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Conversación sobre CONSTRUCCIÓN NAVAL 

Por Luis Sirera de Rivas

A Viviane y a Yan con todo mi cariño...

Introducción

Extrañará a algunos que en este libro aparezcan dos personajes un poco "surrealistas": El "Capitán Isidore Caubin", hombre de una cierta edad con aparentemente mucha experiencia y un joven marinero llamado "Simbad", a veces un poco inquieto y poco respetuoso también a veces, con sus mayores...

El libro está basado en los diálogos nocturnos que estos dos personajes tienen alrededor casi siempre de un ron de las Antillas a bordo de un buque no definido que se supone que navega siempre...

El tema de sus conversaciones es siempre el mismo: Los barcos...

El capitán "sabe" y el marinero "escucha a veces"...

Por cierto, lo de "Isidore Caubin el fantasma", empezó para mí, de una manera extraña...

"Algo cayó o se rompió allí"...en el salón de abajo que me hizo dar un salto en la cama.

Me levanté, un poco atolondrado por el sopor de ese sueño incompleto de verano, y a trompicones llegué al salón no sin antes casi romperme la cabeza en las escaleras.

Solo una o dos horas antes allí, donde mis invitados saboreaban el ultimo coñac antes de despedirse, me encontré con "él".

Sentado con su uniforme rutilante y sus magníficos botones dorados en el sillón que tengo más cercano a la ventana y balcón principal. Todavía creo a veces de  que se trató de un sueño; de un simple sueño que tuve en aquella calurosa noche de verano...

- "Soy el Capitán de Navío Isidoro Caubin ancestro tuyo por parte materna."

"Fui secretario personal del contra almirante Pierre René Marie Etienne Dumanoir le Pelley, jefe del Estado Mayor General de la Segunda Escuadra del Almirante Sylvestre Villeneuve...Este último jefe del Estado Mayor de la Escuadra franco española en el combate de Trafalgar..."

Una larga cicatriz en su mejilla derecha le daba un aspecto de dureza.

Esta cicatriz, le cruzaba desde su ojo derecho hasta la comisura de su labio superior.

Y como podréis suponer, me quedé helado...

"Soy el Capitán de Navío Isidore Caubin, antepasado tuyo."

"No existo, estoy muerto y será difícil de creer, ya lo sé..."

Siguió hablando y yo no podía reaccionar: Aquello era demasiado "gordo..."

"Vas a contarles a todos, ya que mi condición actual de fantasma no me lo permite, la historia de las guerras navales, tales como en realidad han existido". --- Continuó el capitán impertérrito.

"No como historiador; a pesar de que toda la información que te facilitaré y que tendrás será autentica".

"Quiero que las cuentes como yo las he vivido durante mi errancia que será eterna como fantasma... desde la época de Trafalgar donde la metralla inglesa acabó con mi vida..."

"Yo, Isidore Caubin, he vivido en la época en que los hombres todavía consideraban como valores intrínsecos del ser humano "La Ética”…

"Hoy estáis viviendo en una época donde la ética no existe: Estáis viviendo en la época de  "La Estética”.

Contuve la respiración, mientras mi interlocutor proseguía:

"¡ Habéis inventado esa barbaridad que se llama La Sociedad de Consumo, que disfrutan muy pocos y que hace sufrir a tantos!"

"Os habéis olvidado hasta de vuestros padres a los que encerráis en asilos…"

"Pero eso ni siquiera yo… Isidore Caubin, fantasma venido de la época de “La Ética”, puedo hacer nada..."

" He venido a verte, ya que tú…--- Aquí hizo una pausa --- Tú, podrás quizás cambiar las cosas cuando cuentes las historias que voy a inspirarte…"

Cuando desapareció, encontré al lado de mi " PC portátil" un legajo antiguo en el que figuraba la lista de los muertos y heridos del combate naval de Trafalgar: ¡Jamás había visto nada parecido!.

