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Navegar en la Europa desconocida

 

 

Una inmensa mayoría de aficionados españoles navegamos por nuestro Mediterráneo hispano, o la costa Atlántica de la península.

Pero sin salir de Europa y por tanto con muchas ventajas, podemos descubrir destinos que son absolutamente apasionantes y profundamente desconocidos por los aficionados españoles.

Navegar en el entorno del euro frente a navegar en terceros países fuera del Europa, tiene las ventajas de no tener que sufrir en los puertos de entrada y salida las a veces terribles "clearances" cada vez que cambiamos de país, cambios de moneda, cambio de voltajes en las torretas de los pantalanes, cambios

de cartuchos de gas, o por supuesto realizar viajes quizás demasiado lejanos...

En cuanto a la seguridad de las aguas y costas no tenemos que extendernos demasiado si comparamos con algunos destinos caribeños, asiáticos o de la costa africana, en donde más vale que tengamos claro a dónde arrumbamos y los peligros asociados.

En Europa tenemos mucha costa por descubrir, aunque por las latitudes del continente debamos buscar para la mayoría de ellos fechas estivales, si no queremos pasar un frío y meteo desagradables. Descubramos algunos destinos poco conocidos y sin embargo del todo recomendables.

 

 

Aunque tenga barco en propiedad, el chárter puede ser una opción muy recomendable pues los destinos son dispares y alejados de la costa española. Quizás más de uno pueda plantear una ruta en distintas etapas que alcance muchos de estos destinos. Por ejemplo un viaje hacia el Norte, ruta a las costas escandinavas, polacas y noruegas pasando previamente por el sur de Inglaterra. Estos lugares nos ofrecen una navegación tan bella como diferente a la que estamos acostumbrados. Sea como fuere, el Charter nos permite esperar al verano y decidir en función de la meteo.

Que nadie se ofenda de esta lectura, pues no citamos destinos tan destacables como ya conocidos por la inmensa mayoría de aficionados hispanos, como son las costas mediterráneas, de Menorca, toda Mallorca que no tiene desperdicio, la siempre sorprendente Ibiza, las costas del atlántico español y las rías gallegas, y naturalmente todas las Canarias.

Y todo ello sin menos cabo de otros destinos fantásticos y siempre recomendables más allá del litoral español, como por ejemplo las Islas Eólicas (de las que hace poco publicamos un artículo dedicado en Fondear), o para mi gusto, el destino más sobresalientes, variado y recomendable de todos; Grecia con sus diferentes y sorprendentes grupos de islas, que compiten en belleza y calidad como destino de navegación; El jónico arbolado, desde el cual navegar hacia el maravilloso Peloponeso o adentrarnos en el golfo de Corinto que esconde muchos interesantes secretos, para una vez atravesado por el canal de mismo nombre, alcanzar el golfo de Sarónica con sus islas, de las cuales Poros la más al sur, es simplemente espectacular, y desde donde emprender nueva ruta por el Mar Egeo que nos ofrece todas sus incomparables islas Cícladas, o bien arrumbar hacia las Espóradas (conocidas por algunos por la película 'Mama mía' protagonizada por la actriz Meryl Streep) y desde allí comenzar a recorrer hacia el Norte y también hacia el Este, las innumerables islas del Dodecaneso, de entre las cuáles no podría decidirme... Menuda maravilla… Pero centrémonos en algunos de los destinos más inéditos e interesantes, como ya hemos dicho, eso sí, dentro de Europa.

 

El Sur de Inglaterra

El famoso Solent nos depara un destino diferente con lugares tan recomendables como Hamble, Cowes o Lymington. Ojo con las mareas pues en estos parajes nos pueden dar alguna sorpresa, mientras admiramos las costas verdecidas.

 

 

Desde Devon hasta Cornwall hay muchas bahías que, con buen tiempo, son auténticos paraísos. Los habitantes costeros son afables y siempre nos darán la bienvenida y por supuesto los precios de las marinas mucho más asequibles que los disparatados precios baleares.

 

Pasar por la estrecha entrada de Dartmouth dejando al lado el antiguo castillo que custodia la entrada a su ensenada. Todo un espectáculo si podemos dejar el barco fondeado y recorrer las rocas pegadas a la costa. 

 

 

Luego podemos visitar Plymouth o el puerto de Polperro o el escondido Mousehole, cuyo nombre nos da una idea de la estrechez de su entrada.

 

 

 

Las costas del sur de Irlanda

Allá se encuentra 170 millas mar a dentro la famosa roca del Fastnet que dio nombre a tan famosa regata. La costa de relieves suaves y verdes coloridos ofrece bahías interesantes como la de Dunmanus Bantry, la bahía de Dingle  o la desembocadura del río Kenmare.

