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Eric Tabarly

 

 

Un marino de los pies a la cabeza, un hombre sencillo. Una persona excepcional, un enamorado del mar. 

En ningún lado está escrito que los grandes hombres tengan derechos especiales al hacerse al mar. En ningún lado está escrito que los navegantes que han desafiado a los elementos durante décadas no puedan ser arrastrados a la muerte por cualquier ola...

Decenas de desafíos, decenas de tormentas, cinco Cabo de Hornos en competición, cientos de miles de millas navegadas por todos los océanos del mundo, vuelcos, desarbolados,… un sin fin de experiencias. Y a pesar ello, Eric murió hace unos pocos años mientras navegaba, arrancado de su barco por un golpe de mar.

 

Nacido en Nantes en 1931, estuvo en contacto con el mar desde su niñez. Pasión por la mar, pero también le gustaba la montaña y la naturaleza, tímido y con una cultura enciclopédica.

 

Siendo joven le compra a su padre el “Pen-Duick” convirtiéndose en su decimocuarto propietario. Con él aprende la navegación a vela hasta desenvolverse en el barco como si fuera una extensión de su cuerpo. Con 21 años pilotaba aviones Lancasters para el ejército Francés volando en la Indochina de los años cincuenta. Con el sueldo acaba por pagarle el barco a su padre. Más adelante se inscribe en la famosa transat OSTAR desde Plymouth hasta Newport en solitario cuyo sugerente lema era “Un hombre, un barco, un océano”.

 

 

A los 32 años manda construir a su amigo pilles Costantini el “Pen-Duick II” de 13,6 metros de eslora con el cual demuestra que lo más importante para un velero eficaz es la reducción de pesos. Su victoria en la famosa regata transatlántica le hace merecedor de todas las glorias e incluso ser condecorado como Caballero de la Legión de Honor. Pulverizó el record hasta entonces mantenido por Sir Francis Chichester en 40 días, logrando cruzar el Atlántico en 27 días!

 

 

 

Su hazaña tiene el efecto de una bomba en una época en la que dominaban los anglosajones el mundo de las carreras oceánicas, rompiendo todos los moldes y pronósticos. Pero Eric, lejos de apoltronarse en la gloria, sigue construyendo barcos y ganando carreras. Lidera el crecimiento de la afición francesa hacia la náutica de recreo, y sirve de ejemplo a otros hombres ya legendarios como Kersauson, Poupon, o Titouan Lamazou…  

 

 

Luego llegó el “Pen Duick III”, goleta de 14,75 metros con la que consigue un impresionante número de victorias, Clasificándose en primera posición en la prestigiosa “Fastnet”. Navega miles de millas hasta Australia para competir y también ganar la “Sydney-Hobart”.

 

 

 

 

 

Para cada regata cambia el aparejo del Pen Duick III buscando la mejor adaptación a cada regata. En esta época también gobierna el trimarán “Toria” afirmando que los multicascos se convertirán sin duda en los reyes de la velocidad, tal y como ocurriría años más tarde. Construye el “Pen Duick IV” un trimarán de 20 metros de eslora con el gana la Transat del 1972 pilotado por su amigo Alain Colas, el cual desaparecería algunos años más tarde tragado por el mar durante una “Ruta del Rhon”.

 

 

 

 

En 1969 decide participar en la Transpacífica en solitario desde San Francisco a Tokio para la cual construye el “Pen Duick V”, velero de 35 pies (limitado por las normas de la regata) y en la cual utiliza por primera vez un nuevo “invento” en barco de pequeña eslora; “tanques de lastre”. Dos depósitos de 500 litros a babor y estribor, y con los que logra sustituir el contrapeso de otros tripulantes. El triunfo conseguido es apabullante con 11 días de diferencia sobre el segundo clasificado!

 

Las victorias continúan año tras año. Mientras tanto Eric manda construir el “Pen Diuck VI” un ketch de 22,25 metros de eslora concebido para la Whitbread (Actualmente Volvo Ocean Race) en la que rompería el palo forzándole a abandonar la prueba. Pero con este mismo maxi diseñado para ser gobernado por una tripulación de 14 personas ganaría años más tarde la Transat de 1976, a pesar de competir contra su amigo Alain Colas con su “Club Mediterrannée” de 76 metros de eslora y a pesar de sufrir 3 temporales con vientos de fuerza 10.

 

 

 

La victoria es tan sonada que se ve obligado a pesar de su timidez, a “desfilar” por los Campos Elíseos frente a miles de compatriotas.

 

Con el “Paul Ricard” equipado con foils bate un nuevo record del Atlántico reduciendo la travesía de 12 a 10 días. En 1997 se embarca junto con Yves Porlier en el “Aquitaine Innovations” como miembro de la tripulación demostrando una vez más su desconcertante humildad y comentando: “…Aunque físicamente ya no soy el de antes, creo todavía poder maniobrar de forma correcta. En todo caso daré lo máximo de mí para no decepcionar a nadie”. Y efectivamente el ”Aquitaine” ganó.

 

Cuando fue interrogado por los periodistas sobre tan exitosa victoria todo su comentario fue “…Saben ustedes, creo que esta ha sido posiblemente mi última regata, …si,  seguro que ha sido mi última regata…”.

 

 

 

El siguiente año le daría trágicamente la razón, pues el 13 de Junio de 1998 desaparece en aguas inglesas del Canal de la Mancha mientras gobernaba su viejo "Pen Duick" hacia Escocia, para participar en una regata de antiguos veleros.

 

 

 

 

 

 

 

 

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   - "Los record del Atlántico" de Eric Tabarly

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