Aquello fue la prueba de que no había soñado.

Ni siquiera en el Museo Naval de Barcelona, ni en el " Musée Maritime de  Paris" ni en ningún museo que yo conozca, poseen esta lista tan completa...

A partir de entonces y consciente de no ser un gran escritor, inspirada mi mano por una fuerza extraña, comencé mis relatos...

Ya no como escritor que busca premios, si no como una obligación inalienable hacia mi antepasado y hacia los hombres de mar que han forjado nuestro presente...

Pero...me diréis vosotros...¿Qué tiene que ver eso con unas charlas sobre la Construcción Naval?

Hace años cuando estaba en la Marina de Guerra, tuve la ocasión de embarcarme en una fragata antisubmarina, "El Furor", que todavía estaba en construcción en los astilleros Bazán en el Ferrol.

Todavía le quedaban unos meses antes de ser dada de alta y "buena" para el Servicio y la navegación, así que en mis momentos de ocio me acerqué a aquellos grandes talleres de la Marina, para observar como construían buques.

Allí "me entró el gusanillo" y me di cuenta del gran saber de aquellos maestros, carpinteros y obreros navales...

Ese fue mi primer contacto con la belleza de la construcción naval y me di cuenta de que siempre se habla de grandes marinos, de historias increíbles de la gente de mar, pero que nadie habla de esos hombres "que construyen barcos", de esos hombres sin los cuales ni Cristóbal Colon, ni el Gran Capitán, ni Churruca, ni Nelson...hubiesen existido.

Estoy seguro pues de que el capitán Isidore Caubin, aceptará esta pequeña "trasgresión" aparente hacia el mandato encomendado.

Años después yo trabajaba en el Sahara "exfrancés", en Argelia a unos mil o dos mil kilómetros de cualquier mar, concretamente en "Hassi Messaoud" y construí con una veintena de mis alumnos el casco de acero de un velero de 18 metros bajo un sol terrible que nos tenía permanentemente a 55 grados a la sombra...

Creo haber sido el único "estrafalario" de la historia de la marina que ha hecho algo semejante...

Después de muchas vicisitudes, aquel casco fue trasladado a Argel, comprado por un coronel de aquellos de la época de Boumedian, el cual pronto se dio cuenta de que en Argelia no lo podía "armar" y se lo vendió a un francés que estaba de paso por allí, el cual lo embarcó y se lo llevó al puerto de Gruisant en Francia, en el famoso y siempre temido "Golfe du Lyon"...

Aquel hombre estuvo trabajando en los astilleros del lugar durante cinco largos años, para poder "pagarse" el armamento del que pronto sería "Le Zetrag"...

Le Zetrag partió hacia las costas brasileñas en octubre de 1979 con pertrechos y víveres, una tripulación compuesta por Jean Pierre Alfonso, Dominique, yo mismo, Jane (La hija de Dominique), Catherine, la mujer de Dominique, que estaba siempre mareada la pobre, y dos parejas de turistas de pago a los que se les había prometido que comerían "foiegras" y beberían "champagne" a sus anchas durante el viaje hasta Brasil.

Pero...me olvidaba de un personaje inquietante: "Aneas Pierce"...

Aneas Pierce no era un ser humano aunque formaba parte de nuestro equipo como un tripulante más; se trataba de un mandril de dientes acerados y de culo rojo pelado, de más de un metro de alzada y de una fiereza escalofriante.

Aneas estaba constantemente sujeto con una cadena, pero a veces cuando uno pasaba cerca de él era peligroso y uno sentía sus dientes entrechocar mordiendo furiosamente el aire.

Nadie se atrevía ni siquiera a darle de comer. Solo Dominique podía hacerlo y aquella fiera era la única persona que toleraba...