 

 

Puertos y pueblos históricos con marinas acogedoras donde dejar el barco y pasea y empaparse con las historias locales, como las de Baltimore en donde arribaban los barcos esclavistas durante el renacimiento.

 

 

La costa Oeste de Escocia

El problema de estas remotas zonas de Europa es la climatología que incluso en verano puede ser tan imprevisible y cambiante como la de Noruega. Pero si el día es soleado, es posible que consiga navegar en uno de los lugares más bellos de todo el viejo continente. Costas montañosas tapizadas de pastos verdecidos y coloridas flores que nos recuerdan a las portuguesas islas Azores. Es posible fondear en destinos sorprendentes y amarrar en marinas con mucho encanto.

 

 

En la costa Oeste, protegida por las cercanías de Irlanda del Norte. Desde el cabo de Mull of Kintyre podemos hacer Norte y dirigirnos por canales protegidos hacia Fort William o arrumbar hacia la isla Arran para llegar hasta el mismo puerto de Glasgow.

 

 

La Bretaña francesa

Especialmente el sur de la Bretaña nos ofrece pueblos medievales sorprendentes. Mareas también intensas y rincones en ocasiones muy bien protegidos de los vientos del Oeste que suelen prevalecer. La bahía de Quiberon es uno de ellos en la que debemos estar atentos pues su navegación implica ciertos desafíos y pasos que exigen prudencia. Pero el entorno y en general toda la Bretaña del sur es un destino que en algún momento debemos conocer.

 

 

Por ejemplo el pasaje de Hawke es una belleza que debemos saborear en el momento oportuno, pues las corrientes de marea son significativas, pues el desnivel de marea supera los 4 metros en las mareas vivas. Bretaña; Cuna de la Vendée Globe, en donde se dan cita los potentes Imoca 60’ para dar la vuelta al mundo en solitario, y que podemos aprovechar para visitar La Rochelle.

 

 

Si navegamos en verano con buen tiempo, podremos descubrir aguas turquesas, playas de arena fina, rincones pintorescos y pueblecitos milenarios en donde las tabernas ofrecen una buena gastronomía. También debemos visitar el puerto de Trinité sur Mer, así como Vannes. Un auténtico placer…

 

 

Fiordos noruegos y costas del Báltico

La costa de Noruega recuerda en alguna medida a las rías gallegas… pero a lo bestia. Infinitos recorridos y calitas rocosas en las que descansar y pasar varias semanas, siempre que el tiempo acompañe. No importa en cuál de los fiordos o en la larga costa hasta Oslo, siempre vamos a encontrar lugares con encanto en donde poder fondear o amarrar en sus muchos muelles preparados para los aficionados.

 

 

Precios caros en general y marinas gratis o muy económicas, en donde simplemente debemos leer la tarifa expuesta en un papel plastificado y dejar el dinero en una hucha. Algo impensable en el mediterráneo latino. Deambular por sus ciudades costeras es una auténtica delicia y saborear el ambiente estival de sus habitantes.

 

 

Pero antes o después de Noruega, podemos navegar a lo largo de las costas de Dinamarca o el norte de Polonia y conocer las islas que salpican estos mares, en donde también encontramos rincones preciosos. Durante un transporte de velero hace sólo unos años, paramos a descansar en una marina de una de ellas, para pasar la noche. Al atardecer llegaban los pesqueros con las nasas llenas de langostinos, y excuso comentar la tremenda mariscada que nos atizamos esa noche en el barco por solo unos pocos euros…

 

 

Por supuesto que si tenemos tiempo, podemos –y debemos- recorrer la costa de Suecia, las islas de Gotland y Óland, navegando por el estrecho de Kalmar y seguir subiendo en latitud para alcanzar Estocolmo a través de una inmensa red de canales y estrechos cuyo recorrido, por si solo, justifican plenamente el viaje, y aún subir a tierras más al norte y perdernos en el inmenso golfo de Botnia, en donde descubriremos durante el verano, tierras que nos recuerdan a la "Comarca’ de los Hobbits" de Tolkien.

 

 

Las islas Lofoten y el círculo polar ártico

Hay quienes aman los desafíos extremos. Y es que las Lofoten están bien pasado el círculo polar ártico, allá donde incluso en pleno agosto tenemos asegurada una buena dosis de frío y una noche inexistente pues durante el mes de Julio el sol no se llega a esconder bajo el horizonte. Espectáculo asegurado, en donde también podremos sorprendernos con las auroras boreales de colores fantasmagóricos, aunque para disfrutarlas en todo su esplendor es mejor escoger el invierno… La famosa Corriente del Golfo suaviza la temperatura de estas aguas, a pesar de lo cual, el baño no está del todo aconsejado, a no ser que sea amante de las saunas y llevemos una a bordo…

 

 

Montañas escarpadas encajadas entre fiordos de relieves imposibles, que tan pronto desaparecen en una densa niebla, como que muestran su aspecto más luminoso bañadas por el sol eterno. La climatología en estos parajes no podría ser más inestable.

