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Navegar con amigos;

o cómo dividir gastos, dormir más en las guardias, compartir vivencias y pasarlo en grande

 

Charter

 

Ahora que está de moda la economía colaborativa con plataformas como UBER para ir en coche compartiendo gastos, ofrecer la vivienda a través de webs como AirB&B, se impone explotar al máximo las posibilidades de compartir el barco por las grandes ventajas que supone compartir un gran viaje.

Nadie rechazaría compartir los gastos de una marina o compartir el precio de alquilar un coche una vez llegados al destino para hacer excursiones, sea en las Islas Griegas o en Santa Lucía.  Pero lo más importante es la flexibilidad que supone compartir un gran viaje con gente que disfrute tanto como nosotros.

 

Vaya por delante que lo importante es encontrar tripulantes que disfruten con la mar y no resulten conflictivos, lo cual dicho sea de paso no es fácil conocer de antemano. Y es que el asunto es algo más peliagudo, que el de compartir durante unos días una de las habitaciones de nuestra vivienda habitual. Para ello, tener unas citas previas para conocer la verdadera motivación, gustos y aptitudes de nuestros futuros tripulantes, es de gran importancia. 

Lo cierto es que navegar con amigos o conocidos con los que establecer una relación de amistad, nos permitirá disfrutar al poder compartir vivencias y contar con gente para realizar tareas a bordo. La pérdida de privacidad queda compensada por la libertad que supone disponer de compañeros que pueden quedar a bordo cuidando el barco por turnos mientras otros bajan a tierra para realizar pequeñas incursiones para descubrir los territorios a los que llegamos.

Alquilar barcos

 

¿Cómo se navega?

La mayoría de los transmundistas van en pareja, lo cual es una opción estupenda. En términos generales, el 60% de los veleros que realizan grandes viajes (no el cruce de la península a las Baleares), están tripulados por marido y mujer, frente a sólo un 15% de tripulantes en solitario amantes de la soledad e independencia. Otro 10% está formado por las tripulaciones profesionales que llevan el barco de aquí para allá, para que el armador pueda pasar las vacaciones en el destino escogido. Y sólo el 15% restante está formado por los barcos que viajan con tripulaciones de amigos reunidos para compartir una gran aventura.

 

 

Actividades del Club Fondear

Actividades Nauticas

Entre las actividades que te ofrecemos, existen algunas que te obligan a alquilar el barco y tu elegir la tripulación, pero existen otras en las cuáles podrás participar en lo que llamamos "Plaza a Plaza", es decir, tu reservas tu plaza sin conocer a la gente con la que compartirás esa actividad concreta.

- Paseo por la ría de Vigo: el puente de Rande, las espectaculars playas del Morrazo, navegación entre bateas

- Bonos experiencia en Galicia: con monitor de vela, compaginamos vela y ocio con una temática diferente cada semana

- Excursión a las Islas Cies: bañarnos en las playas de Rodas y de San Martiño, realizar una ruta de senderismo

- Profundizar en nuestros conocimientos de vela: tres niveles: bautismo, iniciación y perfeccionamiento en la costa vasca

- Semana en Ibiza y Formentera: salidas desde Valencia para singles

- Semana en Ibiza y Formentera: salidas desde Valencia para singles gays

- Semana en Menorca: salidas desde Barcelona

- Participa en la Regata de la Copa del Canal: de Denia a San Antono

- Fin de semana navegando por Ibiza y Formentera: salidas desde Valencia

- Fin de semana navegando por la costa de Valencia

- Aprovecha el traslado de la flota de Mallorca a Tenerife al final de la temporada de chárter

- Salidas de pesca en Alicante: de fondo, de curricán costero

- Disfruta de una singladura gastronómica en Cabo de Palos

 

.... y mucha mas (click)

 

club Fondear

 

Unas cifras curiosas que deberían ser distintas, pues compartir está bien y ayuda mucho en el mar. Navegar con más gente en el barco reduce también la siniestralidad, y así lo contemplan las primas de las pólizas de seguro en el extranjero, en donde uno pagará más si viaja en solitario a si lo suele hacer con un grupo de tripulantes. Diez ojos ven más que dos, y si a nosotros nos pasa desapercibido otro barco demasiado próximo o esa enorme boya peligrosamente cercana, con más tripulantes a bordo las posibilidades de que alguien la aviste se multiplican por el número de tripulantes.

 

Navegar con amigos

Una importante ventaja de navegar con gente durante las travesías largas radica en la disminución de las guardias y del tiempo de vigilancia. Hacer 3.000 millas en pareja puede dejar exhausto a cualquiera, pues obliga a realizar guardias molestas y a dormir no más de 3 horas seguidas durante la noche. Si te agarras un gripazo o te rompes una pierna navegando en solitario el asunto puede convertirse en un auténtico desastre, en pareja en un problema, y con tripulación, en un incidente fastidiado.

Navegar guardias

Cuando llegamos a una costa lejana, al llegar con tripulación reducida o en solitario estamos casi obligados a meternos en un amarre en la marina para poder bajar a tierra a comprar comida o salir a conocer el interior. Con amigos la posibilidad de fondear en una cala y utilizar la neumática dejando el barco custodiado con alguien a bordo abre muchas posibilidades, especialmente en lugares remotos en los que la seguridad no es un asunto trivial, o donde es complicado si no imposible alcanzar una marina deportiva como acostumbramos a conocer en las costas del litoral europeo.  

 

Encontrar la tripulación ideal

Tanto tiempo compartido en un reducido velero destapa, en bastantes ocasiones, la tapa de los truenos de la convivencia. No es raro que varios amigos de toda la vida dejen de serlo tras una densa experiencia en el apretujado espacio de un barco. Conozco casos de amigos que acaban acusándose incluso de las peores maldades, tras la prueba de fuego de 5 semanas juntos.