Un día en medio del Atlántico, Eneas atacó no sabemos porqué a Dominique abriéndole el brazo izquierdo hasta el hueso sobre una longitud de unos quince centímetros....Yo maté a Eneas con unos cuantos golpes fuertes de bichero y "cosí" con agujas e hilo de velas la herida del pobre Dominique, lógicamente con la única anestesia que era posible: Una botella de coñac con la que rocié abundantemente a Dominique "por dentro y por fuera".

La herida, gracias a Dios no se infectó... Pero a medio cruzar el charco, las provisiones, el champagne prometido a los turistas y el coñac y todo lo demás se había terminado...El resto del viaje hervíamos arroz con agua de mar y al llegar  al Brasil, una noche los dos hombres de las parejas de turistas abordaron el Zetrag.

Solo estaba mi pobre amigo Jean Pierre Alfonso, borracho como siempre de guardia y se ensañaron y vengaron con él propinándole una terrible paliza que lo llevó al hospital donde permaneció dos meses...

En fin, esta es otra historia y lo que yo quería resaltar es que aquel velero armado en goleta, cumplió su cometido y nos llevó sanos y salvos hasta Bahía, de lo que yo como "constructor" del mismo me sentí siempre orgulloso... Mi manía por los barcos hizo que ya en una "Banlieue" cercana a Paris y años después, me construyera un pequeño buque de madera de unos ocho metros en el jardín de mi casa, con la lógica preocupación de mi mujer que estaba cada vez más convencida de que me había vuelto completamente loco...

Y puntualizar otra cosa importante para algunos: No tengo ningún titulo ni nada parecido que me acredite como "experto" en construcción naval, solo aprobé los exámenes de Capitán de Yate como cualquier otro...No tengo ningún "Titulo naval" ni nada de nada, aparte de mis experiencias personales en la materia...He navegado, eso si, sobre todo por las costas francesas tanto en el Norte como en Mediterráneo como por el mar del Caribe y las costas chilenas en el Pacifico... durante unos treinta años, pero tengo que puntualizar que "jamás atravesé el famoso Cabo" y que por lo tanto no tengo derecho a "orinar a sotavento" ni a llevar ningún "anillo en la oreja..."

Conozco todos los bares y tugurios de marinos de todas las costas francesas y de algunas otras, pero mi verdadera carrera la he hecho como ingeniero superior de telecomunicaciones, aunque la mar siempre me ha atraído sobremanera...

Y esta es la razón por la que entre otras cosas me he interesado en el tema que creo tiene un cierto atractivo, ya que mi punto de vista no puede ser el mismo que el que tienen "los que cayeron dentro de la marmita cuando eran pequeños".

El contenido de esta humilde obra, creo que es bueno y he hecho un esfuerzo desde el punto de vista pedagógico, para que todas las nociones de este libro, que por cierto son de dominio general y conocido pero no explicadas de esta manera, estén al alcance de la mayoría, incluyendo a aquellos "que hace tiempo que olvidaron lo que aprendieron": En el libro "no hay nada que no haya ya sido inventado" y su única diferencia, que humildemente creo que  tiene con otras obras, es precisamente "la manera" de presentar estas cosas. En esto, en "lo pedagógico", si que creo tener una buena experiencia tanto en la "formación de adultos", como en los "métodos por objetivos", ya que casi toda mi vida profesional me la he pasado haciendo esto y sé por experiencia las dificultades que tienen los estudiantes y sobre todo los "autodidactas" con las nociones de matemáticas o con las ciencias dichas "superiores".

Mi agradecimiento a "Fondear.com" y a Marta y Alberto Piedra por su ayuda, amistad y "Puesta en obra" en la Web de Fondear, de estas charlas.

Finalmente espero que esta humilde obra os guste, os interese y os sirva.

La dedico a todos mis compañeros de la "Primera Promoción de Especialistas Electrónicos" de la Marina de Guerra Española, gracias a la cual y sin tener todavía 19 años, "me enamoré perdida y definitivamente de la Mar..." 

Luis Sirera de Rivas

e-mail: lsirera0@gmail.com

  

 

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