 

 

Golfo de Nápoles y sus alrededores

Si decidimos aventurarnos por el mediterráneo más allá de Menorca, un buen destino es la costa en las cercanías de Nápoles. Allá nos espera la isla de Capri en donde tienen villas los más acaudalados italianos, y donde incluso el emperador Tiberius disfrutaba en su villa de vacaciones. Es imposible no maravillarse de la belleza costera de esta esquina del mediterráneo, descubrir la Gruta azul. En Capri aún es posible revivir experiencias y sensaciones atemporales que atesorar vivencias inmortales.

 

 

Desde Ischia y Procida podremos dirigirnos a Nápoles en donde es casi un pecado no pasar varios días para conocer la ciudad vieja o acercarse hasta Pompeya a pies del traicionero Vesubio.

 

 

Al Este de Capri, la costa continental del Sorrento ofrece un paisaje magnífico, con pueblos costeros irrepetibles como son Positano, Praiano, o Atrani, entre otros y hasta Lumgomare de Maiori, en donde hay una pequeña marina para embarcaciones de esloras moderadas.

 

 

Cerdeña

En velero, y a sólo 2 días de navegación desde Mahón, podemos alcanzar la atractiva isla de Cerdeña. Destino famoso por su costa Esmeralda, Porto Cervo al norte, o Cagliari su capital en el sur. Una isla grande y espectacular que bien merece varias semanas entre navegaciones y visitas desde tierra. Numerosas playas y bahías desiertas ofrecen buenos resguardos para descansar y pasar noches de verano espectaculares.

 

 

Si puede dejar el barco en alguna de sus modernas marinas deportivas que no son especialmente caras, merece la pena alquilar una moto o un coche y perderse por el interior de la isla recorriendo sus reviradas carreteras que serpentean por la montaña entre acantilados que dan auténtico vértigo.

El archipiélago de la magdalena es otro de los sitios de Cerdeña en donde pasar varios días ideales, y si aún quiere más, Córcega le queda a sólo unas millas desde la punta más norte de la isla o bien pensado arrumbe mejor al Este por el mar Tirreno para alcanzar la bellísima isla de Sicilia, a sólo una jornada de navegación. Pero eso dejémoslo para otro artículo…

 

 

Croacia y la costa Dálmata

El Adriático es otro mar por descubrir con una costa de aguas transparentes y ciudades milenarias que rezuman Historia e historias por todos sus costados. Legado del imperio Romano con sorprendentes anfiteatros que salpican la costa y también se concentran en ciudades costeras como Split. Por todas partes se aspira el ambiente bizantino y la arquitectura Veneciana, en una costa de aguas cristalinas y de color esmeralda. Mares, normalmente, tranquilos y apacibles. Cientos de islas e islotes deshabitados con miles de calas y rincones en los que poder fondear y vivir inolvidables experiencias. Puertos y pueblecitos costeros inolvidables como Hvar, Trogir, Dubrovnik, Budva, o Istria más al norte con marcado sabor veneciano.

 

 

El Egeo hasta Turquía

Aunque no es Europa, bien merece la excepción por cercanía a las islas del Dodecaneso Griego. Es una excelente idea recorrer la costa continental de Turquía que conjuga a la perfección con las islas griegas del siempre eterno Dodecaneso. En muchos lugares de la costa podremos visitar ruinas romanas y griegas que demuestran como antes de los turcos, fueron tierras del imperio de Alejandro Magno y más tarde conquistas de Roma.

Por esas impresionantes costas pasaron también culturas tan importantes como la Bizantina y personajes tan famosos como la misma Cleopatra. Al recorrer la costa desde Esmirna bordeando milla a milla hacia el Oeste y luego al Sur hasta Bodrum podremos descubrir infinidad de calas en donde fondear en soledad en un entorno de pinares y costas muy pintorescas. Desde allí la costa continua ofreciendo rincones espectaculares rumbo sur-Este hacia Göcek y aún más al sur-Este hasta pueblos tan recomendables como Kakeuçagiz, de nuevo con cientos de sitios en donde pasar muchas semanas de gloriosa navegación. Desde mi punto de vista no vale tanto la pena continuar hacia Antalya, pudiendo dedicar la mayor parte del tiempo de navegación en la zona del norte de la isla de Rodas y cerca de Marmaris y Bodrum.

 

 

 

 

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