura, pero el molesto palo ha alterado demasiado su ‘camino’. Y como el aire pesa y cada partícula de aire tiene inercia, al no poder ser ‘encarriladas’ por la superficie de la vela, como ocurre en la cara anterior, simplemente ‘derrapan’ como lo hace un coche al tomar una curva a demasiada velocidad. El efecto es nefato pues se produce una rotura del flujo laminar, y por tanto una zona con remolinos y gran caos. En esa zona, la velocidad de las partículas es desordenada y lenta. Por lo tanto no se produce depresión y ninguna succión. La vela no es eficaz!

 

 

 

Hasta que los ‘hilos’ de aire vuelven a ordenarse, transcurre un tramo de más o menos un metro. Luego la vela ya empieza a generar succión y por tanto potencia vélica. Este efecto es muy importante y capaz de quitar un 20% de la potencia total teórica en la mayor.

Para evitarlo, algunos veleros utilizan un mástil perfilado y orientable al viento, pero la jarcia fija tiene que dejar de serlo al tener que permitir pivotar al palo, lo cual complica mucho el diseño del barco.

 

 

 

 

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