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Ride Sea - Las etapas Atlánticas

Impresionante recorrido: Norte de España y Golfo de Vizcaya

 

Durante el mes de Agosto 2008, el Ride-Sea navegó por toda la costa norte de España recorriendo las Rías Gallegas hasta alcanzar el cabo de Estaca de Bares, para seguidamente continuar rumbo Este por las costas de Asturias, Cantabria y País Vasco hasta Fuenterrabía. Y de nuevo rumbo Norte a lo largo de la costa Francesa hasta la misma desembocadura del río Garona ya muy cerca de La Rochelle en la Bretaña.  

 

 Las diferentes etapas Atlánticas

 

Cuando comenzó a perfilarse la idea del Ride-Sea la primera intención fue recorrer España comenzando por San Sebastián y bajando por la costa de Portugal hasta entrar por el estrecho de Gibraltar al Mediterráneo. Pero después de bastante cavilar, decidimos hacer algo distinto y salir en dirección contraria, desde Vigo rumbo Este hacia Francia para posteriormente dirigirnos al Mediterráneo a través de los canales del Midi.

 

Cada zona del litoral ofrece algo distinto y siempre inesperado. A la novedad de los paisajes que descubrimos se le añade la incertidumbre del variable estado de la mar. En total casi dos semanas de navegación que bien quisiéramos haber podido convertir en un mes entero. Los rincones en los que disfrutar del mar y la naturaleza son casi ilimitados.

Tras muchos días de preparación y por tanto de retraso, nos sentíamos bien inquietos. Finalmente con el barco listo y nosotros ansiosos por partir, salimos un día de Agosto chispeando de lluvia y de alegría a través de la Ría de Vigo. Por ello nos pusimos los trajes de agua, concienciados de la posibilidad de tener que aguantar algún chubasco durante la primera etapa.

 

 Comienzan las etapas Gallegas

Al poco tiempo de salir de la Ría, la meteo aclaró y pudimos disfrutar de una bella navegación. La mar de fondo de dos metros y medio procedente del oeste era larga y muy tendida. El estado de la mar era bueno lo cual nos permitió hacer un crucero de 25 nudos. Una gozada ya que al recibir la mar de fondo por la amura de babor conseguíamos navegar subiendo y bajando sobre la mar pero sin meter ni un solo salto. Algún delfín nos vino a visitar pero no se quedó para acompañarnos como suele ocurrir cuando navegas a vela.

Todas las Rías bajas son sencillamente preciosas y merecen una semana completa de navegación para cada una de ellas. En otra ocasión será… De las islas Atlánticas nos parecieron especialmente bonitas las costas de la isla de Ons y la bella isla de Sálvora a la salida de la ría de Arosa. Playas vírgenes y un entorno paradisíacos.

La isla de Sálvora se encuentra en la bocana de entrada de la Ría de Arousa, separada de tierra firme por unos 3km por el Norte. Con una superficie de cerca de 190 Ha, y una altitud máxima de 71 m. Integrada en el Parque Nacional das Illas Atlánticas de Galicia, fue propiedad privada del marqués de Revilla, Francisco de Borja Otero Zulueta de Reales, pero en el 2007 se acordó la adquisición por la Administración del Estado.

En 1921, fue testigo del hundimiento del Buque “Santa Isabel”. El naufragio se produjo debido a una extensa vía de agua en el casco por al fuerte temporal que azotaba aquellas costas. Fue el 3º naufragio en importancia ocurrido en las costas de Galicia, y algunos de los supervivientes lograron llegar a nado a la isla.

El Faro está situado al sur de la isla, en el lugar conocido como Punta Besugueiros; construido en 1847  y ampliado en 1954.

 

Sálvora - "click" en las fotos para ampliar

Pero las Rías Altas son tan bonitas como las bajas, destacando desde nuestro punto de vista la de Betanzos, por sus acogedores rincones y la belleza de todo su litoral. Aguas tranquilas en las que poder disfrutar de las altas velocidades que de vez en cuando solicitábamos a nuestro Yamaha 350. Una gozada!

La ría nace en la ciudad de Betanzos, como consecuencia de la desembocadura conjunta de los ríos Mendo y Mandeo. Discurre entre marismas y juncales durante unos ocho kilómetros, para ampliarse notablemente a partir de entonces, y acabar uniéndose a la Ría de Ares en el cabo conocido como Punta Carboeira. Además de los mencionados ríos, desembocan en sus aguas el Lambre y el Baxoi, ambos por su margen derecha.

 

 

 

Ría de Betanzos - "click" en las fotos para ampliar

 

 

Marina Punta Lagoa

 

A los pies del monte de La Guía pegado al mismo Vigo, se encuentra la nueva marina de Punta Lagoa, en donde se ubican las modernas instalaciones de Yatesport, distribuidores de la marca Jeanneau entre otras marcas.

