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Flaps automáticos

 

 

 

La electrónica nos hace más fácil el control del barco gracias a los sensores inerciales y a los actuadores capaces de autonivelar un barco mediante los flaps. Los sistemas más avanzados incluso se encargan de crear un alaveo en el casco durante los giros a alta velocidad, como si pilotáramos en una carretera peraltada.

Los flaps además de permitir ajustar el asiento del barco para cada velocidad de crucero y para cada estado de la mar, también permiten ajustar la escora del barco al actuar sobre uno de ellos de forma independiente. De la misma forma, si el actuador actúa con rapidez, también podrá ayudar a reducir

el cabeceo del barco y en definitiva a lograr una navegación más cómoda y estable. 

El sistema ATC de Bennett acrónimo de “Auto Tab Control” se encarga de ajustar los flaps de forma automática. El modulo electrónico ajusta el trimado de los flaps teniendo en cuenta las condiciones de navegación para mantener una mejor aptitud del barco en cualquier estado del mar y con cualquier velocidad. De esta manera estaremos ahorrando combustible pues el barco navegará siempre con el mejor ajuste y equilibrio.

 

¿Cómo funciona el ATC?

Dentro del controlador electrónico existe un sofisticado circuito digital que mide la inclinación lateral y longitudinal del barco unas 1.000 veces por segundo. El ATC no sustituye el control manual y funciona conjuntamente con él.  Como es lógico los flaps son capaces de corregir la actitud del barco sólo si este se desplaza a una cierta velocidad. Sin arrancada o cuando vamos muy lentos, los flaps no serán capaces de generar ninguna fuerza correctora y no valdrán para estabilizar el barco.

Cuando utilicemos el ATC por primera vez, debemos indicar al sistema cuál es la mejor aptitud o posición de equilibrio para nuestro barco, en la que mejor navega. Esta es la llamada posición neutra o “Zero Point”. Una vez registrada esta posición, siempre que utilicemos el sistema automático, este actuará sobre los flaps buscando esta posición, con independencia de la velocidad, el estado de la mar o la distribución de pesos dentro del barco. En cualquier momento podremos desactivarlo y pasar al control manual de los flaps.

Cuando navegamos haciendo una larga travesía, el ATC es muy cómodo pues a una velocidad constante sabrá como actuar sobre los flaps para mantener siempre el equilibrio del barco aunque haya gente moviéndose en el barco, aunque cambie la fuerza o dirección del viento cruzado, o aunque cambiemos el régimen de crucero.

Todas la medidas de inclinación registradas por el ATC son promediadas y calculadas para evitar que se produzca una sobre-corrección que volvería “locos” a los flaps (¡y al armador!). Esto es especialmente cierto en aguas muy movidas o cuando pasa de repente una ola solitaria o cruzamos la estela de otro barco. De forma parecida cuando el sistema detecta que se esta produciendo un giro, los datos computados no son tenidos en cuenta para no “engañar” a la medición.

Por este motivo, cuando hacemos una arrancada fuerte y hasta que adquiramos la velocidad de crucero que deseemos, el ATC debe estar desconectado pues no podrá computar y actuar sobre los cambios tan rápidos de actitud que adquiere el barco durante la fase de aceleración. En este caso debemos actuar sobre los flaps de forma manual. 

 

El ATC va “aprendiendo” y analizando toda la información que recoge y así conoce la forma en la que ha de corregir el equilibrado del barco. Por ejemplo, el sistema está constantemente registrando el tiempo que tarda desde que manda una orden de corrección hasta que esta produce un efecto en el comportamiento del barco, de tal manera que según vaya pasando el tiempo el ATC sabrá más y podrá corregir mejor el comportamiento de nuestro barco.

Incluso tiene inteligencia en el sentido en que, si intenta corregir la actitud del barco y tras varios intentos no lo consigue porque, por ejemplo, vamos muy lentamente, estamos parados o el barco está tumbado sobre una banda en un banco de arena, se detendrá y dejará de intentar corregir los flaps.

 

 

El sistema “ATOS” y el sistema "CTOS"

Si montamos un sistema de flaps del tipo Interceptor de la marca Humphree, podremos disponer de estos automatismos de la misma forma que lo hace el ATC de Bennett. El principio básico del interceptor consiste en una hoja que se despliega en la popa, para crear sobre-presión bajo el casco.

La presión se crea cuando se despliega la hoja que intercepta el flujo bajo el casco. La resistencia hidrodinámica establece un gradiente de presiones y como consecuencia, se genera un fuerte empuje en la popa. El truco de los interceptores es que basta con desplegar muy poco la hoja para que el efecto de empuje sea muy apreciable.

El automatismo del fabricante Humphree conocido como “ATOS” responde a las iniciales de “Automatic Trim Optimisation System”. Básicamente se trata de un dispositivo electrónico con acelerómetros que “lee” el estado de equilibrio del barco y actúa sobre los trims interceptores para equilibrar el barco en cualquier circunstancia, con independencia de la velocidad del barco o del estado de la mar. El ATOS trabaja automáticamente ajustando la inclinación del barco para conseguir mejorar el comportamiento del barco y mejorar el consumo.

Pero la gran diferencia respecto a los flaps tradicionales hidráulicos consiste en que el interceptor puede desplegar toda la hoja de unos 5 centímetros de altura en sólo un segundo, y por tanto el ajuste es muy efectivo para estados de la mar muy variables. El interceptor es capaz de estabilizar el barco prácticamente en cada ola, o ajustar el asiento del barco de forma continua mientras estamos en fase de aceleración, tanto antes de poner el casco en planeo como tras él.

De forma complementaria Humphree ha sacado al mercado el sistema CTOS que se encarga de generar una inclinación o escora adecuada durante cada giro de la embarcación. De esta manera se logra cancelar la fuerza centrífuga durante el giro, convirtiéndola en peso sobre el eje vertical del casco. El resultado es que los pasajeros no sentirán ninguna necesidad de agarrarse mientras estamos haciendo un giro y a cambio, sólo sentirán un ligero incremento de su propio peso, como ocurre cuando tomamos en coche una curva bien peraltada o durante el giro en un avión comercial.

El alabeo generado por los interceptores ayuda al barco al propio giro del casco y por ello necesita meter menos timón durante el giro, lo cual reduce la resistencia hidrodinámica de estos apéndices. Y esto compensa la resistencia generada durante el giro por el despliegue de la hoja de los interceptores.

 

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