Incluso tras sólo 5 días de chárter en Baleares hay quien reniega hasta de sí mismo. Pero quizás también nos sorprenda alguien en quien dudábamos de poder congeniar, y que finalmente resulte un compañero ideal de aventuras.

Alquilar veleros

Sé de unos amigos que empezaron la travesía desde Canarias al Caribe en un entorno bien harmonioso, pero a los pocos días de estar en alta mar, y llevados por el cansancio y el mal humor, comenzaron a discutir por asuntos absurdos como si el café tenía demasiado azúcar, o si no era buena hora para comer. El mal ambiente fue dando paso a fuertes mosqueos, tensiones y casi al amotinamiento. En algunos casos, el deterioro comienza porque unos quieren navegar más rápidos y otros prefieren llevar un ruta más tranquila. Unos quieren escuchar rock a todo volumen mientras otros prefieren leer en paz y sin música. Las diferencias de gustos y opiniones pueden pasar de ser ligeras incompatibilidades, a crear grupos separados imposibles de reconciliar en una atmósfera odiosa de la que no es posible escapar.

Elegir unos buenos compañeros con los que compartir la aventura es el primer desafío, y quizás uno de los más relevantes. Es importante informar y comunicar claramente nuestros propósitos ilustrando la ruta, el tiempo de duración, los costes que generarán repartidos a cada participante, el barco en el que se va a navegar, y las condiciones de espacio y organización a la que estaremos limitados. Es más importante encontrar a gente organizada y de buen carácter a otros que sepan mucho de vela pero resulten complicados.

Navegar con amigos

Los que nos vayan a acompañar deben tener claro las prioridades y líneas generales del viaje, y saber si se trata de un viaje de regata, o por el contrario un crucero en el que no tiene mayor relevancia llegar 5 ó 10 días antes o después, mientras que lo que se persigue es disfrutar del viaje sin someter al barco al máximo esfuerzo. Y durante esta presentación deberemos hacer las preguntas oportunas que nos ayuden a evaluar si las personas entrevistadas son o no adecuadas. Presta atención a las sensaciones y la “química” que le transmite cada candidato a compartir tan importante temporada. Y recuerde que cada participante debe tener su propio seguro médico y de accidentes que cubra una posible repatriación en caso de problemas serios de salud.

En un viaje largo hay tripulación que puede hacer una etapa para ser sustituidos por otros que se adapten a los calendarios y fechas necesarias. Para ello es buena idea utilziar webs y servicios gratuitos, como el que por ejemplo tenemos disponible en "Fondear.com" o en el extranjero en sitios como "CrewSeekers". Carteles en Clubs Náuticos y Escuelas Náuticas son también una buena forma de contactar con posibles tripulantes.

Navegar amigos

 

Lograr una buena relación

Aunque no existan relaciones contractuales, dada la naturaleza del proyecto viajero, existen algunas formas de gestionar la convivencia para asegurar un buen entendimiento. Hay que dejar claro los puertos de destino y fechas en las que se espera arribar con cierto margen de flexibilidad, y permanecer en contacto por email con quienes vayan a sustituir a los que acaben una etapa.

Amigos a bordo

Está bien que exista la figura de un “primer oficial” o un “contramaestre” cuyo rol sea la toma de decisiones de media relevancia como tomar un rizo, o cambiar de banda, o de tipo organizativo para establecer turnos o distribuir tareas de mantenimiento, dejando al patrón la toma de decisiones más importantes.

Los asuntos económicos deben ser dejados muy claros desde el principio para no dar lugar a malos entendidos. Qué gastos se comparten, cuales son específicos del armador o fletador, quien pagará los gastos de avión para regresar a España desde etapas intermedias, cómo se contribuye al gastos de gasoil o a unos posibles costos de 10 ó 15 Euros diario en conceptos de comidas y manutenciones, si los gastos de las marinas son a repartir o no, el alquiler de un coche para recorrer el destino, o los posibles gastos de cenas, internet satelital a bordo y demás gastos que pudieran surgir.

Charter con amigos

Los planteamientos pueden ser muy distintos desde la figura de un marinero contratado con o sin sueldo a cambio de compartir una aventura, hasta un pago a riguroso escote de todos los gastos entre todos los vayan a bordo.

 

Organizar el día a día

Para que la tripulación no discuta por nimiedades, es recomendable reglar la mayor cantidad de cosas, y si es necesario hacer excepciones, a que se tenga que discutir cada día y cada vez sobre asuntos de poca relevancia. Cuándo comer, a qué hora cenar, quién lava los platos y en cómo rotar estas tareas, cuánto pueden durar las duchas, cuándo se abre el turno de noche, cuál es el mínimo de limpieza exigible, a qué hora se puede poner música o si por el contrario quién quiera música ha de hacerlo con sus cascos...

Vida a bordo

Los turnos de noche deben solapar a quienes tengan más experiencia con lo que sepan menos. Un buena idea consiste en nombrar a cada miembro de la tripulación como cocinero del día que pueda compaginarse con el turno de quien limpia los platos, de tal forma que se tienda a ensuciar lo mínimo, y crear también un sano espíritu de superación para ver quien cocina mejor y más rico.

Es importante que cada tripulante tenga su espacio vital por pequeño que este sea, con su propio rincón, cajón o estantería en la que tener sus cosas personales, alimentos o medicinas personales, y aunque sea, un mínimo de privacidad. A veces una simple cortina permite crear ese espacio de privacidad en un mismo camarote.

 

 

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