Marina Punta Lagoa es uno de los mejores puertos del norte de España, ofreciendo un entorno tranquilo y de singular belleza. Instalaciones de primera clase con amarres todos ellos dotados de “fingers” de gran amplitud.

En el mismo puerto se encuentran todos los servicios que cualquier aficionado pudiera demandar, desde taller mecánico con muy alta cualificación técnica, a todos los servicios de talleres de fibra y pintura. Punta Lagoa cuenta con dos potentes Travel lift y amplias naves de hibernaje.

Pero si algo verdaderamente debe ser destacado de este moderno puerto deportivo es la calidad humana de los trabajadores de Yatesport. El aficionado se sentirá cómodo y bien atendido. Algo que podemos asegurar no ocurre en todas partes…

Más información.....

 

 

 Ribadeo: Comienza Asturias

 

Esta composición de 3 fotografías muestra lo increíble que puede llegar a ser todo el arco iris sobre la ría de Ribadeo.

En esta ría descansamos varios días esperando a que pasara un molesto frente, antes de proseguir camino hacia el Este. La ría es agradable y su puerto cómodo y bien protegido. En sus cercanías disfrutamos la preciosa playa de las Catedrales tan interesante de ver desde el mar como desde tierra. Está declarada monumento natural por la Consejería de Medio Ambiente de la junta de Galicia. Playas de arena fina y acantilados que durante la bajamar muestra una geología titánica de arcos y pasillos rocosos erosionados en las paredes rocosas de pizarras. Formas caprichosas con de más de treinta metros de altura que recuerdan los arbotantes de una catedral y grutas de decenas de metros, con pasillos de arena entre bloques de roca.

 

Playa de Las Catedrales - "click" en las fotos para ampliar

 

 Haciendo surf con la Jeanneau; Un juego divertido

La costa Asturiana también nos ofreció la posibilidad de conocer bellísimos rincones pero siempre expuestos a la dureza del Atlántico al no disponer de rías tan importantes como las gallegas. Navegando en sus aguas pudimos disfrutar al hacer algo parecido al surf. Las olas que nos entraban en ocasiones de popa al arrumbar a alguna playa o ensenada nos hacían cambiar drásticamente nuestra velocidad. Llevábamos el barco a poco más de 1.000 revoluciones navegando tranquilamente a 6 nudos. Cuando llegaba la ola, de unos dos metros por la popa del barco, este se subía sobre ella mientras el barco se aceleraba casi de inmediato a 18-20 nudos sin tocar para nada la palanca de gases. A veces para arrancar el surf era necesario dar un “empujón” de potencia al motor para terminar de centrar el barco en la cresta y luego bajar gas para permanecer siendo empujados por ellas. Te encuentras más alto que el resto del mar lo cual te ofrece una visibilidad mejorada como si permanecieses subido en lo alto de una pequeña atalaya. Una gozada.

Permanecer subido sobre la ola durante un par de minutos mientras te acercas a la playa a 20 nudos y casi sin meter motor te ofrece una grata sensación, aunque desde luego no tan fuerte como la que pudimos vivir días después en Las Landas francesas…

 

 Millas rumbo Este

El compás no cambió de rumbo durante bastantes días salvo cuando nos adentramos en los diferentes puertos y rincones por los que pudimos pasar. De entre ellos lo pasamos en grande en la preciosa Ría de San Esteban. Allí y aprovechando la marea alta, tiramos río Nalón hacia arriba durante varios kilómetros. Y claro como ya conocíamos el camino de vuelta y los sitios a esquivar, nos obsequiamos con una salida fulgurante de nuevo al Atlántico dejando detrás del barco una inmensa estela blanca. ¡Fantástico!

En Asturias conocimos lugares que si desde tierra ya son bonitos, desde el mar se hacen magníficos. Celorio es uno de ellos, salpicado por distintos islotes que ofrecen una oportunidad fantástica para descubrir rincones llenos de magia y encanto.

En Cantabria y el País Vasco existen muchos pequeños puertos de pescadores con entradas en ocasiones comprometidas pero siempre de gran belleza. Aunque carecen completamente de instalaciones deportivas e incluso en alguno de ellos nos miraban como si fuéramos bichos raros, la verdad es que poderlos ver aunque sólo fuera por un par de minutos nos llenó de satisfacción.

 

 La costa Francesa: Sensaciones fuertes

Y al cabo de 10 días llegamos a las playas Francesas con sus inmensos pinares. Arenales infinitos sobre los que se estrellan las olas procedentes del Atlántico. De vez en cuando algunos bunkers de la 2º guerra mundial mientras disfrutas de un paisaje tricolor de tres bandas. Esmeralda el agua, arena tostada salpicada de verdes pinares, y un cielo azul cian interrumpido por cúmulos blancos y algodonosos.

