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Barcos de Vapor

 

La maquina de vapor supuso un fuerte avance para la navegación, al evitar la dependencia de los vientos. Con ella se modificaron profundamente las técnicas constructivas navales.

Motor de vapor de James Watt

Pero hubo muchos intentos durante los siglos XVII y XVIII hasta conseguirse el objetivo de la propulsión autónoma. En 1698 el francés Denis Papin inventó el émbolo de vapor que pocos años después sería perfeccionado por los Ingleses Watt y Boulton. Ya en 1783 el oficial de marina francés D'Abbans, construyó el primer barco de vapor, el Saona, que consiguió remontar la corriente de un río.

Máquina de vapor de Arthur  Woolf

En 1789 los escoceses, Miller y Symington, construyen otro barco de vapor capaz de navegar a 7 nudos. En 1807 el estadounidense Fulton, establece el primer servicio de transporte naval entre Nueva York y Albany navegando en el río Hudson. Un año más tarde el norteamericano Stevens construye  el primer barco de vapor que realiza una travesía marítima.

En Inglaterra se desarrolla con mucha rapidez y sobre los años 1820, la construcción naval con motores de vapor empieza a ser un triunfo. El barco Rob Roy establece con gran éxito la travesía entre Greenok y Belfast en Irlanda del Norte. Por el año 1835 en Inglaterra se contaban más de 500 barcos de vapor, de los cuales el Sirus y el Great Western son los primeros en cruza el océano Atlántico.

Mientras tanto en Francia, los hermanos Bazin construyen en sus astilleros de Marsella varios vapores como el Sully o el Henry IV, y en 1836 la armada francesa ya posee varios barcos de guerra de vapor. Se forma la compañía naviera de Mensajerías Marítimas con barcos de cerca de 400 toneladas de desplazamiento y 50 metros de eslora, capaces de alcanzar los 7 nudos.

El peor problema es el alto consumo de carbón que hace necesario habilitar tantas bodegas para su almacenamiento que apenas queda espacio para transportar mercancías y pasajeros. Las autonomías eran pequeñas, so pena de no poder llevar nada más que carbón. Pero con el tiempo se mejoraron las tecnologías empleadas en las calderas que consiguieron mejorar mucho el rendimiento, como las de triple expansión. También mejoró la tecnología del propio motor de vapor con las máquinas de retroceso. El consumo de carbón se hizo mucho más tolerable y rentable económicamente, a la par que se mejoraban las potencias de los motores y por tanto la velocidad alcanzada por los buques.


 

 

 

 

 

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