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Cruzar el Atlántico con los Alisios

 

 

Son la 'autopista' para alcanzar las costas del Caribe o del continente americano, desde Canarias o Cabo Verde. Aunque los meses de Noviembre y Diciembre son los normalmente utilizados para la navegación, lo cierto es que Enero, Febrero e incluso Marzo son perfectamente abordables, cuando los alisios están más establecidos y son más potentes, lo cual dar lugar a travesías más cortas.

En general, cuanto más tarde crucemos, más potentes serán estos vientos, pero menos tiempo tendremos para disfrutar la temporada caribeña, antes de tener que salir de la zona por miedo a los huracanes cuyo riesgo irá en incremento hasta alcanzar su máximo durante los meses finales del verano hasta incluso bien metidos en el otoño.

Normalmente la navegación con los alisios suele ser sencilla y sin complicaciones en comparación con otras travesías como la llegada a Canarias desde diferentes puntos de Europa que en ocasiones se puede complicar especialmente si hemos de cruzar el Golfo de Vizcaya. Aunque los alisios pueden ser buscados desde la latitud de Madeira, lo normal es hacer el cruce desde más abajo, a la altura de las Canarias o incluso acercarse más al ecuador hasta Cabo Verde, desde donde tendremos 1.900 Millas Náuticas y el tramo más corto a, por ejemplo, Barbados, frente a tener que hacer un salto de 2.700 Millas si salimos desde Canarias.

Si navegamos con compás en vez de GPS, debemos recordar que existen importantes variaciones magnéticas durante el cruce del Atlántico ya que esta es de 7’30’W en Madeira, o 13ºW en Canarias y Cabo verde, hasta 18º de desviación en mitad del océano, para quedar la cosa en 14º en las islas caribeñas.

Por ello, salvo que seamos extremadamente puristas de la navegación histórica, aconsejamos siempre y sin la menor duda, el uso del GPS para navegar cómodamente por una ruta ortodrómica. Dada la larga derrota a seguir en el cruce, un error pequeño de compás sumado a un error de desviación magnética podría hacernos perder con facilidad una isla del Caribe.

 

El cinturón de los alisios

Partamos de donde partamos, se debe entrar en el cinturón de vientos que proceden del nordeste cuanto antes mejor. El límite superior de este cinturón varía entre los 25º en invierno a los 30º de latitud durante el verano. Por ello es interesante navegar haciendo Sur hasta reducir la latitud y quedar bien metidos en el cinturón de los alisios antes de cambiar decididamente el rumbo hacia el Oeste.

Incluso estando bien metidos en el cinturón, podemos encontrarnos variaciones y cambios imprevisibles en el viento, tanto en dirección como en intensidad, y no es raro tener que eternizarnos un par de días seguidos con calma chicha en mitad del Atlántico, a pesar de ser estos uno de los vientos más previsibles de todo el planeta.

En cuanto a la intensidad, los alisios casi siempre soplarán con un máximo de fuerza 6 (25 nudos) y una fuerza de media de unos 15 nudos en toda la travesía (fuerza 4).

Varían de año en año, y a veces los alisios se consolidan en la latitud de Canarias, o deciden hacerlo más al sur. Una buena ruta es partir de Canarias haciendo Sur-Suroeste hasta encontrarnos a unas 200 millas al norte de Cabo Verde cuando cambiaremos al rumbo 270º o lo que nos marque el GPS en cada momento para seguir la trayectoria más corta.

 

Nubes y alisios

Un indicador de encontrarnos en la buena zona de alisios es observar el cielo con un montón de pequeñas formaciones nubosas blancas y dispersas, como las que solían hacer los antiguos trenes de vapor.

Si por el contrario el cielo se encapota por la popa de nuestro barco con una masa gris plomizo que amenaza con atraparnos, pronto nos veremos en mitad de un chubasco que en el mejor de los casos nos pondrá el turbo en las velas y reducirá nuestro viaje en un buen montón de horas mientras podemos llenar los tanques de agua dulce si disponemos de medios para canalizar el diluvio.

Pero quizás sea más sabio reducir el velamen y rezar para que no nos caiga un rayo encima lo cual es bastante raro aunque no imposible. Ante la duda ganar un poco de Sur disminuye estos riesgos, al menos en términos estadísticos, pues estos chubascos tienden a formarse en los límites del cinturón.

 

El poder de las corrientes reforzando los alisios

La corriente de las Canarias procedente del noreste, cambia de rumbo a lo largo de estas islas a medida que se aproxima hacia las islas de Cabo Verde, en donde se hace marcadamente más Oeste y cambia de nombre para denominarse la corriente ecuatorial del hemisferio norte.

Suelen ser algo más fuertes en invierno y nos pueden sumar aunque de forma impredecible, uno o dos nudos más a nuestra velocidad.

Si rola el viento procedente de una tormenta alejada y este se opone a la dirección de las olas predominantes consecuencia de los anteriores y constantes alisios, se pueden producir mares de crestas afiladas, ocasionalmente peligrosos y siempre molestos, pues acabaremos embarcando algunas olas en cubierta.

Y al llegar al destino, si navegamos a barlovento de una isla caribeña, conviene dejar una buena distancia entre nuestro barco y la costa pues a veces la fuerza del viento y la corriente pueden empujarnos a la costa como ya ha ocurrido con muchos veleros. Esto es especialmente cierto con algunas catamaranes que tiene poca capacidad para remontar el viento y por tanto deben ser cautos ante este tipo de situaciones.

 

La llegada al Caribe

Una de las primeras islas visitadas por la mayoría de los barcos que alcanzan el Caribe son las Barbados, aunque solo sea porque se encuentran 80 millas más al Este que el resto, y arrumbar hacia ellas después desde el oeste significaría luchar por ganar barlovento contra los alisios que nos han permitido cruzar el océano.

La llegada a las Islas Barbados es bienvenida tras varias semanas de mar y mar y más mar, pues además de bien merecer la visita, en ellas encontramos todo tipo de servicios y abastecimientos.

Pero muchos otros barcos deciden saltársela y arrumbar directamente a Granada, Antigua, Santa Lucía o Martinica. Si hemos llevado un rumbo desde muy al Sur, es buena opción dirigirse a Granada o a Trinidad como punto de destino para alcanzar el Caribe.

Recuerde que las luces de los faros cambia a la que estamos acostumbrados a ver en Europa y que la inmensa mayoría de islas están mal iluminadas en términos de ayuda a la navegación, por lo que debemos ayudarnos por las luces de las ciudades y sobre todo consultar el GPS y siempre que podamos calcular nuestros rumbos y velocidades para hacer coincidir la llegada durante el día.

Esto es especialmente importante al arribar a Martinica, Barbados o Antigua ya que a barlovento con los alisios de estas islas, existen peligrosos afloramientos y arrecifes que de día veremos bien pero para nada por la noche.

 

 

 

 

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