La plataforma continental del golfo de Vizcaya se levanta hasta menos de 10 metros de sonda en las cercanías de la costa lo cual provoca largas olas rompientes que aprovechan los surfistas a lo largo de más de 200 kilómetros de playas ininterrumpidas.

Sólo existen dos refugios en toda esta larga costa, y que suelen dejar de serlo en cuanto el viento sopla y levanta un poco el estado de la mar. Lo pudimos comprobar. La entrada al puerto de Cap Breton se efectúa por un canal de 50 metros de anchura en cuya bocana se forma una verdadera rompiente que solo los más osados y los lugareños se atreven a cruzar. Una vez cruzada tan impresionante frontera, basta con navegar por el canal durante 600 metros para alcanzar la verdadera entrada al puerto, remanso de paz y tranquilidad.

La rompiente en la entrada al puerto de CapBreton impone al verla por primera vez.

Más al norte no existen más que playas hasta la peligrosa entrada a la bahía de Arcachon famosa por sus inmensas producciones de ostras. Se encuentra a 60 millas náuticas de Cap Breton y separada de esta por interminables playas y pinares. La bahía de Archachon podría ser comparada al Mar Menor en Murcia pero con una entrada desde el océano formada por un extensísimo arenal semihundido en el mar, de 10 kilómetros de longitud por 5 kilómetros de anchura, y barrido en toda su extensión por las rompientes del Atlántico.

Bahía de Arcachon

Cap Ferret

"click" en las fotos para ampliar

Entre tan curioso paraje discurren dos canales de aproximación por los que circulan fuertes chorros de corrientes debidos a las importantes mareas que alimentan este mar menor. El canal de entrada al sur tiene una sonda en el sitio más angosto de 1,7 metros lo cual lo hace inapropiado para muchos barcos. El canal situado al norte tampoco anda muy sobrado de fondo pues muestra sólo 3,9 metros de sonda en su zona más peligrosa.

 

 

Bahía de Arcachon - "click" en las fotos para ampliar

Con la mar llana el lugar es esplendido, pero naturalmente no podíamos tener tan buena suerte. De modo que nuestra entrada fue de infarto en vez de libro. Con buen tiempo y una mar de fondo de 2 ó 3 metros, muy normal en esta zona atlántica, todo el arenal es una inmensa rompiente. Cuando descubres las boyas por las que tienes que pasar, no sabes si sonreír pensando que se trata de una broma de mal gusto, o de una equivocación en las cartas. Total, que tras mucho meditar y muertos de miedo nos colamos hacia dentro, entre dos olas rompientes y con el corazón en un puño. Bien identificada la zona rompiente por la que teníamos que atravesar aceleramos detrás de una ola sabiendo que iba a romper delante nuestro y teniendo la precaución de no dejarnos atrapar por la que venía detrás. ¡Toda una experiencia sobre todo cuando sabes que la impetuosa rompiente tiene más de dos metros de altura, y en medio de las dos olas andarás con dos metros de fondo!

Con el Atlántico como un plato, la entrada al canal de Archachon muestra sus bellos meandros de arena en los que fondean numerosos aficionados. Pero normalmente toda su extensión es barrida por largas rompientes que esconden sus estrechos canales de entrada.

Desde Archachon al Garona quedan otras 70 millas náuticas sin resguardo de ningún tipo. La peor etapa vivida con un viento de proa Beaufort 5 y rachas de 6 que si bien no es demasiado, es capaz de levantar en estas costas de escasa profundidad una mar que me hizo palidecer de susto durante más de 5 horas. Me recordaron a las molestas olas cortas del Mediterráneo pero de color verde clarito y jodidas como ellas solas! Imposible navegar a más de 5 nudos ya que al salir de una ola te incrustabas literalmente en la siguiente, con borreguitos rompientes danzando a todo nuestro alrededor. Entre angustias escuchamos un aviso por la VHF indicando que un catamarán ha volcado por la zona , lo cual no ayudó para nada a tranquilizarnos. Pasamos miedo, es la verdad, pero la Cap-Camarat empujada por nuestro tenaz Yamaha nos consiguió llevar a buen puerto, no sin antes atravesar los fuertes remolinos de la desembocadura del Garona de los que ya habíamos oído hablar, y que nos parecieron hasta simpáticos después de haber sufrido tanto durante la larga aproximación.

 

Donde se juntan las aguas del Atlántico con el agua de la ría de la Gironde, se montan unos remolinos y agitaciones importante. Por fín llegamos a Roya. Ahora comenzaran las sosegadas etapas de los tranquilos canales del Midi…

Acabó la enérgica navegación Atlántica  y ahora el Ride-Sea descansa en un pantalán del puerto de Royan en la misma Gironde, esperando las etapas más tranquilas de todo el recorrido. Aquellas que atraviesan la bella campiña Francesa navegando tierra adentro por los canales del Midi que unen los dos mares, Atlántico y Mediterráneo.

 

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